El libro, “Por qué me quedé en Colombia”, de Gustavo Castro Caycedo, seleccionado como uno de los 16 más destacados del 2020 por el Club de Lectura de Caracol, trata la historia de las mayores migraciones a Colombia, integradas por ciudadanos, españoles, alemanes, austriacos, ingleses, chinos, franceses, italianos, japoneses; judíos de varias nacionalidades, y árabes de Líbano, Siria y Palestina.
El autor resalta su valiosa contribución a la construcción y fortalecimiento de nuestra nación, desde la conquista, cuando Colombia aún no era Colombia.
Las personas, o los grupos humanos de inmigrantes, han llegado aquí, trayendo sus idiomas, culturas, costumbres, credos, oficios, y profesiones, con ilusiones y esperanzas de lograr una vida amable y próspera. Esto ha implicado para muchos de ellos situaciones radicales o difíciles de asimilar como, el desarraigo, su readaptación a veces incierta, el idioma, y los riesgos propios de un ambiente desconocido.
Igualmente, en sus páginas consigna la integración de miles de militares venidos de Inglaterra, y otros países europeos, al ejército libertador del Simón Bolívar, en el que lucharon hasta lograr la Independencia de Colombia.
No todo ha sido color de rosa para los inmigrantes, el libro se ocupa del clima hostil generado por el Canciller Luis López de Meza en los años cuarenta, quien satanizó a los ciudadanos judíos, árabes, chinos y japoneses.
Protagonistas del Libro
Los 17 protagonistas de “Por qué me quedé en Colombia”, califican muy positivamente a nuestro país y a su gente, destacando la hospitalidad y la calidez con la que estos los han recibido. Y alaban una serie de altos valores nacionales que encendieron su amor por esta patria lo cual es un verdadero ejemplo para los colombianos que ven aquí más cosas negativas que positivas.
Esos 17 protagonistas de la obra, en orden alfabético, son: Cristina Lilley, bióloga, bailarina clásica, actriz de teatro, televisión y cine, y animalista: nacida en Nueva York: “Mezcla de gringa y europea ¡Pero colombiana!”, afirma ella.
Flavia Dos Santos: Psicóloga-sexóloga brasileña, figura de televisión y radio, quien vivió en Rio de Janeiro, Brasília, Roma. Londres, y Nueva York, “se enamoró de Colombia” y decidió sentar raíces aquí.
Para la francesa Florence Thomas, destacada Psicóloga, líder feminista y columnista de El Tiempo: “Este es un país de gente muy valiente”. Ella ha dedicado su vida a enaltecer a la mujer en general, pero con especial énfasis a la colombiana.
Germán Tessarolo: Pintor y escultor italiano, quien venía de Chile e iba de paso para los Estados Unidos, pero que se quedó por la magia que tiene nuestro país, anota: “Intenté irme de Colombia ocho veces ¡Y no pude!”.
El Gran Rabino argentino, Alfredo Goldschmidt, el guía espiritual, religioso y educativo, más alto entyre los judíos que viven en Colombia, sentencia: relata por qué, cuándo y cómo: “Yo quise y decidí vivir aquí”.
Helena Fares de Libos, una humanitaria, simpática y cálida empresaria que se dice “libano-chiquinquireña, sumercé”, es una mujer valiente y echada pa´delante. Tiene más de 100 ahijados y aparte de ser espontánea, y cariñosa, es mujer “de armas tomar”. Ella ha escrito ocho libros en los que demuestra su amor por Colombia.
El sacerdote italiano Javier de Nicoló, un verdadero santo contemporáneo, fue el redentor de más de 100.000 muchachos de la calle, (“gamines”). Su modelo de rehabilitación de los llamados gamines, ha sido seguido en muchos países del mundo.
Jean Claude Bessudo, nacido en Francia, líder turístico en Latinoamérica, y “zar” del turismo en Colombia, se apersonó de una empresa con 50 empleados, y hoy tiene más de 5.000. Él confiesa ´por qué, “Soy colombiano de corazón”.
José Alejandro García Rosquete, ex-Cónsul de Cuba en Colombia, conoció a Patricia y se enamoró. Tuvo que regresar a Cuba, pero el amor fue más fuerte; regresó, sentó raíces en Bogotá, donde hoy vive feliz.
A Juan María Marcelino Gilibert, el francés que creó la Policía de Colombia, su nieto, el General Luis Ernesto Gilibert Vargas, lo describe como: “El abuelo que no conocí”. Una historia apasionante que llevó al General a Francia a buscar sus raíces y a conocer la historia de su abuelo.
Julio César Luna, histórico galán argentino de la televisión colombiana; actor, director, productor, libretista, locutor, cantante y maestro de ceremonias, es un colombiano ejemplar. Según él, en un partido jugado por Colombia y Argentina, “no lo dude, me pondré la camiseta colombiana”.
Kyonn-Duk Lee: El gran Maestro colombo-coreano, trajo el Taekwondo al país en 1967, formó a más de 300.000 seguidores de ese arte marcial, vive feliz de haberse nacionalizado aquí donde ha sido un puente definitivo para las relaciones diplomáticas y comerciales entre los dos países.
