David Parales Bello, el rey del arpa

David Parales Foto Oscar Fabian Bernal T.

Por Óscar Javier Ferreira Vanegas

Su amor por el arpa fue a primera vista. Era un niño cuando vio a un maestro Quintín, de quien no recuerda su nombre, pero aún tiene en la mente la forma como ese hombre deslizada las manos por esas 32 cuerdas del arpa. 

Fue tal su enamoramiento por la música, el arpa y las canciones que se atravesaba a nado el río Arauca para ir a escuchar los joropos y paseos que se tocaban.

El maestro David Parales Bello nació en las sabanas de Maporillal, en el departamento del Arauca el 16 de enero de 1947. Su primera arpa tenía clavijas de palo que le construyó Mario Gueves y quien le dio las primeras clases.

En su casa pasaba horas y horas encontrando sonidos a cada una de las cuerdas, medía la intensidad sonora en la parte de arriba y en la de abajo, afinaba y volví a afinar una y otra vez, ensayaba y volvía a tocar. Le daban las diez de la noche –hora tardísima en esa época—y dejaba a un lado el instrumento cuando aparecía su mamá y le decía: “váyase a dormir ya y deje esa bulla”.

En una Semana Santa estaba descansando en una hamaca cuando se reventó un extremo y cayó con fuerza al piso, situación que le originó una incapacidad de varias semanas, interrumpiéndole sus estudios de Primaria, pero no los de música.

En todas partes se hablaba de la genialidad de un niño que tocaba arpa y sus hermanos le acompañaban con el cuatro y las maracas.

La noticia voló hasta Villavicencio donde el maestro Miguel Ángel Martín se animó y viajó hasta Arauca para convencer a la familia del pequeño David para representar al Meta en un concurso musical en un Festival Ganadero en Socorro, Santander.

El muchacho no se amilanó y los aplausos de los asistentes lo convirtieron en un ídolo. El animador del concurso anunció: “Joaquín Rico, Marco Parales, David Parales Bello, Pedro Parales y Hugo Mantilla Trejos, primer puesto en el Primer Encuentro Folclórico Nacional en Socorro, Santander, 1959, en nombre del Departamento del Meta”.

Recibiendo el “Centauro de Oro” por su trayectoria artística

A la postre David Parales se transformó de inmediato, gracias a su talento en el primer arpista del Meta y en Villavicencio, porque, además, fue el primero en llevar un arpa a la ciudad.

Además, en 1962   fundó la primera escuela de música llanera en Colombia, Academia Folclórica del Meta, situada en el Barrio San Fernando de Villavicencio, con la trilogía Miguel Ángel Martín, Héctor Paúl Vanegas y David Parales. Miguel Ángel dictaba gramática musical, piano, guitarra, y cuatro; Paul, danzas; y yo Arpa».

–¿A quiénes recuerda cómo sus alumnos?

–Entre los más destacados alumnos estaban Jaime Castro, Enrique Ramos, Héctor Paúl; y posteriormente Arnulfo Briceño.

–¿En qué momento se traslada a Bogotá?

–Después en 1964 me trasladé a Bogotá, creando la agrupación “Los Copleros del Arauca» conformado por Jorge Carvajal, Adelso Gutiérrez, Alberto «El Guahivo» Curvelo, Jaime Avella y yo. Con intérpretes como Tirso Delgado, Juan Farfán, Aries Vigoth, Oswaldo Bracho, Miryam González “La Paraulata”, y en 1976 fundé a la Escuela Academia Centro Folclórico del Llano, y realizando giras con mi agrupación “Los Copleros del Arauca».

Las empresas discográficas le grabaron decenas de discos, se convirtió también en uno de los grandes y representativos maestros del folclor en la Sociedad de Autores y compositores, Sayco.

–¿Cómo le fue en Paraguay?

–En 1979 me invitaron al festival del Lago Ypacaraí, me declararon fuera de concurso en la ejecución de arpa.  “Cuando me presenté me sacaban pañuelos blancos en el estadio. Como es el país del arpa, ya me conocían todos por referencia y por discos”, dice.

Amigo y admirador del maestro Juan Vicente Torrealba y de los vocalistas del folclor. “Todos ellos merecen mi respeto y porque han hecho del folclor algo digno para nuestro país”, dice.

–¿Qué le ha dejado el arpa?

–Todo. Gracias al arpa he conocido a muchísima gente, he recibido reconocimientos de mi tierra, de Arauca, del Meta y de la Sociedad de Autores y compositores, Sayco, Además como integrante del Ballet Folclórico de Colombia, viajé por Europa, la entonces Unión Soviética, China y Japón. He sido invitado especial en Cuba, Caracas, Panamá, Paraguay y Argentina difundiendo la música llanera y gritando: “¡Viva Colombia!

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