Por Antonio Andraus Burgos
Incrédulos, por decir lo menos, antes de empezar este siglo, muchos consideraban casi imposible que la presencia de la mujer fuese, ahora más que nunca, una realidad en casi todos los campos del béisbol, y en especial, de las organizaciones de las Grandes Ligas.
Ese mito se acabó, ¡y hace rato! Por doquier ya se citan nombres de damas que ocupan diferentes cargos en el Rey de los Deportes, desde los puestos directivos hasta en los propios campos de juego.
Así como Kim Ng, norteamericana de nacimiento pero coreana de descendencia, es la primera mujer en ser gerente general de un equipo de las Grandes Ligas, los Marlins de Miami, ya otras están acaparando titulares y puestos de preferencia, como ocurre con Rachel Balkovec, de Omaha, Nebraska, la primera en dirigir a una novena dentro de una organización de la Gran Carpa, y en este caso, al equipo Tampa Tarpons, de clase A de los Yanquis de Nueva York, mientras que la californiana Alyssa Nakken se convirtió en la primera en ser asistente técnico de primera base en las Grandes Ligas, con los Gigantes de San Francisco.
Pero dejemos de lado la cita de tantas damas en el mundo del béisbol, para dedicarnos en estas líneas, a destacar a la primera mujer latina, y para más señas, colombiana, en administrar a una novena dentro de una organización del Béisbol Organizado.
Una colombiana
Se estarán preguntando todos ustedes, amables lectores, qué tiene que ver el titular de la nota sobre el béisbol de las Grandes Ligas, que es sobre cuyos temas escribo exclusivamente en los últimos 22 años de mí ya largo trajinar por el mundo periodístico.
Realmente poco, esa es la verdad. Pero en el fondo, es mucho lo que tiene que ver el béisbol con la presencia de la primera mujer latina en el mundo de las organizaciones de las Grandes Ligas, en llegar a ser gerente general, en este caso, de la clase ‘A’ de la novena de los Marineros de Seattle.
Ella es Verónica Hernández Pachón, así de simple, así de sencillo.
Nacida en la ciudad New Milford, en el estado de Connecticut, de padre antioqueño (Héctor) y madre bogotana (Verónica), egresada como periodista de la Universidad de Ithaca, de Nueva York, con énfasis en el mercadeo deportivo, nunca le pasó por su mente llegar a la tarea de manejar las riendas de un equipo de béisbol, porque élla se perfilaba para hacer ‘’relaciones públicas y el contacto con los periodistas y los medios de comunicación, para desarrollar mis conocimientos profesionales’’.
Le encanta la bandeja paisa ‘’por ese chicharrón tan crocante y delicioso’’, sin olvidar el tradicional ajiaco, un plato apetecido por propios y extraños, y sin dejar de lado las famosas empanadas cundi-boyacenses que se las prepara el tío Sergio ‘’cada vez que voy a Colombia’’ (Con harina de maíz, carne molida, papa criolla y huevo), especialmente a Bogotá y a la turística zona de Melgar.
Hermana de Javier y de Natalie, Verónica confiesa que ella no sabe cuando empieza su labor diaria, ni mucho menos a qué hora termina, ‘’porque quisiera que el día no fuera de tan pocas horas, para poder desarrollar todo lo que tengo en mente y todo lo que incluyo en el menú diario para mejorar todos los frentes de la novena’’ que tiene a su cargo.
Esquiadora de niña, jugadora de fútbol en la adolescencia, entrenadora en ese deporte con niños en centros deportivos de su ciudad natal, pero además, programadora de eventos, organizadora de torneos, por lo que para ella, desde los 17 años, ya estaba ejerciendo el mercadeo deportivo, ‘’sobre lo cual hice énfasis en mi carrera de periodista, porque en el deporte hay muchas facetas en donde uno puede desarrollarse’’.
Terminada su carrera, empezó a tocar puertas para ejercer la profesión, ‘’pero todo era esquivo, y como tenía obligaciones adquiridas para pagar mi universidad, trabajé en un banco, como mesera en restaurantes, inclusive en McDonald’’, y pensando a largo plazo, intentó llegar al grupo de mercadeo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), inscribiéndose para una posición que estaba vacante en la sección de mercadeo.’’Pero no me recibieron, porque me faltaba experiencia para ejercer el cargo’’, algo que ocurrió en febrero de 2015.
