
Desvertebrada. Sillas vacías
“Que la lucha por la paz no nos cueste la vida”.
“Que la lucha por la paz no nos cueste la vida”.
Es la patrona de quienes trabajan con explosivos y otros cacofónicos artefactos. Es invocada en las tempestades.
De ahí a llorar por dentro en señal de alegría por el gesto, mitad ético, mitad estético, solo hay un paso.
Ha sido liberal de todos los colores.
En los partidos de la final Nacional-Tolima hubo goles insólitos como un elefante bonsái.
Estrenaremos una izquierda a la criolla, según el mensaje conciliador del nuevo mandacallar caribe.
Démosle una oportunidad a la paz y a la música de carrilera.
Nos convirtió en esclavos del “like”, el nuevo nombre de la vanidad.
Me arregló el resto del semestre y me hizo olvidar la campaña electoral
Su extensa hoja de vida provoca el inútil pecado de la envidia
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