El hombre, especie en extinción

"anónima" selfi

Por Oscar Domínguez Giraldo

Una amiga y colega de cuyo nombre no pienso acordarme, me felicitó a regañadientes por el día del hombre (nov. 19). De paso, se dejó venir con algunas banderillas:“Lo digo sin sorna: Debe ser muy berraco ser hombre.

La vida le cobra caro la comodidad de orinar parado, no esperar con angustia la llegada de ‘aquella’ y desconocer la preñez.

Claro que las cosas están cambiando y muchos de tus congéneres matarían por poder usar un protector de panty  y un tampón con aplicador.

En las cajas registradoras de los grandes almacenes pueden verse hermosos muchachos con las cejas depiladas y turgentes labios excesivamente rosados. Esos pueden recibir regalos en el fenalquísimo día de la mujer.

El hombre serio, cumplidor de su palabra, respetuoso de las normas, inteligente y emprendedor, igual que el oso de anteojos, está en vías de extinción”.Mi respuesta:Provocadora amiga, o “femenina”, como dicen los partes policiales, salud.

Así nos decretes la extinción, gracias por las desganadas felicitaciones a los “masculinos”, extraño sinónimo de hombre que también circula.

La noticia sobre el día del macho no apareció ni en el pasa del periódico.Pésima idea celebrar el mismo 19 de noviembre los días del hombre… y del inodoro. No es tu culpa, lo sé. Es de las Naciones Unidas.

Sigamos.El olvido que fuimos este 19 comprueba que los varones estamos sin inventar del todo; que somos prescindibles, como las crispetas. (Los hombres imprescindibles hace rato están en el cementerio, decía Napoleón, uno de ellos).Ni nosotros nos dimos cuenta de la efeméride.

El sujeto proUstático que me devuelve el espejo me preguntó si nos merecemos la celebración.

Guardé silencio ante semejante sarcasmo.Hasta los comerciantes quedaron mirando p’al páramo. No vendieron un calzoncillo más.

Dices que es berraco ser hombre. Tampoco. Uno nace a temprana edad -lo dijo Marx, Groucho, no Carlos-  con la pequeña diferencia incorporada, y a ejercer como varones se dijo.

Felizmente, los hombres no tenemos que rendir en casa y en la oficina como les toca a ustedes en plena liberación femenina ¡Qué tristeza! Sigan así…Eso sí, ya es casi imposible orinar de pie, uno de los últimos bastiones del orgullo masculino.

En muchas casas, las amas de casas, convertidas en activistas furiosas, capaces de poner en fuga una mapaná de una malacara, obligan al cliente a orinar sentado si quiere salir vivo o con la silla turca en su sitio.

Domesticamos el rayo, le descubrimos el punto G al átomo, podemos convertirnos en puré de eternidad con Trump a un estornudo del botón nuclear, pero nada que dominamos el chorro, en ninguna de sus fases: apertura, intermedio y final, dicho en el idioma de la música, el ajedrez y las noticias.

Si a eso lo denominas una conquista, allá tú. Yo diría que son meros gajes del oficio. En este campo no nos cambiamos ni por Dios mano a mano.En cuanto a la venida de “aquella” y de la preñez, déjenlas para ustedes. Están en muy buenas manos. No resistiríamos quedar embarazados ni siquiera parcialmente.

Natura es sabia. El bulto sabe a quién le sale.No despotricaré del gremio “al que me honro en pertenecer”. Tampoco voy a declarar en contra mía. Allá los que se gastan sus denarios en manicure, en cejas sutiles o en “labios turgentes” .

Respeto el libre desarrollo de la personalidad de las femeninas y de los masculinos.Y aunque nos decretas la extinción como al oso de anteojos, te aseguro que hay varón domado por millones y “millonas” de años más.

“Mientras haya mujeres habrá poesía”… y machos alfa dispuestos a incomodarlas.

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