Por Gabriel Ortíz
Empezaron a lanzarse los sucesores de Petro. Unos creen que terminará antes, otros que habrá cansancio y los aventajados esperan el cambio prometido.
Hay exceso de aspirantes que empiezan a mostrarse en público y en privado fabricando coaliciones o montando campañas para desprestigiar a quienes tengan posibilidades.
Vargas Lleras y Claudia López tomaron la delantera para lograr mayorías de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y ediles en las elecciones del 29 de octubre.
Ninguno de ellos reconoce afortunadas gestiones en quienes hoy manejan la cosa pública. Menos duro ha sido el exvicepresidente, porque la alcaldesa se ha venido con todas.
Claudia tiene desesperada ansiedad. Ataca a Petro y quien se cruce en su camino. Con afán sepulta la primera parte de su alcaldía.
Sus dos primeros años fueron vacantes que ocasionaron el deterioro de una capital que reclamaba reformas, seguridad, obras, progreso y desarrollo. Inició su tercer año desbaratando y paralizando lo poco que funcionaba. No existe vía, calle o avenida que no haya estropeado, ocasionando un caos que hizo florecer la inseguridad. Atracos, robos, extorsiones, atropellos, microtráfico, asesinatos y modalidades de secuestro, fueron moneda corriente. La movilidad contribuyó a todo lo anterior, porque la parálisis benefició al hampa. Todo se lo ha endilgado a la policía, quien según ella, le “raponeó” un grupo de agentes preparados por el Distrito. La institución dice lo contrario.
La ciudad está en poder de la delincuencia, pero la alcaldesa con viveza la ubicó en la 7 con 98 -su predio-, para eludir sus responsabilidades. Los centenares de cámaras que solo controlan una velocidad que nadie conoce en Bogotá, debería dedicarlas a reforzar la seguridad.
En su último año y medio la alcaldesa no puede ver una calle en buen o regular estado. De inmediato la llena de maletines y pone a dos obreros a intervenirla. Esa parálisis dura meses.
Esa, a grandes rasgos, ha sido la “brillante” labor de una alcaldesa que ahora acusa a otros de su discutible gestión. Es su forma de llegar a la Casa de Nariño en el 26.
Nadie sabe qué sucederá con el flamante presupuesto de la Capital durante la “ley de garantías”, ni con la repartija que se hará en los 1.100 municipios, los departamentos y el gobierno nacional, para incrustar los candidatos que favorezcan las pretensiones de los actuales gobernantes.
Regularmente llegan a sus nuevos cargos super endeudados con los contratistas que financian las campañas y que al final son quienes manejan los presupuestos. Ahí también figuran los grupos subversivos que permiten la realización de las elecciones.
Estos 4 meses son cruciales y altamente preocupantes para un país que no ha podido librarse del caos inagotable en que lo mantiene la corrupción.
BLANCO: El libro de Orlando Supelano sobre Colombia un país herido por guerras y conflictos, que hasta se reciclan.
NEGRO: Hace 25 años el ELN, ofreció acabar con el secuestro y la extorsión, durante los acuerdos de Viana y Mainz. ¡Lo mismo que ahora! MUY NEGRO: El asesinato de la escritora Victoria Amelia por Putin, el Hitler moderno que acosa al mundo.