Una segunda oportunidad de la mano de Uniminuto

Aun bajo la vigilancia de sus carceleros, siete colombianos privados de la libertad alcanzaron sus grados universitarios como una segunda oportunidad para servirle a la sociedad.

Por Julián Escobar

El martes 30 de abril en Valmaría, Bogotá, se graduó un grupo de siete privados de la libertad como profesionales de Administración de Empresas de la Universidad Minuto de Dios. 

A la ceremonia asistieron personalidades como el Padre Diego Jaramillo, presidente de la Corporación Minuto de Dios, el viceministro de Justicia Camilo Umaña, directivos del campus, entre otros. 

El encuentro académico es una muestra de los procesos de resocialización que hay en el país para la población carcelaria. Es también un punto de lo que se debe mejorar para que haya oportunidades en el país en un grupo poblacional donde la escolaridad es un área para mejorar. 

Un grado muy emotivo para las familias de estos graduados, con una gran oportunidad para el país. Se ha planteado para llevar a cabo un proceso de resocialización la educación como eje fundamental y es algo en donde falta bastante por hacer. 

El viceministro Umaña dijo que solamente el 4% de los más de 130 mil privados de la libertad tienen un pregrado. La oportunidad de llenar ofertas laborales en sectores como la agricultura donde hay un proceso muy fuerte de envejecimiento en la población o el de las tecnologías de la información que hoy adolecen por falta de mano de obra, hace que sectores que el común denominador de la población no está llenando las plazas laborales, haya alternativas para ese desarrollo.  

Los graduandos durante la ceremonia de entrega de sus títulos universitarios en el claustro de UNIMINUTO , están preparados a servir a Colombia cuando recuperen su libertad.

El convenio que se hizo entre el INPEC y Uniminuto, marca otro hito de la universidad. Es apenas obvio que para algunos pudo haber escepticismo por el tipo de población que participó en este tema y hoy deja un mensaje que sí se debe creer en segundas oportunidades.  Además, estas alianzas entre instituciones resaltan el valor fundamental de la solidaridad, dentro del cual el Padre Rafael García-Herreros fundó la obra del Minuto de Dios. 

Comentó Luis Jorge Escobar, Registrador Nacional de Uniminuto y asistente a la ceremonia, que la universidad cuenta con más de 170 mil egresados, un modelo basado en llevar la educación a las regiones y que ha sido exportado a países como Costa de Marfil donde también ha sido exitoso. Estos grados ayudan a robustecer esa misión que hoy lleva a que el Padre García-Herreros esté en proceso de canonización. Para la Iglesia Católica, un milagro debe ser perdurable en el tiempo y con las cifras ya presentadas, podría haber una parte de la ilustración que necesitan para tomar su decisión.

Estos grados son muestra de que en una población donde más del noventa por ciento no tienen bachillerato, hay mejores caminos que delinquir. Algunos de los graduados manifestaron su deseo de cursar una maestría o una especialización, lo cual genera una rutina, cosa probada en la sociedad para evitar caer en malos hábitos. 

Ojalá que, en estos tiempos tan convulsionados de inseguridad, secuestros, corrupción en los gobiernos y otros delitos, estos siete nuevos profesionales fueran ejemplo para tantos que tienen maldad en su corazón. 

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