Agustín Lara: el pianista que enloquecía mujeres con su voz

Agustín Lara, cantante mexicano

Por Guillermo Romero Salamanca

Componía en un piano. Su voz era suave y ronca, pero impactaron sus suaves movimientos sobre el teclado. Parecía acariciar las blancas y las negras y quedamente soltaba sus frases melódicas que estremecieron a sus sus espectadores, sobre todo a sus seguidoras, las adormecía con su voz lastimera.

No fue un hombre de grandes conciertos. Escasamente iba a la televisión donde solo se acompañaba de un buen piano y algo de percusión.

La mujer más bonita de México: María Félix se enamoró de él. Hasta se casaron. Eran posiblemente el uno para el otro, pero fue tanta la pasión que se despertaron que para la historia musical quedaron varias canciones y decenas de anécdotas.

¿Qué tendría Agustín Lara para que todas las mujeres se enamoraran de él?, se han preguntado siempre sus hagiógrafos.

Es quizá una de las personas con mayor número de nombres. Lo bautizaron como Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino.

Su nombre artístico fue sencillamente como Agustín Lara y se dice que nació el 30 de octubre de 1.900. Cariñosamente le llamaban como “El flaco de oro” y tuvo la soberbia de escribir pequeños versos, pero que decían de todo.

Compartió fama, alcoba y mujeres con grandes intérpretes. Sus canciones las cantan vocalistas como Pedro Infante, Plácido Domingo, José Carreras, Juan Diego Flórez, Luis Mariano, Francisco Araiza, Luciano Pavarotti, Andrea Bocelli, María Dolores Pradera, Chavela Vargas, Pedro Vargas, Alfredo Sadel, Hugo Avendaño, José Mojica, Toña la Negra, Elvira Ríos, Los Panchos, la Internacional Sonora Siguaray, Javier Solís, La Sonora Santanera, Rodrigo de la Cadena, Alejandro Algara, Vicente Fernández, Filippa Giordano, Enrique Bunbury, Luz Casal y Natalia Lafourcade, entre otras.

Autor de centenares de anécdotas que van desde su vida bohemia y laborar en clubes donde la conducta de sus visitantes escasamente llegaba a un 3. Por una de esas composiciones a una mujer de alegre vida le cortaron medio rostro y sin embargo siguió tocando el piano y cantando con una voz ronca.

Eran letras donde se desbordaba el amor o el rencor. O eran de un gran enamoramiento o sencillamente llevaban todo tipo de calificativos. “Amor de mis amores”, “Arráncame la vida”, “Aventurera”, “A tus pies”, “Dueña mía”, El organillero”, “Farolito”, “Estoy pensando en ti”, “Granada”, “Lamento Jarocho”, “La prisionera”, “María bonita”, “Mujer”, “Noche de ronda”, “Madrid”, “Palabras de mujer”, “Pecadora”, “Piensa en mí”, “Se me hizo fácil”, “Solamente una vez”, “Te vendes”, “Silverio Pérez”, “Valencia”, “Veracruz” y “Volverás”, entre otras.

Una de las más bellas podría ser “A tus pies”: “Es tu pie menudito, como un alfiletero/ En cuya felpa rosa, prendí mi amor entero/ Y tú pie chiquitito, tiene tal distinción/ Que por eso yo quiero, dejar, a tus pies, mi corazón”.

Alfombra de rosas, quisiera pone a tus plantas/ regar tu sendero florido, de cosas muy santas/ Amarte con fervor hasta la muerte/ Ser un príncipe azul, para quererte/ Poner en tus noches divinas, regueros de estrellas/ Buscar en la paz de mi huerto, las rosas más bellas/ Y como un pecador arrepentido/Implorar a tus pies, perdón y olvido/ Buscar en la paz de mi huerto, las rosas más bellas/ Poner en tus noches divinas, regueros de estrellas/ Y como un pecador arrepentido/Implorar a tus pies, perdón y olvido.

¡Cuántos bohemios no han libado con sus cantilenas!

Causa emoción escuchar la letra escrita para el gran torero mexicano Silverio Pérez, interpretada por dos grandes en dos épocas distintas: Javier Solís y Ana Gabriel: Mirando torear a Silverio/ Me ha salido de muy dentro lo gitano de un cantar/ Con la garganta sequita, muy sequita la garganta/ Seca de tanto gritar. Silverio, Silverio Pérez/ Diamante del redondel/ Amante de las mujeres/ A ver quién puede con él/. Silverio, torero estrella/ El príncipe milagro de la fiesta más bella/ Carmelo que está en el cielo se asoma a verte torear/ Silverio, torero estrella/ El príncipe milagro de la fiesta más bella/ Carmelo que está en el cielo se asoma a verte torear. Monarca del trincherazo/ Torero, torerazo, azteca y español/ Silverio cuando toreas no cambio por un trono mi barrera de sol”.

Y así se podría seguir con cada una de sus letras. Escritor admirable. Único.

Agustín Lara, donde pueda estar, un brindis por sus canciones, que la copa sea generosa por sus múltiples enseñanzas sobre el amor y que la embriaguez sea eximida por los mortales, porque Dios siempre perdona.

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