Por Senén González Vélez
Toronto, Canadá
Para estos tiempos en que se aproximan las elecciones, sobre todo las presidenciales, la ceguera apasionada de la política, impulsa más a transitar en lo absurdo que en lo fundamental y esencial, por eso se recurre a la calumnia como herramienta de poder, para incendiar los ánimos populares.
Esto pasa por la incompetencia de no haber podido aprender para poder ser, y por eso le tuercen el cuello al buen uso de la razón de ser.
No es un juego de palabras, es un proceso de formación integral, para construir el pensamiento sensato que, cuando se carece de este, surgen las posiciones arbitrarias, con rostros dictatoriales y totalitaristas, en que el poder absoluto del gobernante, lo impulsa a controlar de modo radical la vida del ciudadano. Por eso los regímenes totalitarios son dictaduras.
Eso es lo que hacen los gobiernos progresistas, cuando logran el control de todo: aplican el descontrol.
Son las paradojas para entender que no todo lo positivo es bueno, ni lo negativo es malo. El progresismo tiene los dos ingredientes revueltos en indefinible proporción y sentido, por eso es una ideología abominable.
Es la incompetencia y la estupidez aliadas para crear un sentimiento destructivo aplicado como medio de justificación, por la falta de argumentos.
Hay criminales de gestión que se dedican a consumar los asesinatos. Y…están los programadores intelectuales que mueven las cuerdas por debajo de la mesa, para que se consuma el caos.
Cuando la incitación al desorden se hace de manera abierta y declarada, por parte de quien debe conservar el orden, significa, no hay duda de ello, que se llegó al punto crítico, por lo que ya estamos entrando al modo peligroso de un estallido social, utilizando el símbolo de La Paz para aliarla a los comicios.
Así parece que va el rumbo de nuestra patria, que tiene de gabela, lo que resta del presente año 2025 y la mitad del 2026, para saber si nos salvamos o nos hundimos.
Estamos más a merced de las Fuerzas Armadas, que de la legitimad y buena fe del sistema judicial, porque cuando un gobernante no respeta la Constitución y las leyes, se impone la fuerza para su defensa, y si esta no opera, estamos liquidados.
Hoy parece que hasta el mismo ministro de Defensa se le ha notado la incomodidad, al presentir que algo anda muy mal. Parece que sospechara que le están invadiendo su fuero de tolerancia y abuso a su honor militar. Si es así, ¡qué bueno! Felicitaciones, ¡despertó!
Lo cierto es que ya el miedo que marginaba el pensamiento crítico individual y colectivo, pasó la página, porque aquí solo hay dos conjunciones disyuntivas: O me dejo eliminar, o evito que me eliminen primero. Así se está poniendo la situación en el país.
Los ataques a la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, una entidad gremial que es sostén de la democracia, además de irresponsables, confirman el contexto de esta nota, y la desesperación del Presidente que, ligada a su indebido comportamiento en la reunión de la ONU, y su participación posterior en una manifestación callejera, fuera del perímetro de la inmunidad, pro-palestina, no solo abusó del populismo, sino que demostró que está atrapado y sin salida, y eso lo induce a reaccionar de esa manera.
Para decirlo coloquialmente, como ha fracasado, debe por lo menos dejar como heroísmo la irreverencia. En el caribe decimos: Del ahogado el sombrero.
Por el camino que vamos, abundaran más los goleros haciendo aseo, que las palomas regalando paz.
