Por Rubencho – Rubén Darío Arcila.
Los buscadores de vida fuera de la tierra tienen indicios de la existencia de seres extraterrestres alrededor del sol y su familia de planetas; Venus parece descorrer, detrás de su atmosfera densa, el gran misterio sobre encuentros cercanos de tercer tipo.
En el Tour de France de este año se han visto cosas extrañas hasta llegar a Los Alpes; estamos al borde de hacer uno de los más profundos e inauditos descubrimientos de la historia: aceptar que Roglic y Pogacar vienen lejos de nuestra órbita, a declarar «La Guerra de Los Mundos» entre Slovenia y Colombia, a pocos días de sonar trompetas y timbales en el atardecer de París este domingo 20 de septiembre.
Si el binomio europeo lograr sortear la tormenta que se le viene encima, montañas hasta del 12% de inclinación, con tantos lobos acechando entre las crestas alpinas y, pongan atención, ese promedio escandaloso de 38 km/h en la montaña; si comprobamos que no hay un sólo ciclista entre los 10 primeros de la general, aquel que se atreva a inmolarse en un intento de fuga con ese ritmo bestial, entonces nos resignaremos a entender que alguna nave desconocida hizo escala en la antigua yugoeslavia y varios pasajeros, Primuz de esta generación, se quedaron para gozo de los aficionados del ciclismo que asisten a la renovación de una carrera que pasa del centenario.
¿Y quién puede salvar nuestro planeta Colombia de la «hecatombe»? Superman es el héroe que necesitamos en este viaje interminable hasta el Arco del Triunfo, que arriesgue y corra a dinamitar el Jumbo-Jet, de ser necesario con una bomba de URANio y deje a los holandeses en átomos volando.
Con la paciencia de una estalactita, al estilo del suizo Hirchi que ya ganó etapa, esperamos un final feliz para los sobrevivientes de esta audaz travesía en tiempos de pandemia; sacaron el Tour adelante en un reto entre la vida y la muerte, en medio de una tierra tan frágil a cualquier invasor invisible.