Primeras de cambio
Un año después, aplica con un equipo universitario que va a participar en un torneo de béisbol de verano, y la contratan como supervisora, en donde está a cargo de la venta de boletos para el estadio, el expendio de alimentos en el escenario de juego, los refrigerios para los peloteros y los técnicos, la promoción de los partidos, en fin. Y estando en esas, la reclutan para una novena de clase ‘’A’’ de la organización de los Rayas de Tampa, como promotora de mercadeo.
‘’En ese momento, creo que se me abrieron las puertas para llegar al Béisbol Organizado y sabía que era la oportunidad que estaba esperando y que no la podía desaprovechar’’, confiesa Verónica. Y a pasos agigantados, va a otro equipo de los Angelinos de California, y después, a uno de los Rockies de Colorado, siempre en el sector de mercadeo.
‘’A comienzos de este 2022, yo era la asistente del gerente general de la novena, pero él renunció porque aceptó otro cargo con otra organización y a mí me ofrecieron el puesto. Y aquí estoy’’, dice Verónica pensando en que ‘’todo esto ha sido un sueño’’.
Maneja desde mayo de este año, las riendas de la novena Nueces de Modesto, en California, de la Clase ‘’A’’ menor, de los Marineros de Seattle, ‘’tarea que desarrollo con un grupo de trabajo comprometido con la organización y que seguramente está dando buenos frutos para el desarrollo que deben tener los peloteros’’.
Con 132 partidos
‘’La temporada es de 132 partidos al año, dice Verónica, 66 en casa y 66 como visitantes, que empiezan a disputar desde la primera semana de abril y terminan en la segunda de septiembre’’.
Para esta colombiana que ‘no tiene respiro’ en sus tareas diarias, ‘’el equipo es de jóvenes, que vienen de diferentes países, con distintas culturas, con un idioma que no es el de ellos, de tal manera que debemos enseñarles y adaptarlos al medio, a las costumbres, al juego, que es tan exigente como disciplinado’’.
Para Verónica, ‘’el juego del béisbol es de paciencia, de constancia, de disciplina, de esfuerzos, en el que diariamente tienes que aprender algo y practicarlo una y otra vez, hasta volverlo rutina, para conseguir los rendimientos en los diamantes’’.
La novena Nueces de Modesto, a cuyo parque de beisbol concurren en promedio unos 2.000 aficionados por juego, que es la mitad de la capacidad del estadio, juega contra Los Visalia de los Cascabeles de Arizona; El Rancho de los Dodgers de Los Ángeles; el Imperio de los Angelinos de California; el Lago Elsinore de los Padres de San Diego; el Puerto de Stockton de los Atléticos de Oakland, el San José de los Gigantes de San Francisco y el Fresno de los Rockies de Colorado.
‘’La diversidad del club se puede notar por la presencia de peloteros de República Dominicana, con siete jugadores; dos de Puerto Rico; tres de Venezuela, uno de Nicaragua; y estoy esperando uno de un momento a otro, de Colombia: y desde luego, el resto de la nómina de 30 jugadores en promedio, son de diferentes estados de los Estados Unidos’’, explica la gerente colombiana del equipo.
‘’Nuestro estratega, Austin Knight, es dedicado, es como un padre para esos muchachos, y su tarea es encontrar que aprendan cada día algo del juego, lo disfruten y vayan al campo con los deseos de hacerlo bien’’, comenta Verónica.
‘’Soy punto de apoyo en cuanto al soporte que necesita el cuerpo técnico del equipo, pero ejecutora en la administración para todo lo que concierne al trabajo para sacar adelante las tareas de la organización con la novena’’, confiesa esta colombiana nacida en Estados Unidos, pero que ‘’amo al país de mis padres, Colombia, al cual voy a visitar cada vez que tengo la oportunidad, que son muy escasas por cierto, y que tengo todo mi compromiso de corazón y de afecto con esta nación norteamericana que me ha dado todo, en donde nací, he crecido y estaré siempre’’.
Soltera por el momento, Verónica Hernández Pachón, ya aprendió también a amar al béisbol, ‘’tanto, que estoy aprendiendo a anotar los juegos y a conocer todo el reglamento en cuanto me sea posible, no para volverme una experta, porque para eso contamos con nuestro cuerpo técnico, sino para entenderlo más y percatarme de la esencia del juego’’.
De poca estatura pero con un corazón más grande que su humanidad, de piel trigueña y ojos vivaces, con una dulzura a flor de piel, Verónica ya está en la historia del béisbol. Es la primera mujer latina, la primera colombiana, en ser gerente general de una novena dentro de la organización de las Grandes Ligas, empezando por donde debe ser, en las divisiones menores, con la administración de la novena Clase ‘A’ de los Marineros de Seattle, en Modesto, California.