El malestar de la austeridad

Ilustración Diario del Sur

Octavio Quintero
En Colombia la Corte Constitucional le tumbó al Gobierno el impuesto a la regalías petroleras, induciendo una mayor austeridad presupuestal en medio de visos de recesión económica. En Alemania, el Tribunal Constitucional también le tumbó al Gobierno el Fondo Climático que había dispuesto usar para paliar la recesión económica, obligándole a mayor austeridad fiscal. 

A propósito, una muy bien documentada investigación de los académicos, Ricardo Duque, Mathías Klein y Ana Sofía Pessoa, concluye que la austeridad fiscal, eje central del modelo neoliberal, está llevando a la gente popular, la más afectada con los recortes de gasto estatal, a buscar salidas electorales extremas en procura, intuitiva, de un mejor futuro.

La investigación cubrió 200 elecciones en varios países europeos, evidenciando las consecuencias políticas de lo que aquí se conoce como “regla fiscal”, impuesta con el fin de priorizar el pago de la deuda pública a la banca internacional, por encima de las propias necesidades sociales de los países.
En resumen, dice el documento, “las consolidaciones fiscales conducen a un aumento significativo del porcentaje de votos de los partidos extremos; una menor participación electoral y a un aumento de la fragmentación política”.

Conclusión: Los outsiders, como se dice en el argot político, son otro nefasto resultado de la aplicación, a raja tabla, de neoliberalismo.

La investigación me llegó desde Alemania, impulsada por la brillante economista, Isabella M. Weber, quien observa con gran preocupación, el avance electoral de Alternativa para Alemania (AfD), el grupo nazi de extrema derecha. Al respecto, dice en su cuenta X, @IsabellaMWeber: “Es lectura recomendada para todos los responsables de políticas económicas que piden una consolidación fiscal que, además de inducir una recesión, es probable que impulse aún más al AfD”.

Igual en Colombia: acaban de pasar las elecciones locales con el retorno a importantes cargos de caciques cuestionados social y judicialmente, como en Bogotá, Medellín y Barranquilla. Súmenle a eso, la sistemática labor de desprestigio del Gobierno progresista por parte de una prensa politizada que contrata encuestas de su misma estirpe para medir la imagen pública del presidente Petro, dando el resultado obvio que les sirva para abundar en su campaña. 

Pues, sepan que la austeridad indiscriminada –agrego yo– está arrojando resultados extremos porque, como lo señalamos en reciente nota en esta misma red: (…) “Los Milei son producto de la intuición de los electores, que no tienen razonamiento político, sino frustraciones pasadas y esperanzas futuras”. 

El resultado de esta investigación avisa a los gobiernos que, si van a aplicar austeridad, es contraproducente aplicarla a todos por igual, privando a la población vulnerable de lo que necesita para subsistir dignamente; austeridad significa mejor distribución y moderación en la asignación de recursos, que muchos, y en gran proporción, son capturados por gentes y empresa privilegiadas que, de vuelta, son gente y empresas que evaden, eluden, roban y esconden impuestos en paraísos fiscal.

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