
Por Salvador Guevara
La «W» nació con buena estrella y en el primer lugar de preferencia de los oyentes de radio. La voz de Julio Sánchez y el apoyo de su equipo nacional e internacional que sostiene el interés por la actualidad informativa fueron los exitosos ingredientes para calar y escalar hasta desplazar el programa más exitoso de la historia radial de Colombia: 6 am-9am de Caracol Radio.
El proyecto nació de la mano del Grupo Prisa de Madrid para el ejercicio de un periodismo que se pensó inicialmente, dejaría de ser subalterno de los gobiernos de turno y de los grupos económicos, pero salió distinto al modelo de la casa matriz. Los medios de Prisa guardan distancia prudente, proporcional con los poderes políticos, públicos y particulares y enfocan su posición editorial a exaltar los valores e intereses españoles hacia el fortalecimiento de la Comunidad Europea.
El periodismo de la W, decía, es distinto: nació con buena estrella. Sin embargo los buenos resultados logrados con la audiencia y el éxito comercial, llevaron a sus directivos a reciclar una mezcla de los intereses políticos tradicionales con la farándula, los publireportajes y las radio-ventas, bajo la batuta, la voz y el dinamismo de Julio Sánchez Cristo.
Se deterioró, se dañó el propósito y cayó en fanfarronería, superficialidad en el cubrimiento noticioso, la falta de pudor con la que «las niñas», Ana Vargas y las insinuaciones morbosas de Julio Sánchez que a la hora de nona, ponen a todos los integrantes del equipo, los periodistas y los que no son, a incursionar en gustos y apetitos sexuales que alternan o enganchan, sin transición alguna con una masacre en el Cauca, las millonarias utilidades de los bancos o el holocausto palestino en Gaza.
«¿Eso a la hora del desayuno y en este momento en el que los niños están en vacaciones?», dirá el doctor Alberto Casas, abogado, diplomático, exministro de Estado, defensor del idioma español y publicista

Julio es locutor, disc yoquey , periodista y ególatra. La W
También sin transición alguna, sin informarle a los oyentes que se trata de propaganda larga, maquillada, alambicada por muchachos y «niñas» instalados en Miami o enviados a Barranquilla, Medellín, Cali o donde paguen un buen precio por promocionar sus alcaldes y gobernadores, sus productos o sus negocios del parque de la 93 o de la Hacienda Santa Barbara cuya administradora paga para ser la aduladora de «Julito» y Juan Pablo Calvás.
No es mojigatería, no. Tampoco resentimiento o envidia. Es que cada cosa tiene su lugar.
Está fuera de lugar el autobombo que se da Julio Sánchez promocionándose así mismo con las entrevistas que logra, no solo él, sino su equipo con grandes personajes de actualidad local o mundial. Todas, todas se las atribuye él aunque solo haya hecho una sola pregunta. Prisa, estoy seguro, no estructuró la W como un altar para el culto a la personalidad de alguien, por más triunfador que fuera o destacado maltratador de subalternos.
Por ese «enceguecimiento» frívolo y arrogante de Julio fue que Blu Radio y la FM ganaron audiencia y desplazaron a la «W».
Ahora Radio Cadena Nacional de Colombia, RCN, viene pisando duro y es posible que la Cadena Radial Colombiana, Caracol, pierda también la audiencia que le queda del 6am-9a.m, un programa de noticias y grandes entrevista que ahora está desconectado de la seriedad y la credibilidad que construyeron en el pasado directores y equipos periodísticos, técnicos y voces de locutores que le agregaban fuerza interpretativa a las noticias para que los oyentes, entendieran el valor y la importancia de las noticias.
Dentro del mismo tema, pero cambiando de medios, se sabe ya que los nuevos directivos del grupo Ardila están fusionando talentos y tecnología para ofrecer productos informativos y recreativos adecuados a las necesidades del presente. Se orientan a superar los fantasmas políticos, artísticos y enfoques noticiosos que los ataron al pasado.
En RCN están incorporando nuevas generaciones con los enfoques informativos que consumen las nuevas generaciones.
Muy pronto Julio Sánchez será un buen recuerdo de la vieja radio.