Punta de lanza. La dualidad de la víbora

Por Senén González Vélez

Toronto, Canadá

A manera de crítica y reflexión.

El domingo 13 de abril comenzó la Semana Santa para los creyentes tradicionales, mientras que para otros, será un divertido paseo de turismo de iglesias, diversión en lanchas, yates, música, o como dice la canción: ‘’playa, brisa y mar, como lo más bello de la tierra mía…’’

Para mí, es una fecha de luto y tristeza, por recordar el terrible sufrimiento y muerte de Jesús el Cristo, Nuestro Señor ordenado por el SUMO SACERDOTE; es decir, que no tiene superiores. En la Biblia es el personaje considerado para ayudar al pueblo en su servicio a Dios. Esos eran Caifás y Anás, los sumos sacerdotes que instaron para que el perverso gobernador Romano, Poncio Pilato, lo sentenciara a muerte mediante un proceso injusto y macabro, exhibiéndolo al público a punta de golpes, latigazos y vituperios. Fue maltratado con sevicia y con el placer de unos criminales, que son como los terroristas de hoy, hasta llevarlo a la cruz para ser clavado, y pinchado con una lanza en su costado derecho. Esos episodios o paseo de la muerte, se le ha llamado: Pasión y Muerte.

Ese era el plan de DIOS, sufrir y morir, para hacernos libres. No obstante, no supimos darle el valor a ese sacrificio, ni menos entendimos aquello del libre albedrío, cuando nos habló que tenemos que tomar nuestras propias decisiones; es decir, escoger entre el bien y el mal.

Nos dio la libertad para determinar con acierto, pero nos agradó acercarnos a la libre determinación, y ahora entendido como libertinaje, para convertir nuestras leyes de conducta en un caos.

Yo celebro su Resurrección, y también, porque todos resucitaremos para encontramos en el infinito de su gloria, en que todos nos reconoceremos. Ese es el premio mayor: La Fe por la causa de Cristo, y por ello, para mí, la muerte es vida.

Me imagino lo que le diría Dios a su apóstol, en los días tenebrosos del gobierno de Juan Manuel Santos y Gustavo Petro, en que aún se sigue de alguna manera vituperando su nombre, violando las normas de los principios, los valores éticos, los morales en tono de burla, o como descarada blasfemia de enfermiza arrogancia, como la que se reflejó en Petro en la catedral de Buga refiriéndose al Cristo Crucificado.

Jesús el Cristo le dice al Apóstol Pedro: allá en Colombia está un tal Gustavo Petro, ese que me dijo: me quito la gorra de mi cabeza, si el Cristo se quita la corona de espinas de la suya. Si él es un jefe de estado Universal, y… yo jefe de estado de Colombia, estamos en igualdad de condiciones. ¿Cómo te parece Pedro? – ¡Que blasfemia!

Cierto es que la Semana Santa es un tiempo propicio para la reconciliación con nuestros semejantes. Para unir a las familias y para armonizar los matrimonios en conflicto. Pero hechos infames como los del emperador colombiano, nos debe servir de ejemplo, para ver que la historia de los perversos se repite acá y en todo el mundo, lo que ratifica que el fastidio a la irreverencia y el desacato de la ley de Dios, nos acerca a los últimos tiempos.

Creo que Dios se empezó a fastidiar de los terroristas que profanan su nombre y amenazan a su tierra prometida.

Esta es una semana especial para pensar en Cristo que dio su vida por nosotros, y a pesar de todo, lo olvidamos y nos distanciamos de su contexto real, para divertimos, lo que me hace suponer, que Jesús, Dios del universo, que lo sabe todo, le preguntaría al Apóstol Pedro. ¿Sabes cuál es el menú para la celebración de mi SEMANA SANTA? ¿Estas enterado? – No, mi señor, responde Pedro.

He aquí el Santo Menú:

Se pondrán los diminutos hilos dentales, tangas con tanganazo incluido. Otros visitaran playas nudistas. Sus cuerpos serán asados por el sol para cambiar el blanco pálido de la rana, por una piel canela, para que el muestrario del CORPUS DE LAS EVAS, ‘’deje al infinito sin estrellas y el ancho mar pierda su inmensidad…’’ -Querido Pedro, ya hasta el ARCORIS perdió su belleza, para convertirlo en un símbolo del ‘’lesbianismo’’. ¡Qué horror, que irrespeto!

Pedro, el mundo está lleno de víboras, y lo más triste es que a pesar de tratarse de personas, muchas actúan como serpientes y son tan letales que matan lentamente la dignidad del prójimo, de mis hijos, los que son semejantes a mí. No los de la simiente. Esos no.

Las víboras están en los gobiernos, en la política, en el sistema ejecutivo, judicial y legislativo; en el ejercicio de las profesiones, en el periodismo, en las iglesias, y en los hogares. En todas partes.

‘’Y… lo más grave, amado Apóstol Pedro, es que la serpiente permeó la familia para quebrar su unidad en torno a MI. Triste estoy, porque me sacaron de la ecuación para darle entrada a la perversidad y a la manada de ovejas con piel de lobo que deshonran el concepto de familia y de iglesia. El Estado Colombiano se consagró en mi memoria, y no han hecho otra cosa que difamar mi nombre, violando las leyes, robando, y atentando contra la vida de la cual el único dueño soy yo. ¡Qué pena siento amado Pedro!’’.

De lo anterior es fácil deducir que, por eso, Colombia está en modo naufragio, porque la bestia de PETRO actúa como la rata más torpe, que no alcanzó el Arca de Noé, por llegar tarde.

Es inconcebible que estando a la deriva en el mar de los errores, Petro abandone la tabla de salvación disponible y a la mano de los buenos asesores que tiene el país para buscar la rectificación, y no lo hizo, prefirió recurrir a nadar el océano, sin saber nadar. No sería extraño que su negro destino de mañana, esté en manos del mismo pueblo que convoca a una constituyente, y sean ellos mismos, los ‘’tiburones’’ que con hambre se lo devoren vivo.

NAYIB BUKELE dijo: ‘’El que perdona al lobo, sacrifica a sus ovejas’’. Colombia eligió al canino salvaje, y ahora no sabe qué hacer para ponerle el bozal, para que no extermine a su pueblo.

En el nombre de Dios pido, que nos libre del lobo.

Deseo a todos que tengan una Semana Santa en Paz, en respeto y en memoria a Cristo Jesús. Yo le pido a Dios, que me ayude a perdonar y perdonarme, para ser más libre de lo que soy.

Confieso que los deseos que siento por ‘descabezar’  a Petro, desaparezcan de mis pensamientos, y me permita invitarlo a la reflexión y a la conversión en CRISTO, invocando el amor y el respeto al prójimo. Aún hay tiempo, para reflexionar, o reaccionar de la mano de Dios, para definir de modo definitivo lo que nos agobia la mente. Dios nos hizo para ser felices.

Esta semana será para mí de reflexión para cambiar de mentalidad y superar lo que trate de frenar mi felicidad y mi cercanía con Cristo.

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