Pablus, la octogenaria voz del dadaísmo

Pablus Gallinazus

Por Óscar Domínguez Giraldo

Muy poquitos tienen el encargo de ponerle letra y música a una generación, a un movimiento, a una era. En el nadaísmo ese destino le correspondió a un hombre que vive dentro de un seudónimo: Pablus Gallinazus. Su guardaespaldas ideológico y cuasidescubridor, Gonzaloarango, dice que “hay que tener mucha personalidad” para llamarse así. “Es un nombre que hay que merecer”, agrega. 

Arango lo pone a nacer en Bucaramanga. Su majestad Google dice que berrió e hizo caquita por vez primera en Piedecuesta, Santander, el 11 de julio de 1942, o sea hace apenas ochenta años y monedas. Ambos tienen razón. Compositor, poeta, novelista, cantante, al que no se lo disputen varios sitios, nació en vano.

¿Qué hay detrás de un nombre? Habría qué preguntárselo al titular. Pero lo cierto es que no se lo imagina uno hablando como simplemente Navas Cadena Gonzalo, como le decían en la escuela. 

Pero se puede especular. Mientras llega la rectificación digamos que el Pablus era para hacerse tocayo del apóstol Pablo que se cayó de un caballo y se le encendieron las luces. Pablus no “cayó” de, sino en el nadaismo, y ahí se quedó.

Lo de  “Comandante” Gallinazo debe ser porque con su guitarra, su voz y su poesía de protesta, como se le llamaba en los años sesenta, se impuso la tarea de jalarle las orejas y algo más doloroso al establecimiento. 

“Sus actitudes siguen siendo frontales, su compromiso definido. Contradictor y contra todo”. Si lo dice Google, póngale la firma.

En las fotos de los sesenta en las que aparece con la banda nadaísta (Elmo Valencia, Jotamario, Eduardo Escobar y  el pintor manizaleño Samuel Ceballos), Pablus – y su gorra- tiene cara de perplejo, de no haber perdido la virginidad, de vivir en el extraño mundo de Subuso.

Llegó al nadaísmo por la vía de la novela, pero  se perpetuó por el camino del Long Play. Canciones suyas como Una Flor para mascar y Sol en el Andén, para mencionar solo dos que los sesentones “olvidamos” de memoria de tanto repetirla, le dieron el tono a su trabajo. Colgó la novela y optó por la guitarra. 

Salió el primer LD y la gente que lo escuchaba a través de Radio 15 de su paisano Alfonso Lizarazo, sí, el creador del cincuentenario programa “Sábados Felices”, se olvidó del escritor que ganó el primer premio de novela nadaísta con “La pequeña hermana” que deslumbró a Gonzaloarango. Luego vendrían otras novelas que no llegaron a ningún Pereira.

Sus presentaciones provocaban desmayos, histeria, orgasmos. Si Bob Dylan, los Beatles, Rolling Stones, creyeron que solo ellos alborotaban estos sentimientos se fregaron con jota. Los ye-yés criollos fue mucho lo que gozaron y pensaron por cuenta de Pablus, del signo cáncer.

AL GRANO CON GALLINAZO

    OD: Como usted es voz cantante del movimiento, me gustaría saber cómo fue eso…

    PG: Esto de ser la voz cantante me ha costado sangre, sudor y canas. Contra mi querer y desafiando mis ineptitudes tuve que asumir el rol de intérprete de mis canciones porque, como no hay profesión más proclive a la superficialidad y al ansia bursátil que la de cantante, los “ídolos” de entonces –como los de ahora- sólo escogían las canciones comerciales, o sea las que yo hacía con fines románticos, para mi consumo personal. Miraban con un desdén rayano en la afrenta las  de protesta. ¿Quién hubiera cantado Caperucita? 

                                “Embozada, 

furtiva

Caperucita Roja

llevando pan y miel 

a su abuelita… 

tropieza con la tropa. 

Le disparan 

la confunden 

con una guerrillera… 

y su historia infantil 

se queda trunca 

en medio 

de la selva. 

