Tullido pero genial

Tomás Carrasquilla, el novelista antioqueño autor de "La Marquesa de Yolombó" .

Gustavo Álvarez Gardeazábal

Crónica de Gardeazabal # 647

A raíz del traslado de los restos de Tomás Carrasquilla al Museo Cementerio de San Pedro en Medellin ,la Universidad de Antioquia, a través de su Facultad de Medicina encargó a la coordinadora del laboratorio de Antropología Osteológica y Forense que hiciera ,durante 5 meses, un estudio pormenorizado del esqueleto del genial escritor antioqueño, revivido como lectura por estos días en casi todas las escuelas y colegios de Antioquia.

La doctora Timisay Monsalve, lo hizo con deslumbrante perfección pues lo que montó fue una osteobiografía usando el método que combina la investigación de la obra literaria, las cartas, los testimonios y los archivos periodísticos con el análisis de la osamenta.

Don Tomás Carrasquilla en su vejez. Foto Letras Uruguay

A Carrasquilla se le ve en la mayoría de las fotos de su madurez sentado en una silla mecedora cubierto con una manta y a su lado o detrás un par de muletas. Don Tomás era tullido. Se había caído de un caballo en el Parque Bolivar en 1927 y eso le ocasionó que le cercenaran la pierna derecha. De joven había sufrido otro trauma y le había quedado afectado su brazo izquierdo.

Escribió sus geniales y a veces mamotréticas obras  todas a mano y los huesos de la muñeca derecha se le gastaron hasta que el carpiano le estorbara  que tuvo que dejar de escribir a mano y comenzó a dictar las novelas que alguien le copiaba.

Así se redactó y pudo publicar su máxima obra LA MARQUESA DE YOLOMBÓ en 1930.

Fernando González (I) y Don Tomás Carrasquilla (D). Foto Otraparte

Los dolores que debió haber sufrido durante toda su vida por los daños en su esqueleto dejaron huella tan profunda que la doctora Timisay las resaltó como artrosis permanente en su estudio.

Don Tomás no dejó de tomar, ni de fumar a su avanzada edad. Foto Corónica

Dicen que pese a todo no perdió ni su jocosidad ni su alegría  ni dejó de beber su media botella de aguardiente diaria y de fumarse hasta 70 cigarrillos todos los dias.Murió el 19 de diciembre de 1940, a los 82 años y nos dejó una herencia cada vez más valorada, cada vez más honrada y, en especial, cada vez más leída. Era un tullido genial. Honor y gloria por siempre.

Gustavo Alvarez Gardeazábal

El Porce, mayo 17 del 2023

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