Por Guillermo Cadavid L.
Elkin Mesa después de muchos años de ejercer el periodismo y algunos de estar retirado, decidió incursionar en la literatura de ficción, en la cual ya tuvo un titulo –Los muros no dejan ver–, conocido y elogiado por muchos. En esta nueva aparición como novelista nos entrega el retrato de un Soñador de apellido y un forjador y realizador en realidad.
Inocencio Soñador después de salir siendo un niño de su España natal, recala con su padre viudo en el Chile de Allende donde se respiraba libertad y equidad, pero esa atmósfera desaparecería en poco tiempo ya que un criminal golpe de estado mato a Salvador Allende y los postulados de su gobierno.
Inocencio llega con su padre a Colombia, exactamente a Melgar, nombre que era familiar para los dos peregrinos por provenir de Melgar de Arriba en España,
En nuestro Melgar empieza a forjarse el soñador que quería cambiar el entorno en el cual vivía, pero desesperaba por no encontrar el eco entre las gentes a quienes quería liberar de la coyunda de los poderosos, por esa razón, él soñador tuvo que ejercer de motivador, contagiar a los demás su entusiasmo por hacer las cosas, no dejar nada en la región de los sueños, aterrizar estos para empezar el cambio necesario.
Muchas personas se fueron uniendo en esa cruzada y empezaron a crear las herramientas que utilizarían para el cambio de las condiciones de vida y de la mentalidad e las gentes.
Los personajes son bien delineados y a cada uno se le asigna la función que ha de cumplir bajo el deseo de Inocencio Soñador de que los estímulos verbales que se transmitan no sean percibidos como una presión sino como expresión de anhelos de fijar propósito de todos en lo que se denomina la economía del entorno.
Hay que destacar la fuerza de los personajes femeninos, son fundamentales en la transformación de las costumbres de las gentes de la región y parece que fueran más que gestoras de un proyecto, madres de un conglomerado.
Este libro, prueba una cosa fundamental, hay que encontrar incitadores del cambio, aquellos que un día sueñan el proyecto y al siguiente están predicando sus bondades y llevando a otras personas a ser parte de la concreción del sueño.
En este libro podemos conocer esa gente que cambia la realidad por dura que sea y muestra que la realidad es transformable como bien lo dijo Eduardo Galeano
Inocencio y las personas que lo siguen hacen una verdadera revolución, crean las herramientas para que las personas puedan sacudirse la dependencia económica de los poderosos y el canal adecuado para transmitir la información veraz sobre el diario acontecer y poder irrigar entre las gentes la cultura y el conocimiento
Esta novela nos lleva a conocer gentes así, las cuales viven en los territorios de esta adolorida Colombia, pero no han encontrado el motor que impulse sus sueños, esperemos que en el futuro se multipliquen los Inocencio Soñadores y tendremos un mejor país. El final es asombrador.