Por Carlos Alberto Ospina M.
Al pie de la letra, el mediocre, facilista y repetido historiador de oficio del narcotráfico, Gustavo Bolívar, pide a la izquierda unirse para mantener el poder en 2026 con el fin de que “Esos dementes, anormales no pueden volver al Gobierno nunca” (sic – Post X @GustavoBolivar, 25 de enero de 2024). Al respecto, sin añadir ni quitar nada, no sorprende semejante proclama de un individuo cercano al trastorno facticio y al narcisismo.
En la campaña de 2018, el libretista Bolívar, ideó un sketch para la audiencia de Facebook Live sobre un atentado con arma de fuego contra la caravana del entonces candidato presidencial, Gustavo Petro. Los peritos y el director, en aquel momento del CTI, desmintieron la narrativa teatral del ensayista quimérico. «Las huellas de violencia no corresponden a impacto de arma de fuego… Los peritos no hallaron rastros de impacto de proyectil de arma de fuego. No cuentan con la morfología para que se trate de un proyectil…En un video se afirmaba la presencia de un arma de fuego, pero se concluyó es que se trataba de un teléfono celular” (sic – Luis Alberto Pérez director del CTI, 5 de marzo de 2018). ¿Quién es el demente o el anormal con este relato fingido?
Creada la estrategia de victimización y lanzada la amenaza de que “los vamos a sacar a patadas del Palacio de Nariño” (sic), Gustavo Bolívar, pasó de agache sin rectificar ni aceptar sus propios errores. Esto último, jamás de los jamases, tendrá espacio en la estructura mental y la narrativa de la izquierda radical; puesto que son expertos en estampar falsas noticias, y tirar la piedra y esconder la mano. Ese comediógrafo siempre atiende a su propio mezquino interés de deformar los hechos sin guardar respeto a nadie; en especial, a la verdad.
¿Cuántas veces negó rotundamente que no sería candidato a la alcaldía de Bogotá en 2023? Luego de recular, salió apabullado por causa del rechazo popular en un distrito afín a la doctrina progresista. Remiendo del mismo paño, la colecta que hizo en la plataforma Vaki para financiar a los integrantes de la ‘Primera línea’ durante el llamado paro nacional de 2021. “…Me siento muy orgulloso de haberlo hecho y lo volvería a hacer mil veces…” (sic – Gustavo Bolívar); glosando que fueron elementos de protección, cuando se trataba de una forma explícita de armar a la población civil para arremeter contra la Fuerza Pública.
No conoce límite en su obsesión por sembrar cizaña, calumniar e injuriar. Al parecer, escribe con las manos sucias e intrigantes de la mala fe. “COMUNICADO Aunq el Pacto Histórico es el más afectado por el #FraudeHistorico, el CD y sus periodistas insinúan q somos los autores del fraude. Para despejar dudas, pido a todos los partidos q exijamos al CNE ordene abrir las 112 mil urnas y se haga un recuento gral de los votos.” (sic – Post X 18 de marzo de 2022, @GustavoBolivar). A lo vivo, tres días después, sacó las nalgas haciendo referencia a que se perdió la cadena de custodia y agregó nuevos conceptos artificiosos: “Piden reconteo porque nunca habían perdido. Nuestras 50 Curules decidirán el próximo Contralor, los próximos magistrados del CNE, los nuevos magistrados de la C.Constitucional. Por eso están nerviosos. En el fondo quieren sabotear las elecciones presidenciales q tienen perdidas.” (sic – Post X 21 de marzo de 2022, @GustavoBolivar) ¿Quién fue el deforme que propuso abrir las urnas “para que se cuenten de nuevo todos los votos”? El pez muere por la boca.
La patraña novelesca de Gustavo Bolívar está plagada de interminables concepciones dobles. “Congresistas ganan 40 veces el salario mínimo y trabajan 40 veces menos. Que paguen su carro, gasolina, celular, arriendo, salud RT urgente! (sic – Twitter 17 de septiembre de 2013, @GustavoBolivar). A renglón seguido, en entrevista con Caracol Radio declaró que “Mi situación económica no me permite pagar tiquetes, viáticos y comida de escoltas” (sic – 6 de octubre de 2021, Caracol Radio).
Similar estilo recitativo utiliza para imaginar el capítulo de las conjeturadas amenazas en su contra o taparse las orejas para no escuchar que la gasolina aumento $4.311 entre enero y noviembre de 2023, pasando de un promedio de $10.253 a $14.564. Qué credibilidad puede tener el excongresista Bolívar que el 24 de enero de 2015 tuiteó: “Estado usurero. Por qué no baja la gasolina como en el resto del mundo? Impuestos para pagar mermelada y corrupción? #gasolinaA5000” (sic – Twitter @GustavoBolivar, 24 de enero de 2015). Una vez más sin argumento de autoridad moral. Otro caso de conciencia fue el #NosEstanMatando, y ahora no lo oigo rasgarse las vestiduras con el récord de 181 crímenes de líderes sociales y defensores humanos que sucedieron en 123 municipios de enero a diciembre de 2023.
En vano será el esfuerzo de seguir embaucando a los simpatizantes del Pacto Histórico acerca de los indebidos aportes de Fecode a la campaña presidencial, los topes de gastos de dicha actividad y el supuesto ingreso de dinero del narcotráfico; el proceso penal que afronta Nicolás Petro por los presuntos delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito; los reclamos de las distintas poblaciones del pacífico en virtud de los desplazamientos forzados, el confinamiento, la destrucción del medio ambiente y el abandono del Estado; el vencimiento de un (1) millón de vacuna contra el COVID, el desabastecimiento de nuevas dosis adaptadas a las variantes del virus y la escasez de sinfín de medicamentos; la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos 2027, el recorte del presupuesto de los bomberos oficiales para atender el fenómeno del niño y la descoordinación en el manejo de los incendios de cobertura vegetal; entre una infinidad de probados cuestionamientos y desbarajustes de carácter gubernativo.
A todo esto, ¿qué inventará el guionista del régimen? Un sartal de mentiras difícil de salir a salvo o devolver la pelota que “no nos van a dejar gobernar”; según Petro, refiriéndose a la lucha de clases y a la oligarquía con el fin de disfrazar su ineptitud. (sic – Jornada Gobierno con el pueblo, Gustavo Petro Urrego, 24 de enero de 2024). Así, el líder izquierdista sufre el resultado del efecto bumerán. En resumidas cuentas, puras fanfarronadas del grupo de inhábiles en el poder.