“DADA DE BAJA ANTISOCIAL, 

ALIAS CAPERUZA SANGRIENTA”, 

dice

entonces

inocente 

la prensa”.

        Desde entonces no me pude quitar ese lastre de encima. Yo había llegado al Nadaísmo como escritor cuando gané el premio de novela, pero después del éxito de mis primeros discos LD y de los festivales de la Flor para mascary el Diamante en un baile, nadie me volvió a tomar en serio. Hace unos días, gente de la academia en Cali me sacó de su programación porque ofrecía gratis la lectura de la “Balada  de la cárcel de Buckingham” en lugar de un recital pagado a la memoria de Oscar Golden.  

    OD: ¿Cuándo y cómo se acostó aliviado y despertó Nadaísta?

    PG: No volví a despertar.

    OD: ¿Qué es ser nadaísta desde su óptica musical?

    PG: El nadaísmo no existe: es un placebo con efectos colaterales impredecibles. 

El dadaísmo en pleno furor

    OD: ¿Qué le ha aportado la música Nadaísta a la música en general?

    PG: Dos grandes aportes al conocimiento: el primero, que para hacer música popular no se necesita ni siquiera talento; y el segundo, que para ser intérprete no se requiere ser cantante.

    OD: ¿Fuera del nadaísmo sí hay salvación en la literatura?

    PG: El sine qua non del arte es la libertad y como el nadaísmo desata, en ese sentido no es indispensable, pero sí necesario.

    OD: ¿Qué rescata de dicha cofradía?

    OD: El nadaísmo, como el Titanic, es un desastre en el que hasta la más nimia de las fruslerías que se rescate, hace que valga la pena sumergirse.

    OD: A qué atribuye la “eternidad” de 50 años del movimiento?

    PG: Cuando celebraron los 500 años del descubrimiento de la abusivamente llamada “América”, yo hacía caer en la cuenta de que ese lapso no es nada, si se piensa en que son apenas las vidas de 10 tipos como tú, uno sobre otro.

OD: ¿Qué es poesía? 

PG: Cuando Bécquer dijo “poesía eres tú”, lo acepté con humildad y, desde entonces, no me cabe la menor duda de que poesía soy yo.

    OD: ¿También ha cometido poesía o prosa, sin guitarra?

    PG.: No te imaginas la sorpresa de la posteridad cuando se entere de que yo escribía tan hondo y ligero. 

    OD: ¿Qué nadaista ha sido justa o injustamente olvidado en estas celebraciones?

    PG: Los muertos, los desaparecidos y los ausentes en este cataclismo, no tienen ninguna justificación para no estar presentes. 

     OD: ¿Hasta qué año por la tarde durará el nadaísmo?

    PG. Veo que hasta ahora no sabías que el nadaísmo se acaba todos los días entre las cuatro y las cinco de la madrugada.

    OD: ¿Cómo han logrado sobrevivir a tantas muertes y resurrecciones? 

    PG: Es muy sencillo: se muere dejando de existir y se resucita abriendo los ojos.

     OD: ¿En el canto cuál ha sido su mayor do de pecho?

    PG.: Todo lo que la gente percibe como un grito, aunque lo cante en La menor, es Do de pecho. 

     OD: ¿Colegas suyos (músicos) que le hayan dado brillo y esplendor a movimientos literarios? 

PG.: Miguel de Cervantes cantaba muy bonito; William Shakespeare no tanto, pero no desafinaba. Tengo entendido que Dante Alighieri dividió su Commedia en cantos y que el rey David fue también buen cantante; no me puedo imaginar a Gabriel García si hubiera sido capaz de componer y cantar un bolero… pero no diré más, para no parecer inmodesto e ilustrado.

 OD: ¿Qué sería de la banda sin la guitarra de Pablus?

PG.: Los bandidos y la banda siempre serán inseparables. ¿Una banda triste, quizá? ¿Una desbandada? Como dice Sócrates, uno nunca sabe.

 OD: ¿Cuándo le dicen por su apellido (Navas) en la calle, sí voltea a mirar?

PG.: Casi nunca. Mi padre me enseñó que los nombres no se deben pronunciar en voz alta en las calles y agregó: “No les vaya a hacer caso, mijo: el que quiera hablarle, que lo alcance”. 

