Colombia mejora ligeramente en el Índice de Percepción de la Corrupción, ¿podrá seguir avanzando?

Transparencia por Colombia destacó el leve mejoramiento del país en la lucha contra la corrupción, por primera vez en los últimos cinco años al pasar del puesto 91 al 87 entre los 180 países evaluados por Transparencia Internacional.

El capítulo colombiano de esta organización mundial recomendó la implementación de una estrategia nacional anticorrupción y mayores sanciones a los corruptos para progresar en la lucha contra este flagelo.

El pronunciamiento oficial de la entidad explicó que en el marco de la conmemoración de sus 25 años, Transparencia por Colombia presenta los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2023 de Transparencia Internacional, movimiento global al cual pertenece la organización colombiana. El IPC confiere puntajes entre 0 y 100 a 180 países, donde 100 indica que un país se percibe como muy transparente, mientras que 0 muestra que es percibido como muy corrupto. Toda calificación por debajo de 50 apunta a que el país enfrenta serios problemas de corrupción. 

Los resultados  

Colombia recibió una calificación de 40 puntos sobre 100, un punto por encima de su calificación en 2022. A pesar de que el nuevo puntaje no implica un cambio estadístico significativo, si se compara con las puntuaciones de 39 sobre 100 de los cinco años anteriores y de 36 sobre 100 desde el 2012, por primera vez habría expectativa de una tendencia de mejora en el índice. No obstante, cumplir con esa expectativa implica avanzar de manera más decidida en la lucha contra la corrupción en el país.  

En el ranking global, Colombia ocupó el puesto 87 entre 180 países evaluados, al ascender cuatro posiciones en relación con el 2022 y ubicarse nuevamente en la posición en la que se encontraba en 2021. Este cambio de posición en el ranking en parte se explica porque algunos países (Tanzania, Surinam y Guyana) con los que Colombia compartió la calificación de 39 sobre 100 en 2021, mantuvieron el mismo puntaje del año pasado. A su vez, cabe resaltar que hubo un ligero descenso de otros países (Vietnam y Sudáfrica) que superaban a Colombia en 2022 en más de tres puntos y que en esta ocasión solo lo superan por un punto. 

El promedio global se mantuvo nuevamente en 43 puntos sobre 100, lo que también indica que el 83 por ciento (149 países) de los 180 países evaluados enfrenta graves problemas de corrupción. Los países con mejores puntajes fueron Dinamarca (90), Finlandia (87), Nueva Zelanda (85), Noruega (84) y Singapur (83), mientras que los países con peor puntaje fueron Somalia (11), Venezuela (13), Siria (13), Sudán del Sur (13) y Yemen (16).  

Para el caso puntual de las Américas, el promedio se mantuvo en 43 puntos sobre 100 por quinto año consecutivo. Los países con mejor resultado fueron Canadá (76), Uruguay (73), Barbados (69), Estados Unidos (69) y Chile (66), mientras que los que tuvieron peor desempeño fueron Venezuela (13), Nicaragua (17), Haití (17), Honduras (23) y Guatemala (23). Cabe señalar que, de los 32 países considerados por el IPC en esta región, 21 enfrentan graves problemas de corrupción.  

Colombia y las claves para una mejora significativa  

A pesar de la leve mejoría en el índice, el puntaje de Colombia sigue siendo insatisfactorio lo cual evidencia los graves problemas de corrupción que aún enfrenta el país y que menoscaban los derechos fundamentales de gran parte de sus habitantes. Por ello, es importante avanzar en la lucha contra la corrupción de forma sistémica y estructural. Estas son algunas claves. 

