Un retrato mal hecho

Por Octavio Quintero (El Satélite)

Envía: REDGES

Se quiere presentar a la opinión pública colombiana que, en medio de la “polarización” que primó en la elección presidencial de Estados Unidos, ganó el moderado Biden llamando a la unidad. “Le ganó el centrismo al extremismo. El institucionalismo al populismo”, repican los analistas en los medios de comunicación.

Primero que todo, si escoger presidente en los Estados Unidos entre un demócrata y un republicano es polarización, el electorado estadounidense está polarizado desde Thomas Jefferson en adelante: 1800, hace 220 años.

Queda claro que tratan de pintar en el espejo de Biden a Fajardo, y su cantinela sobre una polarización política inexistente, porque entre Petro y Uribe, lo que hay de por medio no es polarización sino la disyuntiva entre elegir un proyecto de vida o un proyecto de muerte; y vale enfatizar que entre vida o muerte no hay polarización sino disyuntiva.

Pues, al día de hoy, los análisis de esas elecciones coinciden, mayoritariamente, en atribuir la derrota de Trump al errático manejo que hizo, y hace, de la pandemia. Es decir, también se vieron enfrentados, como en Colombia, mutatis mutandis, a un proyecto de vida o muerte.

Si la conclusión es correcta, y todo indica que sí, también están interesados ciertos activistas de izquierda en priorizar un acuerdo entre presidenciables como requisito sine qua non para derrotar a Uribe en 2022, como fue derrotado Trump este año, gracias a la unión de Biden-Sanders. Esa unión también se dio en 2016 en cabeza de Hillary, y fue derrotada por Trump.

Thomas Frank, analista político de The Guardian, dice al respecto:

… “Ding-dong, el idiota se ha ido. Hemos llegado al final de la temporada extrema de desgobierno de Donald Trump. Los votantes han rechazado lo que solo puede describirse como el liderazgo más burdo, vano, estúpido y disfuncional que ha sufrido este país”: Ídem en 2022 sobre Duque.

Y agrega:

… “Durante años, el giro a la derecha de los demócratas fue considerado un gran éxito. Bill Clinton nos trajo reformas favorables al mercado de las reglas bancarias, las relaciones comerciales y el sistema asistencialista. Él, y su sucesor, Barack Obama-Biden, hicieron grandes negocios y elegantes triangulaciones; subsidios sujetos a verificación de recursos y créditos fiscales específicos; medidas de mano dura contra el crimen y programas sociales tan complejos que a veces ni sus diseñadores podían explicárnoslos.  Casi todos los logros políticos celebrados de la era centrista están en ruinas”: Ídem Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos, Duque. ¡UF!

Queda claro, en concepto de reconocidos analistas, que si Trump hubiera diseñado una política sanitaria emergente para enfrentar la pandemia, muy probablemente habría superado la apretada derrota que hasta ahora se niega a aceptar. Luego, el acuerdo partidista entre el centro y la izquierda del Partido Demócrata, importante, por supuesto, no fue, sin embargo, lo más influyente en el triunfo de Biden.

Pasadas las elecciones, la torta electoral en USA revela que el gran electorado blanco, que representa en la torta el 74%, votó a Trump el 55%, contra el 43% a Biden. Esa diferencia en favor de Trump no hubiera sido remontada por Biden si no hubiera sido por el errático manejo de la pandemia,  mirada con recelo por la población hispanolatina, afroamericana y otros inmigrantes que, temerosos de la desprotección sanitaria, se inclinaron a Biden.

Sobre Colombia, queda claro que el centro de poder del establecimiento político y económico tiene en común derrotar a Petro a punta de medios de comunicación, falacias políticas y fraude. Y eso lo lograrán si no hay una fusión por la base, porque la copa ya está jugada. Más que buscar acuerdos con Fajardo, Robledo, De la Calle, Claudia y etc., deseables, más no indispensables, lo que sigue es intensificar la socialización de un proyecto de vida a cambio de un proyecto de muerte. Y, en esa dirección, la agenda que traza la activista de izquierda, Carolina Corcho, en crónica divulgada en distintos medios alternativos (El Satélite, entre otros), último párrafo, es el sumun de todo:

… “Una reforma a la salud que reglamente la ley estatutaria, el acceso universal a la educación, la soberanía alimentaria mediante una reforma agraria, el tránsito hacia las energías limpias, la defensa del proceso de paz, la reforma política que supere los vacíos que dejó la constitución de 1991, la reforma tributaria que grave los grandes capitales, unos mínimos que le permitan al país vislumbrar una esperanza de cambio”.

Ah –agregamos– impedir nuevamente el fraude que le robó a Colombia Humana el triunfo en 2018, porque eso ya quedó claro en la opinión pública.

Fuentes referenciadas en este artículo:

El idiota se ha ido

Lecciones de Sanders a Colombia

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