Temblando de frío y de pavor…

Las redadas en Nueva York en búsqueda de migrantes irregulares para su expulsión de los Estados Unidos

Por Elizabeth Mora-Mass

Nueva York. En el más gélido invierno de los últimos años, los inmigrantes indocumentados sufren una agonía eterna. Aquellos que hace apenas unas semanas esperaban optimistas el nuevo año, ahora viven tiritando de miedo.

“Es un frío esquimal que se hunde en el estómago y avanza por todo tu cuerpo hasta llegar al cerebro y simplemente estás paralizada de terror”, explicaba Carmen a los feligreses de su iglesia.

Ella es una colombiana de 34 años, madre de dos hijos, quien llegó hace dos años y esta semana debía tener su cita con inmigración. “Pero no me han confirmado, el abogado no me responde y yo no sé qué hacer. Mi mayor miedo es que me quiten a mis hijos y se me pierdan en el sistema, si me deportan”, agregó, entre lágrimas.

De acuerdo con líderes espirituales de todas las creencias, Donald Trump ha puesto el mundo de estas personas patas arriba. “Ellos (los indocumentados) están viviendo su propio infierno. Están paralizados por el miedo”, afirmó el reverendo Joseph Dutan, de la iglesia de San Pablo Apóstol, de Queens.

“Más perturbador que triste es que el gobierno de mi país ponga bajo tanta presión a personas que necesitan trabajar”, aseveró el cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York. Dolan se refiere al hecho de que el alcalde Eric Adams tiene una ley que proyecta edificar unas 80.000 viviendas en los próximos 15 años y los inmigrantes siempre han estado a la vanguardia de la construcción en el área metro de Nueva York.

“A mí quienes más me preocupan son los niños. Ellos viven angustiados temblando y llorando porque no saben cuando su papá y su mamá pueden ser deportados y, si cuando regresen de la escuela, simplemente ya no estén”, expresó el padre Manuel Rodríguez, de Nuestra Señora de los Dolores, de Queens.

Los asistentes se sienten igual. “Es un miedo aterrador. Yo no estoy enviando a mis niños a la escuela, ni salgo a comprar nada. Vine a misa para ver si es cierto que hay brigadas de voluntarios para llevarlos a la escuela y para comprarnos la comida. Yo no quiero perder a mis hijos”, aseguró Lady, 29, quien caminó desde Caquetá, Colombia, hasta Piedras Negras, en México.

De los 17.000 feligreses del padre Rodríguez, muchos son indocumentados y muy pocos califican para un asilo político.

“Mi mayor rabia es ver cómo muchas de las organizaciones comunales los están explotando, al igual que abogados avivatos que les prometen la legalización a cambio de enormes sumas de dinero”, dijo doña María, una señora documentada que está organizando grupos de voluntarios para llevar los niños a estudiar, hacer mercados, escribir cartas para los consulados, con el fin de que alguien reciba el cuidado de los niños en forma legal, en caso de que los padres sean detenidos y deportados sin manera de ir a corte.

Estudiantes de leyes de universidades como Princeton, St. John’s, y NYU están asesorando a los indocumentados facilitándoles cartas maestras para copiar en los casos legales específicos que los aflijan, con respecto a las deportaciones.

Sin embargo, llama mucho la atención el hecho de que las organizaciones comunitarias que siempre han dicho representar a las comunidades étnicas brillen por su ausencia en este momento aciago.

“Ellos son representantes de la parranda, no de las necesidades”, argumentó don Pedro Rodréiguez, un activista de Queens

OFENSIVA SIN PRECEDENTES

Desde el lunes se ha dado una ofensiva gubernamental sin precedentes para detener a los indocumentados. Diversas agencias federales, en muchos casos, acompañadas por departamentos de policía local están recorriendo toda la nación.

El terror se multiplicó mucho más en el área metropolitana de Nueva York, cuando localidades como el Bronx, Queens y Brooklyn comenzaron a ser objeto de arrestos, sobre todo relacionados con la banda venezolana el Tren de Aragua.

