Nada más y nada menos

Por Carlos Alberto Ospina M.

Para salir del embrollo que se repite a lo largo de una gestión hay que coger al toro por los cuernos. Dar muestras de hacer caso omiso como resultado de la crisis, exterioriza el grado de negligencia e incapacidad administrativa para buscar las diferentes formas de solucionarla. 

Alguien debe hablar y decir lo que de otro modo dejan en el tintero los dueños, la junta directiva y el actual presidente del Atlético Nacional. Si bien, la actitud violenta de algunos hinchas no puede llevar a tomar las decisiones ni gobernar al interior de la organización; sería bueno analizar las malas prácticas empresariales, el déficit de innovación, ciertos problemas éticos, y el carácter inconsistente en la contratación de varios cuerpos técnicos y jugadores. Estas circunstancias han dañado la reputación del Club, erosionado la confianza en la entidad y reducido a cenizas su valor percibido.  

El extravío de la misión original de la compañía afecta el procedimiento de alinear a los clientes existentes, dificulta la fidelización de nuevos seguidores, daña el flujo económico de la firma y lesiona el sentido de pertenencia. Fingir con disimulo que no han visto la dimensión de las dificultades es jugar con fuego dado que desatienden las necesidades y las expectativas de los fanáticos verdolagas. 

La posición de prestigio del Atlético Nacional anda de capa caída. La aparición de nuevos competidores en el ámbito local e internacional que ofrecen productos futbolísticos modernos y con mejor calidad, ilustra la mínima adaptación a las tendencias del mercado y a las preferencias del consumidor. En el tiempo en el que se pierde relevancia, los ejercicios orgánicos se traducen en escepticismo, baja notoriedad y pobre credibilidad de la institución, lo que ocasiona un inesperado efecto negativo.

La falta de transparencia en la comunicación sobre el core business (negocio principal), el inoportuno manejo de las redes sociales, las respuestas tardías a una situación difícil, la divulgación de mensajes contradictorios y las relaciones públicas insuficientemente gestionadas, crean desconfianza entre las partes interesadas. El impacto en el entorno inmediato pasa del rumor a la sospecha de escaso compromiso y limitada responsabilidad corporativa.  

Simular que se desconoce la obra maltrecha, dar la causa por terminada, no abordar los factores negativos ni identificar estrategias para mejorar el vínculo con los aficionados y demás grupos de interés; demuestran las razones objetivas por las cuales los hinchas han perdido lealtad y multiplicado el nivel de insatisfacción. 

Cada vez adquiere más importancia el método que permita observar el estado de la reputación, la evolución del mercado deportivo, el horizonte de los simpatizantes, las medidas proactivas y el análisis cualitativo de las distintas las variables que influyen en la conexión emocional que las personas tienen con el Atlético Nacional.

Los escándalos, las controversias, los cambios en el favoritismo, las ineficaces campañas de marketing, las experiencias negativas prolongadas, las amenazas a unos dirigentes, la estrechez mental, la deficiente atención al cliente, la exigua novedad y la posición competitiva en declive; entre otras debilidades, ayudan a entender por qué este Club ha perdido valor de marca. 

Sin reversa, es el momento en que la Organización Ardila Lule entre a considerar dar un paso al costado, puesto que tiene el agua al cuello debido a que presuntamente no le interesó atender los avisos ni prestar atención a los consejos bienintencionados. Nada más y nada menos.

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