Punta de lanza. La feria de las infamias

Palacio de Justicia en Bogotá. Foto institucional

Por Senén González Vélez

El hombre de bien, siempre defiende sus principios, por encima de todas las circunstancias, por más adversas que sean las consecuencias.

No hay nada más doloroso y deplorable para los sentimientos, que ver como la condición humana es atacada con cizaña y sevicia, sobre todo, para deleitarse viendo sufrir a nuestros semejantes en el padecimiento por la impotencia y la incapacidad para defenderse, ante el poder de la calumnia, o de las apreciaciones absurdas de los administradores de la justicia, como es el caso del ex presidente, Álvaro Uribe Vélez, y el de un juez de Cartagena, el doctor Ramiro Flórez, quien se atrevió a defender los principios y valores como centro moral del equilibrio, para aplicar las leyes, antes que honrar las aberraciones contra natura, de casar a dos mujeres mediante el matrimonio civil.

El caso del expresidente Uribe Vélez se volvió insólito, pues le aplican persecuciones de toda índole, que giran más entorno a venganzas y desquites políticos en forma calumniosas, recurriendo a falsear la verdad, a su gestión presidencial. Mientras que hay muchos sueltos que están incursos en delitos, para citar un solo ejemplo, el caso de Odebrecht, cuyos personajes, hasta hoy, son intocables.

Hemos llegado a tal punto de la degeneración, que los argumentos jurídicos para definir la dignidad humana y aplicar la ley, no se ajustan al derecho, sino a las ideologías políticas de turno.

Por esa razón, ya estamos bajo un régimen de decisiones políticas, más que bajo los mandatos de la Constitución y las leyes.

Un testigo falso, con un prontuario de crímenes espantosos, tiene más credibilidad que un hombre de bien. Eso ya es el colmo de la inversión de los valores.

La palabra del criminal tiene más dignidad que la del hombre honrado.

La libertad de opinión está amenazada. Y el orden de los principios, vilmente transformados, y a merced de los placeres y las injusticias.

La independencia de los jueces hoy día, está sometida a la ley del embudo, que se entremezcla con las corrientes progresistas a tal extremo que la solvencia moral de un juez, hoy está más sujeta a la nueva costumbre del sistema de la holgura, impuesta por el libre desarrollo de la personalidad, que al orden lógico de la naturaleza. Es claro que hay notables excepciones.

El todo se vale, pareciera convertirse en la esencia del espíritu de la ley que, al tenor de estos tiempos, se le considera como virtud, cuando en realidad es un terrible defecto, que por la complacencia colectiva, se abre camino para que impere el facilismo y el tráfico de influencias, por encima del mérito y del buen actuar, que pasó a convertirse más que una virtud de admirar, en un obstáculo para los corruptos, y por ello, nos combaten, nos persiguen, porque somos un inmenso estorbo.

En fin, no sabemos para dónde va el país, ni menos su seguridad y su dignidad, porque hoy cumplir con el deber, es un peligro, y no estar de acuerdo con las posturas que atenten contra nuestros principios, es doblemente peligroso.

Este preámbulo para referirme a dos sucesos que me han causado preocupación. El primero se remite al llamamiento a juicio del ex presidente, Álvaro Uribe Vélez, por los supuestos delitos de compra de testigos y fraude procesal, imputaciones que seguramente son calumnias, producto de las angustias presidenciales del actual gobierno, que maquina como el comején ante el peligro del fracaso a la vista, de un modelo político fallido en el continente, como lo encarna el progresismo.

Debo repetir como así lo he dicho muchas veces, que no soy amigo del ex presidente Uribe Vélez, jamás he hablado con él, no pertenezco ni he pertenecido al Centro democrático, soy un liberal independiente. Pero nada de eso me impide que lo admire.

En su Gobierno hubo errores, claro está, porque era de humanos, pero muchos más aciertos, y eso no lo olvida la gente consciente del país.

El pecado de Uribe Vélez, a juicio de sus detractores, algunos ya arrepentidos, se debe a que el expresidente se les volvió un líder de certeros argumentos contra la izquierda progresista que se hizo sentir en toda América Latina, lo que incomodo notablemente al movimiento PROGRE, que camina a base de engaños en todo el continente americano.

Para destruir a Uribe Vélez, había que frenarlo, o debían asesinarlo, pero por fortuna hasta ahora, optaron por calumniarlo. Para tal efecto, la oposición contra él, debía conseguir dos cosas: meterlo a la cárcel para amordazarlo, o generarle desmoralización o un infarto por la zozobra permanente, en la que la vida propia del ex presidente y de su familia, como de sus bienes se pusieran en la balanza de la extinción. Es decir, ‘’matarlo’’ en vida.