En la madrugada del martes, un operativo encabezado por Kristie Noem, secretaria de Seguridad Nacional de la administración Trump despertó a los vecinos del Bronx. “Limpiando la basura de las calles de Nueva York”, escribió Noem en la red social X, al tiempo que mostraba el arresto de Anderson Zambrano-Pacheco, a quien acusó de ser uno de los cabecillas del tren de Aragua y de participar en un violento evento ocurrido en agosto de 2024, en Aurora, Colorado. Zambrano-Pacheco se ocultaba en Nueva York y según sus vecinos, en el momento de ser capturado estaba trabajando.

En total, unos 20 individuos fueron detenidos y esperan la deportación, según voceros de ICE.

Ayer, Jessica Tish, comisionada de la Policía de Nueva York y Melinda Katz, fiscal de Queens, anunciaron la captura de ocho miembros de la pandilla del Tren de Aragua, quienes vendían armas y droga.

De acuerdo con la información, Rosemary Sánchez, una de las pandilleras, no sólo vendía armas y drogas, si no que publicó una foto en Instagram, de su pequeño hijo de 20 días de nacido, cubierto con montones de dólares, producto de sus actividades ilícitas.

Esto en particular causó un profundo malestar entre tirios y troyanos. “La ciudad pagó por todo el proceso de maternidad y el alumbramiento”, afirmó una enfermera que dice haber ayudado a Sánchez, durante el embarazo. “Por ella, pagamos todas”, aseveró una joven que dice haber vivido en el mismo refugio que Sánchez.

Según las autoridades, la pandilla estaba traficando con armas y droga en los cinco condados de Nueva York,Connecticut, Pensilvania, Texas, Florida y Colorado.

SE ACABÓ LA FIESTA

“Se les acabó la fiesta”, afirmó un hombre joven en la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuando los feligreses llorando comentaban que Trump ha prometido detener y repatriar cada días a 1.500 indocumentados.

“No más ciudad santuario”, dijo una mujer de unos 20 años. El comentario fue porque Nueva York es una ciudad santuario que escogió proteger a los indocumentados. Trump ha amenazado a las ciudades santuario, todas lideradas por demócratas.

“Las jurisdicciones santuario ponen en peligro nuestra seguridad”, repite Trump cómo una letanía, mientras que en el Congreso, los líderes republicanos enviaron una carta a los alcaldes de Nueva York, Boston, Chicago y Denver, advirtiéndoles que deben cooperar y respetar la ley federal. “Por sus erróneas políticas estamos menos seguros”, advirtieron en la carta.

“Quién dijo que nosotros tenemos que sostener a 400.000 personas recién llegadas, que nunca pagaron impuestos, que no son ciudadanos y que nos cuestan billones de dólares en alojamiento, alimentación, atención médica, escuelas y transporte”, comentó una mujer estadounidense en la iglesia de María Santísima, cuando uno de los sacerdotes solicitó voluntarios para ayudar a los indocumentados.

BAJA ASISTENCIA EN ESCUELAS, HOSPITALES, BODEGAS Y BUSES

Esta semana, muchas personas no llegaron para sus citas médicas, también faltaron muchos niños que debían recibir sus vacunas. No sabemos si es por miedo, o si es por el frío”, dijo una enfermera del Centro Hospitalario de Elmhurst, en Queens. Otros hospitales del área han notado lo mismo, según los canales anglos de TV.

“Nos están rebajando las ventas”, afirmó uno de los administradores del supermercado Citown de Queens.

“Las ventas están lentas, pero no sabemos por qué”, sostuvo el propietario de una bodega de Jackson Heights, especializada en artículos procedentes de los países latinoamericanos.

EL MEJOR CONSEJO SI USTED O UN SER QUERIDO ESTÁ EN PELIGRO DE DEPORTACIÓN, HAGA UN PLAN. EL CONSULADO DE COLOMBIA TIENE LAS INDICACIONES.

INDOCUMENTADOS PIDEN SOLIDARIDAD EN LAS IGLESIAS.

PROTESTAS EN FAVOR DE LOS INMIGRANTES EN NYC.

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