OD: ¿Cómo es eso de vivir dentro de un seudónimo?

PG.: No hay tal: es el seudónimo el que vive dentro de uno. 

 OD: ¿El seudónimo hace más fácil este acabadero de ropa que es el mundo?

PG.: No sólo de ropa: Sartre decía que “vivir es beberse sin sed”. No sólo es un acabadero de bluyines, sino de todo. Por otra parte, ¿no le parece que un mundo fácil sería insoportable? El seudónimo es trágico, porque cuando uno muere, mueren dos.

OD: ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de niño?

PG: Recuerdo, entre gallos y medianoche, que nací inválido: que ni siquiera podía abrir los ojos, que era incapaz de levantarme y caminar y también que no entendía ni jota de español.

OD: ¿Mejor consejo que ha oído?

PG.: Me lo oí a mí mismo: “Si el tiempo es oro, Pablus, amigo, no lo cambies por plata”.

OD: ¿Mejor consejo que ha dado?

PG.: “Hágase caso”.

OD: ¿Propósito que siempre se ha hecho  y que no ha cumplido?

PG.: Cumplir 300 años.

OD: ¿Cosas que se le han quedado entre el tintero?

PG.: Si no existieran los tinteros, el mundo estaría aún más lleno de basura. Eso que se queda ahí, no puede hallar mejor lugar para estar y no estar.

OD: ¿De qué le gustaría morir?

PG.: De un tiro en la cabeza y por la espalda.

OD: ¿Le ha pasado algo que le cambió la vida?

PG.: La vida me cambia a cada rato. Incluso cuando no pasa nada, ese mismo no pasar me lo cambia todo.

OD: ¿Está preparado para envejecer?

PG.: No deja de sorprenderme el haber llegado a viejo en tan buenas condiciones y sin ningún tipo de entrenamiento.

OD: ¿La virtud y el defecto que le gustaría tener?

PG.: Yo soy un hombre supremamente defectuoso que tiene la virtud de hacer que sus defectos parezcan adornos en su personalidad. Con eso me basta.

OD: ¿El fracaso más creativo que ha tenido?

PG.: Si uno persiste y los vuelve a intentar, todos los fracasos son creativos.

OD: ¿Persona que más admira?

PG.: Gustavo Adolfo Bécquer. 

OD: ¿En quién le gustaría reencarnar?

PG.: En mí, pero a los 30 años.

OD: ¿Se sometería al detector de mentiras?

PG.: ¿Y eso para qué? Sea como sea, todo lo que uno dice es falso.

OD: ¿De los años que tiene, cuál le ha gustado más?

PG.: A medida que avanzo, el último. Me encanta ser viejo.

OD: ¿Su plato favorito?

PG.: El arroz sin pollo, humeante, recién hecho.

OD: ¿Primer libro que leyó?

PG.: Los pies de página de las ilustraciones de Doré para la Divina Comedia 

OD: ¿Libro que está leyendo?

PG.: Ese es otro de mis grandes defectos: no poder leer mientras contesto un reportaje. (Entrevista publicada originalmente en el dominical de El Nuevo Siglo dirigido por Álvaro Montoya, Alfín).

PABLO EN CAPSULAS (Del reportaje concedido a Gonzalo Arango):

  • Estoy seguro de que si Dios fuera novelista habría escrito “La pequeña hermana”. Pero Dios prefirió hacer el mundo para reírse; el mundo es su circo.
  • Con Dios me batiría hasta por la muerte de un gusano.
  • Nunca fui feliz porque buscaba la felicidad donde no estaba: la buscaba en la felicidad.
  • El once mandamiento? No estorbar.
  • Morir a tiempo no basta: es preciso morir un poco antes.
  • Creo que el nadaismo es una flor socialista con sensibilidad nadaista.
  • Los sueños mandan y yo obedezco ciegamente, ¡porque obedecer a los sueños es obedecerme a mí mismo… !Qué hermosa frase! Si no despierto, me la ponen de epitafio. ¿Okay?
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