Margarita Guarín de Guarín – Docente de convicción y vocación

Por Edgar Hozzman

. Docente de vocación y convicción, de familia de educadores, prima hermana de Monseñor José Joaquín Salcedo Guarín, quijote de la educación a distancia, un hombre que se adelantó a su tiempo.

La vocación pedagógica la heredaron Monseñor Salcedo y Margarita, de la abuela materna, María Luisa Perry Grey, hija de los emigrantes ingleses, Martin Perry Withmore y María Grey. 

María Luisa Perry comenzó su labor pedagógica como institutriz, labor que fue apoyada y descubierta por el párroco de Busbanza (Boyacá), el prelado Vicente Rojas, tío abuelo de la madre de Margarita, Inesita Torres de Guarín.

María Luisa Perry, renunció a su fe anglicana, se convirtió al catolicismo, para comenzar su labor como educadora de las últimas generaciones del siglo XIX y las primeras del siglo XX.

Margarita nació en Sogamoso Boyacá, hija de Belisario Guarín Perry e Inesita Torres Soler. Su padre fue telegrafista, visitador de correos y telégrafos, colaboró con ACPO (Acción Cultural Popular) Radio Sutatenza, la obra de su sobrino Monseñor José Joaquín Salcedo, abriendo escuelas radiofónicas en los lugares más apartados y recónditos de Colombia.

De la mano de su madre aprende las primeras letras, a entender que la vida es bella, y una razón para superar las dificultades, que con ternura se conquista el mundo, no con violencia, que una sonrisa comienza con otra sonrisa y a valorar las oportunidades y bondades de la vida.

Vivió su adolescencia sesentera entre coca colas bailables, novenas navideñas, animadas por los éxitos de Pacho Galán, “Los Teen Agers”, “Los Corraleros del Majagual “, “La Billos Caracas Boys” “Los Melódicos “Los Graduados” y la fiebre del Twist.

Su familia, seis hermanos, su padre Belisario Guarín Perry a quien Margarita recuerda:” como el héroe de su existencia: sus angustias y tristezas las volvía canciones y poemas; fue la semilla, la tierra fértil, que dio vida a nuestro hogar, a nuestra familia. Su voz amable me guio y animó, en mí vocación de educadora; mi padre fue mi héroe sin mancha”.

Margarita terminó su Bachillerato pedagógico en el Colegio María Auxiliadora de Soacha. Su norte, la investigación, su imaginación avivó su afán por la superación y el amor por la docencia. Estudió Psicología en la Universidad Pedagógica. 

Antes de ejercer la pedagogía, margarita fue una chica Go Go, lució su rubia cola de cabello, atrevidas minifaldas, suéteres, botas, bailó Rock and roll y Twist, admiro a los primeros rockeros de Colombia y fue testigo del auge de las discotecas y la invasión británica, con Los Beatles a la cabeza.

Todo ese maravilloso mundo primaveral lo dejo para aceptar una posición como docente en el colegio departamental de Viotá, Francisco José de Caldas.

Viotá y buena parte de la provincia del Tequendama Cundinamarca, era considerada zona roja, a mediados de los años sesenta por la presencia guerrillera. 

Hoy Margarita recuerda la preocupación de su madre:” En su silencio estaba la angustia, ella con su ternura era un ángel, por su entrega y sacrificio fue una santa, gracias a su admirable razón, entendió mi vocación y compromiso con la docencia, ella fue mi ejemplo y apoyo para continuar adelante”.  

Fueron tres años en los que hice el curso, como ama de casa y madre, logrando una perfecta identidad con su esposo Martin guarín Wilches, Ingeniero forestal quien entendió que la vocación pedagógica de Margarita era la inspiración y la proyección de su personalidad, de su espíritu de educadora. 

“Mi experiencia en Viotá fue positiva, encontré mentes superiores que se identificaban en silencio, en su afán de estructurarse intelectualmente, entendían que para educarse no hay fronteras políticas ni filosóficas. En mi primera experiencia como docente en Viotá, logré un trabajo inolvidable y satisfactorio como profesional”.

Fue trasladada a La Mesa Cundinamarca en 1973, como orientadora estudiantil al colegió Francisco Julia Olaya, para más tarde ser promovida como coordinadora.

Gracias a su personalidad y carácter sorteó exitosamente momentos difíciles del colegio, un paro en el 73 y en el 75 una crisis.

Comenzando el decenio de los ochenta volvió a la Universidad para recibir su maestría en administración y supervisión educativa. 

Al respecto comenta Margarita: “mi afán por la investigación y la actualización educativa y administrativa, eran objetivos que me había propuesto cumplir y para mi satisfacción lo logre”.

No fue fácil para Margarita el volver a la Universidad, por la exigencia de los horarios que debía cumplir; se desplazaba de La Mesa a Bogotá a la 1pm y regresaba a las 3 am para estar al frente de sus obligaciones. 

Fue un sacrificio que la proyectó como catedrática de La Universidad San Buenaventura, en las áreas de administración educativa y la licenciatura básica primaria y preescolar. 

A mediados de los años 80, logró la primera posición para aspirantes a rectores de colegios en el departamento de Cundinamarca. 

Esta calificación fue definitiva para que Margarita Guarín, estuviera al frente de la crisis del colegio Francisco Julián Olaya en el año 90 como rectora, posición que manejo, dándole razón a su ingenio, pasión y vocación de pedagoga, ejecutiva. Margarita agrega: “y un toque de locura”. 

“Fueron 14 años en los que, con dignidad, fe en el futuro, encontramos las fuerzas, hablo en plural, porque fue un equipo con el que trabaje para superar momentos difíciles y ubicar el colegio muy bien a nivel Nacional”

Margarita colaboró en la apertura de los colegios de las inspecciones del municipio de La Mesa. Gracias a su experiencia, pedagógica y administrativa sorteo positivamente estas rectorías, hasta sus respectivas independencias, cada una con rector en propiedad.   

Para Margarita Guarín, lo difícil lo hacía inmediatamente y lo que era imposible para otros le tomaba un poco más de tiempo. 

Margarita, lectora incasable e investigadora, no pierde oportunidad para actualizarse. Su imaginación aviva la llama de la inspiración y afán de supuración.

Margarita es consciente que la docencia responsable y comprometida les abrirá las puertas a las futuras generaciones, creando en ellas la necesidad de superación. Agrega:” quien entiende la importancia de la educación, hace patria”.

En el 2004 se pensionó como rectora del Colegio Francisco Julián Olaya de La Mesa. En el 2007 abre El Nuevo Gimnasio Los Ocobos, paralelamente a su gestión como directora del colegio acepta la invitación que le hace el Ministerio de Educación para que asesore la implementación de las políticas públicas. Recorrió todo el país capacitando y actualizado a las nuevas promociones de docentes.

La docencia para Margarita Guarín es su vida, es su norte. Su personalidad transpira calidez, inteligencia, bondad, sinceridad, su encanto espiritual está en su interior, su carácter le da energía a su vocación de educadora. 

De sus logros para Margarita, el más satisfactorio fue su trabajo en pro de la educación.

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