Los Danieles. Rayados

Ana Bejarano Ricaurte

Ana Bejarano Ricaurte

Es peligroso denunciar de violencia sexual a los hombres poderosos. Es casi más riesgoso que llamarlos narcotraficantes, paramilitares o guerrilleros. Creo que es porque en los ojos del depredador sexual, cuando lo desnudan como tal se resta a su hombría. Se genera la sensación de que tenía que imponerse sobre las mujeres para “conquistarlas”. (Claro, “conquistarlas” es el eufemismo con el que se explican la fuerza que ejercen sobre sus víctimas). Y para un señor de esos la hombría es definitoria, mientras que otras acusaciones le suman a esa caracterización. Cuando los llaman acosadores y abusadores se sienten débiles y eso no pueden soportarlo.  

De ese peligro da cuenta el más reciente esfuerzo de la Fiscalía de Francisco Barbosa para silenciar a la prensa y proteger a los presuntos agresores. Para Barbosa ya es una práctica reiterada el emitir supuestas “órdenes de inspección” a medios de comunicación para intimidar a periodistas que no le sirven de ciegos aplaudidores. En el pasado lo hizo con la revista Cambio y Noticias Uno, y esta semana repite ante la Revista Raya

El nuevo abuso de Narciso lo inspira el reportaje del periodista Edinson Bolaños, en el que publica los audios con los que la exagente Claudia Beltrán denunció al coronel José Luis Esparza por acoso sexual en el lugar de trabajo. El material lleva más de ocho años en poder de las autoridades sin que nada pase. Barbosa, en su intento de demeritar a la prensa que sí le hace control a su poder, amedrentó públicamente a los periodistas de la Revista Raya, además de ordenar esa absurda e inconstitucional “orden de inspección”, que en realidad es un ropaje poco sofisticado para allanar medios de comunicación, como hacen los dictadores de Venezuela y Nicaragua.     

La furia de Esparza y su encubridor la desatan en especial los audios del reportaje de Raya en los que se escuchan las intimidaciones de Esparza contra Beltrán mientras ella era su subordinada. Y puede decir misa Barbosa, pero las grabaciones son contundentes. En el transcurrir de los seis audios publicados se evidencia el cambio de tono del coronel Inicialmente emplea una voz dulce y tierna para invitarla varias veces a reunirse, incluso le confiesa en susurro: “quiero verte”, “quiero que me abraces”. Ante la incapacidad de doblegar a Beltrán, empieza a cambiar de estrategia; la cuestiona indignado: “¿usted cree que me quiero comer a medio RIME?”, en referencia a la Regional de Inteligencia Militar Nº 2 en Bucaramanga. Y le recuerda sin sonrojarse: “usted es subalterna mía”. 

Una vez el coronel advierte que Beltrán ha revelado a terceros sus propuestas y estrategias de intimidación le lanza una frase ya muy repetida en estos casos: “usted no sabe cómo es el mundo”. Incluso confiesa que como ella hay más mujeres en el RIME; “como diez”, asegura, y le sugiere que las busque. Termina mofándose de ella con un extraño gemido mientras le dice: “qué miedo”.

El reportaje es contundente y además señala que mientras Beltrán luchaba por denunciar el caso, Esparza fue acusado por su esposa por violencia intrafamiliar, otro caso que también reposa impávido desde hace ocho años en la Fiscalía. Esparza entuteló para silenciar a la Revista Raya y perdió ante el Juzgado Séptimo Penal del Circuito de Bogotá. Ahora se escuda en Barbosa para que intimide al medio de comunicación, uno de los abusos predilectos del autodenominado “abogado más preparado de su generación”. 

La certeza de que a la Fiscalía llegue una mujer cuando finalice el desastroso y dañino periodo de Barbosa tal vez traerá luz sobre tantas denuncias por violencias basadas en género que este y otros fiscales han visto con condescendencia y desdén.

Ojalá que la llegada de una fiscal verdaderamente aliada de la causa feminista implique no solo que se detenga el asedio del ente acusador sobre los medios de comunicación que se atreven a auscultar sus abusos, sino que se inicien investigaciones de tantos crímenes sexuales que a otros señores les han parecido chismes insignificantes. 

José Luis Esparza fue candidato a la Vicepresidencia de la república en fórmula con Íngrid Betancourt mientras las acusaciones en su contra eran ignoradas por el ente acusador que hoy acosa periodistas para protegerlo. Claudia Beltrán vive en el exilio tras recibir amenazas contra su vida y la de su hijo. El tablero sigue ladeado, pero persistiremos y rayaremos con nuestras historias la prensa, las calles, las leyes, hasta que nos escuchen y se haga justicia.
 

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