  • Es prioritaria la formulación e implementación de la Estrategia Nacional Anticorrupción incluida en artículo 200 del Plan Nacional de Desarrollo. Su principal reto es convertirse en política de Estado, de corto, medio y largo plazo con acciones concretas y que permita articular esfuerzos con las diferentes ramas del poder público, dando a la vez una mirada particular a  las necesidades  de los territorios. Entre otros aspectos recomendados por Transparencia por Colombia, la Estrategia debe considerar el fortalecimiento institucional para la lucha contra la corrupción y el avance en medidas preventivas, en particular un mejor acceso a la información pública por parte de la ciudadanía y del periodismo, y avanzar en mecanismos novedosos de transparencia y rendición de cuentas de la gestión de los recursos públicos. 
  • Es importante reconocer y hacer énfasis en que la corrupción no solo envuelve la pérdida de los recursos públicos, sino que tiene efectos nocivos en diversos ámbitos como el medio ambiente, deja víctimas y causa graves daños individuales y colectivos. De aquí que sea recomendable abordar la corrupción desde un enfoque más amplio que aborde su relación directa con otros delitos, la vulneración de los derechos humanos y la reparación de los daños y las víctimas. 
  • Resulta necesario fortalecer las capacidades de la justicia y de los organismos de control para actuar ante estos casos y sancionar de manera ágil los hechos de corrupción, respetando el debido proceso. Se debe garantizar la independencia de las instancias judiciales e impedir que el abuso de poder político, el soborno y otras formas de corrupción influyan en sus decisiones. Este es un aspecto altamente relevante que debería considerarse por parte de la Comisión de Reforma a la Justicia recientemente conformada bajo el liderazgo del gobierno nacional.  
  • Es prioritario que el Congreso avance en la discusión del proyecto de ley de protección a denunciantes de actos de corrupción radicado a finales del año pasado en la Cámara de Representantes, y que se fortalezcan los canales de denuncia de corrupción. 

Todas estas claves deben estar acompañadas por un liderazgo ético desde el más alto nivel del gobierno, de manera que los ajustes a nivel normativo, institucional y cultural se vean reflejados en una mejora sostenida en los resultados del índice. “Avanzar en la lucha contra la corrupción, significa avanzar en el bienestar de todo el país. Nuestros esfuerzos deben ser más contundentes, mostrar más resultados. Debemos rechazar que ser corrupto sea normal y sumar esfuerzos desde todas las orillas para vencer la corrupción”, señala Andrés Hernández, director ejecutivo de Transparencia por Colombia.    

Es hora de poner fin a la impunidad de la corrupción El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de 2023 muestra que la corrupción está prosperando en todo el mundo.

El IPC clasifica a 180 países y territorios de todo el mundo según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, con una puntuación de 0 (altamente corrupto) a 100 (muy limpio).

Más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50 sobre 100, lo que indica claramente que tienen graves problemas de corrupción.

El promedio mundial está estancado en sólo 43, mientras que la gran mayoría de los países no han logrado avances o han disminuido en la última década. Es más, 23 países cayeron este año a sus puntuaciones más bajas hasta la fecha. Injusticia y problemas en la cima.

La tendencia mundial al debilitamiento de los sistemas judiciales está reduciendo la rendición de cuentas de los funcionarios públicos, lo que permite que prospere la corrupción. Tanto los líderes autoritarios como los democráticos están socavando la justicia. Esto está aumentando la impunidad por la corrupción, e incluso alentándola al eliminar las consecuencias para los delincuentes.

Actos corruptos como el soborno y el abuso de poder también se están infiltrando en muchos tribunales y otras instituciones judiciales de todo el mundo.

Donde la corrupción es la norma, las personas vulnerables tienen un acceso restringido a la justicia, mientras que los ricos y poderosos se apoderan de sistemas de justicia completos, a expensas del bien común.

Los países que ocupan un lugar alto en el IPC tienen su propio problema de impunidad, incluso si esto no se refleja en sus puntajes. Muchos casos de corrupción transfronteriza han involucrado a empresas de países con las mejores calificaciones que recurren al soborno cuando hacen negocios en el extranjero. Otros han implicado a profesionales que venden secretos o que de otro modo permiten a funcionarios extranjeros corruptos.

Y, sin embargo, los países con las puntuaciones más altas a menudo no persiguen a los perpetradores de la corrupción transnacional y a sus facilitadores.

La corrupción seguirá prosperando hasta que los sistemas de justicia puedan castigar las malas prácticas y mantener a los gobiernos bajo control.

Cuando se compra la justicia o se interfiere políticamente con ella, es la gente la que sufre.

Los líderes deben invertir plenamente y garantizar la independencia de las instituciones que respetan la ley y luchan contra la corrupción. Es hora de poner fin a la impunidad de la corrupción. François Valérian Presidente de Transparencia Internacional

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