La mezzosoprano Martha Senn, nació en San Gallen, Suiza, pero sin dudas, es una colombiana de corazón que ha triunfado en América, Europa, Asia y África, por su impactante voz y su habilidad dramática. Ella vivió en Estados Unidos y pudo quedarse a vivir en uno de varios países de Europa, pero el amor hizo que se quedara aquí.
Oscar Sevilla: ciclista español ganador de tres vueltas a Colombia, e infinidad de pruebas internacionales, vino al país con unos ciclistas colombianos, y se enamoró de Colombia, El afirma: “Soy tan colombiano como mi esposa y mis hijas”.
Rachid Maluf Namour: emprendedor empresario libanés que un día se le ocurrió entapetar, sí, ponerle tapete a la calle 100, es un honesto, pulcro y sobresaliente, amable, luchador, y ferviente amante de nuestra nación. Él expresa: “Si todos trabajamos por ella ¡Cómo fuera Colombia!”.
Salud Hernández Mora: crítica y polémica periodista española que fustiga a los corruptos y se aventura a lo que sea, y que fue secuestrada por el ELN, asegura: “Colombia tiene todo para ser del primer mundo”.
Salvo Basile: actor, productor y director de cine y TV, ha sido uno de los grandes defensores de Cartagena. No hay nadie que ame tanto a La Heroica como él, que denuncia a los deshonestos y malos hijos de Cartagena
Once inmigrantes que ganaron sitio y fama
El libro incluye la semblanza de once inmigrantes que ganaron sitio y fama en Colombia:
Alejandro Obregón, famoso pintor barcelonés, con alma y corazón caribeño. Don Blas de Lezo, almirante español, héroe defensor de Cartagena. Don Luis de Aury, nacido en París y fallecido en la Isla de Santa Catalina, en 1821; corsario libertador del archipiélago de San Andrés Providencia, Santa Catalina y sus islotes, que fueron destino de inmigraciones británica, jamaiquina y africana.
Fernando González Pacheco, nacido en Valencia, España en 1932, el personaje más famoso en la historia de la televisión colombiana. José Duval, cubano-norteamericano, que encarnó a Juan Valdez, desde 1959.
Hans Otto Ungar, gran librero austriaco-colombiano, honrado por tres países, cuyo legado es una de las bibliotecas más importantes de América., custodiada por su esposa y su hija, dos personajes sobresalientes en la cultura.
Lauchlin Currie, prestigioso economista canadiense de fama internacional que trabajó en altos encargos para el gobierno de los Estados, pero que se comprometió espiritual y profesionalmente con Colombia.
Oreste Sindici, italiano, compositor de la música de nuestro Himno Nacional. Rogelio Salmona, nuestro magnífico arquitecto nacido en Francia y famoso mundialmente.
Pedro Claver, santo catalán defensor de los esclavos en Cartagena que redimió a muchos miles de ellos del oprobioso manejo comercial de sus vidas y sus cuerpos.
Y el Profesor Thomas van der Hammen, geólogo, arqueólogo, botánico, y paleontólogo holandés con prestigio universal, que concibió el mayor bosque urbano del mundo, en Bogotá: “La Reserva van der Hammen, menospreciada absurdamente por el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa.
Aparte del dolor por el desarraigo, muchos inmigrantes debieron soportar trabas innobles y crudas expresiones oficiales de xenofobia, en lugar de signos de bienvenida, lo que frustró sus esperanzas.
Un sentimiento anti extranjero, (especialmente contra los judíos polacos y alemanes), fue liderado por el profesor Luis López de Mesa, (Canciller del gobierno del presidente Eduardo Santos), y dio la espalda a sobrevivientes que huían del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial. Este ministro, defraudó la justa aspiración de ingreso a Colombia de miles de inmigrantes judíos, japoneses y chinos, víctimas de sus sentimientos antisemitas y xenófobos.
A partir de 1817, las legiones británicas e irlandesa, (unidades militares bajo el mando del general Simón Bolívar), hicieron parte de los ejércitos libertadores de la Nueva Granada, que nos independizaron del Imperio español, dando fin al período de la Colonia.
Los combatientes “importados”, conformaron: la Primera y la Segunda Legión Británica, y la Legión Irlandesa. De ellas hicieron parte regimientos de caballería, como los Húsares y el batallón de infantería Albión y Carabobo; y el Rifles, que contaba con más de 400 indígenas. La Legión Británica, estuvo bajo el mando del general Rafael José Urdaneta, jefe del gobierno patriota, y luego hizo parte de las huestes de Bolívar, (en 1818 como parte de la guardia del Libertador), de José Antonio Páez, y de José Tadeo Monagas.
Estas legiones, con más de 7.000 combatientes, voluntarios, y de mercenarios, no fueron bien tratadas siempre. Estuvieron integradas principalmente por: ingleses, irlandeses, galeses; y con menos hombres, por escoceses, italianos, franceses, españoles, alemanes, antillanos, holandeses, y nativos de colonias británicas. También lucharon por nuestra independencia, algunos voluntarios venidos, de: Chile, Holanda, Estados Unidos, Canadá, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Suecia, Noruega, Cuba, Haití y Jamaica; y por esclavos negros africanos. Y claro está, por infinidad de patriotas venezolanos.