Hoy en vista que su simpatía crece en el país, cosa que es una amenaza para este nefasto gobierno, se le revive el proceso contra Uribe Vélez, y se lleva a cabo dentro del mandato de la nueva Fiscal General de la Nación, de quien se sabe más de bueno que de malo. Cualquier determinación que tome, luego llegará al despacho de juez que tendrá la ultima palabra.

Si todo este Víacrucis no ha matado al ex presidente, ni menos desmoralizarlo, creo que la fe de la justicia y Dios se harán presentes en este caso, que ojalá sea el último capítulo de la lamentable e injusta agonía, para que este ciudadano notable lo dejen en paz.

De todas maneras, para los progresistas, el dolor de cabeza no termina, porque ahora la voz femenina se alza, con argumentos y coherencias y la lucha sigue, y creo que el ex presidente saldrá más fortalecido. De otra parte, los organismos como las cortes, tienen una visión distinta de la situación del país, y eso otorga más tranquilidad en la aplicación de la justicia.

El segundo caso, se refiere al señor Juez 10 Civil Municipal de Cartagena, el doctor Ramiro Flórez, quien hace dos años,aproximadamente, se negó casar civilmente a dos mujeres, y el argumento del Juez, oriundo de la colonial y bella Mompox, fue precisamente, porque tal determinación iba en contra de sus principios y creencias morales y religiosas.

Ramiro Eliseo Flórez, el juez de Cartagena que se negó a solemnizar un matrimonio civil de dos mujeres, en cumplimiento de sus valores morales. Foto Ahora In

Digresión: Advierto: solo conozco al señor juez Flórez, por sus buenas referencias, su carácter, rectitud y valores éticos y morales. Jamás he cruzado palabra alguna de manera personal con él. Ni he litigado ante su Juzgado.

Al parecer su determinación, le hizo acreedor a una sanción por parte de sus superiores, que lo inhabilita por 15 años para ejercer y ocupar cargos públicos, inclusive el ejercicio profesional.

Sabido que la decisión es apelable, me parece, personalmente, exagerada y abusiva, y mucho más que es el colmo que el superior ponga al nivel de la disciplina, los principios y valores morales del juez Flórez, antes, deberían ser estimados, como el faro luz, que ilumine la compostura de todos los jueces de Colombia, y más, cuando el recurso del impedimento existe, y por analogía a la incomodidad para fallar, pudo habérsele aceptado su negación a casar a dos personas del mismo sexo.

Admiro la posición del juez, y yo en su caso, hubiera hecho lo mismo. Ahora bien, si existe la figura de los impedimentos, como antes los dije, por razones de parentescos, por enemistades o por cualquier motivo, que empañe o perjudique la decisión en derecho al dictar una sentencia, ¿por qué ha de castigársele, porque se declara impedido al no casar a una pareja dispareja, compuesta por dos mujeres? ¿Acaso el juez 10 es el único entre los jueces? ¿Porque obligarlo? Que yo sepa, la justicia es ciega pero no es tirana, ni debe actuar como verdugo cuando el juez, que es su representante, defiende sus principios y valores. ¿Qué se podría pensar de los jueces, o magistrados que tienen un color político, que al fallar lo hagan en ideología y no en derecho? Eso es peor. Lo correcto es el principio y el dictamen de la conciencia, no de la doctrina política.

Si el juez o magistrado se centra en la ley, sin tener en cuenta también el espíritu de su propia y sana conciencia para administrar justicia, considero que su aplicación y fallos, no son del todo puros.

Colombia está perdiendo su camino, no solo con la perdición moral, sino que vertiginosamente va en retroceso económico, con énfasis en sacar del camino a las figuras patrióticas y la juventud decente y honesta, que son el obstáculo para que el progresismo siga carcomiendo las estructuras del Estado de Derecho y la democracia.

Y de otra parte, con el proceder de los que castigaron al juez Flórez se está lastimando a los jóvenes que inician su judicatura, desestimando la defensa de sus principios y valores, ante la aceptación de lo absurdo.

Existe un fuero interno en cada uno de nosotros, en que todo nuestro accionar se inicia sobre los postulados de los principios y buenas costumbres, que debe tenerse en cuenta y debe ser respetado.

Tanto lo que están haciendo contra el señor ex presidente Uribe Vélez como por la inhabilidad del juez Flórez, es simplemente una INFAMIA.¡NO TODO LO LEGAL

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