Nacidos en noviembre: Antonio Pardo García

Antonio Pardo García, personaje e historia de la radio informativa. Foto CARACOL

Por Óscar Domínguez G.

El periodista Antonio Pardo García no vino a calentar banca. Este 22 de noviembre celebra sus primeros 89 años parihueliando sin descanso. El reposo no se hizo para él. 

Hace dos años realizó el lanzamiento de su libro “100 años de radio, 90 en Colombia” (Ediciones Aurora). Esta biblia de 1.000 páginas originalmente fue adelgazada a 559 en las que narra 280 hitos de la radio y su evolución desde 1920 cuando salió al aire la primera emisora privada, KDKD, de Estados Unidos.

Pardo madrugó a ejercer como telegrafista. Primero leyó en puntos y rayas. Perteneció a la aristocracia de los infladores de cables de los periódicos. 

Estos personajes cogían una noticia corta que llegaba por cable submarino, la traducían si venían en otro idioma y le metían guadua, contexto que llaman ahora. Por ahí se metió hasta convertirse en leyenda.

Le dio vida a la reportería callejera, es responsable de la inmediatez informativa, según su pupilo el pereirano William Giraldo; puso a los periodistas a madrugar a las seis de la mañana para felicidad de sus esposas. Sus audacias marcaron una revolución para la época. No nació para ser un don nadie.

Fue medalla de oro para sus oyentes en grandes transmisiones nacionales e internacionales como los Juegos Panamericanos de Cali, los Olímpicos de Alemania, la llegada del hombre mono (=gringo) a la luna.

A los escasos 21 años, todavía con musgo paisa encima, despachaba como fundador y director de los servicios informativos de Caracol, fichado por don Fernando Londoño.

Decenas le hemos chupado rueda a Pardo, hecho en el barrio Manrique, de Medellín, el Vaticano del tango. Sus lides o párrafos de entrada de las noticias eran festivos como una milonga. Provocaban sacar pareja.

Para inspirarse recitaba el mejor párrafo de entrada que se conoce, escrito por el colega Moisés: En el principio creó Dios el cielo y la tierra (Gn 1).

Don Antonio comparte con su sobrino Javier Baena, el gran reportero de AP, el calificativo de Mr. Lead, apodo dado a este último en Bogotá por la periodista polaca Ana Kipper, quien en 1931 se vinculó a la agencia Havas, antecesora de France Press. Entre los dos Pardos convirtieron el párrafo de entrada en pequeña obra de arte.

Antonio Pardo García, maestro de los maestros de periodismo.

Como la caridad entra por casa, él mismo se daba coba: ¿Qué tal me quedó este lead, mijo?, preguntaba a los perplejos patinadores que ganábamos mil pesitos mensuales. La plata alcanzaba hasta para sí fornicar. Daba pena pedirles reajuste a los Tobón, dueños del Noticiero Todelar, donde lo conocí. Que tampoco lo habrían hecho…

Maestro de periodistas, el enamorado eterno del Pardo toreado en varias epístolas, es de los que regala el pez y enseña a pescar. Mira por la ventana y está dando cátedra. Se sigue gozando el destino periodístico como si estuviera leyendo en puntos y rayas. O inflando un cable de una línea de contenido.

Lo sabían sus pupilos de la Universidad de la Sabana donde lo flechó una de sus alumnas, Miriam Rojas, la mujer de todas sus vidas.

Ánimo, don Antonio, que solo le faltan 11 años para la centuria, límite que le puso su “inventor” radial Fernando Londoño. (Líneas pasadas por latonería y pintura).

INFLADOR DE CABLES

Otro ilustre inflador de cables fue el escritor quindiano Jaime Lopera Gutiérrez. Inflar cables era una de sus funciones en la agencia cubana Prensa Latina, donde laboró con Gabriel García Márquez. Lopera, autor en compañía de su esposa Marta Inés Bernal, de best sellers como La culpa es de la vaca, comentó sobre esa desaparecida actividad:

   “En PL, el señor Norsa recibía de La Habana, en señales morse, el texto de una noticia. Como debía hacerlo a toda prisa, no registraba completas todas las palabras así: «La hab comdte fc visit Ing en Mguez pa celeb aniv rev».  Nosotros (con Ivan Ocampo, Eduardo Barcha, el cuña) redactábamos el cable con titular y todo diciendo:» La Habana, noviembre 22. El Comandante Fidel Castro acaba de visitar el Ingenio en Mayagüez para celebrar el tercer aniversario de la revolución cuyos actos se hicieron también en las demás provincias con ocasión tan especial». Eso es inflar. Luego, como mensajeros y no como copywriters, nos tocaba llevar las copias en papel carbón a los diarios de la capital. 

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