Ha pasado un mes desde que el presidente Gustavo Petro retiró, a través de una alocución, a tres de sus ministros. Entre ellos estaba Patricia Ariza, titular de Cultura. Ella ha contado que se enteró minutos antes por una llamada de la jefa de gabinete, Laura Sarabia. Ahora, la reconocida dramaturga ha vuelto a encabezar el Teatro La Candelaria, que cofundó en 1966, y está trabajando en dos obras. Sentada en la sala de su casa, en el centro de Bogotá, insiste en que se mantiene leal al Gobierno. “Para mí nunca fue un empleo de seis meses, sino la causa por la que he trabajado toda la vida”, señala Ariza, quien manifiesta su preocupación por la interinidad en una cartera en la que el presidente no ha designado un ministro en propiedad.
Pregunta. Había pedido hablar con el presidente. ¿A un mes de su salida, ha podido reunirse con él?
Respuesta. No. Sigo esperando la cita.
P. ¿No ha tenido ninguna respuesta?
R. Quiero hablar primero con Laura Sarabia. De ninguna manera voy a hacer oposición, voy a hacer propuestas. Creo en este Gobierno. Tengo mucha esperanza, creo en la paz total, con todo el dolor de lo que ha pasado con la muerte de esos soldados (a manos del ELN). También la insurgencia necesita cultura de paz. He dicho siempre que una paz que no se cante, no se cuente, no se pinte y no se represente, se retrasa y se repite la violencia.
P. Ya pasado este tiempo, ¿qué lectura hace de su salida? ¿Sabe cuál fue la razón?
R. Pues mira, sinceramente todavía me lo pregunto. El presidente está en su pleno derecho de hacer cambios. Desde que uno se posesiona prácticamente la renuncia está ahí, en sus manos, pero me hubiera gustado que me llamara. Porque él me merece todo mi respeto y admiración, pero yo también. No solamente por lo que soy, sino por lo que represento. Si él me hubiera dicho que necesitaba el cargo, listo, no habría problema, pero yo sí creo que las formas son importantes. De eso escribí una carta pública al presidente para que no fueran a decir que no hubo gestión, como lo estaban insinuando. Hice un listado de todas las cosas que hicimos, algunas de ellas de carácter estructural.
P. ¿Se refiere al aumento de un 24% presupuesto, entre 2022 y 2023?
R. Claro, aunque fue algo en conjunto con el ministro de Hacienda. Luchamos también las exenciones para el cine. Fueron muchas cosas en tan poco tiempo. Entonces no sé, porque cambiar la economía naranja afecta a intereses económicos, incluso de las inmobiliarias que tienen que ver con las áreas de desarrollo naranja.
P. ¿En Bogotá particularmente, o en otras ciudades?
R. En todo el país, en todos los centros históricos.
P. Es decir, ¿sí fue por el tema patrimonio, como se ha contado en medios?
R. No sé, pero es algo que me gustaría hablar algún día. También tuve divergencias con el profesor Jorge Zorro, una persona que respeto, aunque hay cosas que no comparto.
P. ¿Qué temas no comparte?
R. Él tenía, no sé si todavía, la intención de formar compañías dentro del Ministerio: la Compañía Nacional de Teatro, la Compañía Nacional de Danza… yo no estoy de acuerdo con eso. Lo digo con todo el respeto: el Ministerio no está para hacer cultura, está para estimularla, reconocerla, promoverla, para trabajar en la educación y crear las mejores condiciones para la creación, para defender los derechos. Pero no para hacer cultura porque se vuelve un modelo oficial.
P. ¿Esa era la principal divergencia?
R. Pero no es una divergencia antagónica. Yo quise que llegáramos a un acuerdo y parece que eso no le gustó al presidente, no lo sé. Habría que preguntárselo a él. Yo pensé que era una emergencia porque la política tiene esas cosas, en todos los Gobiernos hay cambios de gabinete. Pensé que se necesitaba urgentemente el cargo para poner otra persona. Pero todavía no hay. Está el profesor Jorge Zorro encargado, pero no nombrado. Lo ideal es que nombren en propiedad, a él o a la persona que sea. Preocupa la interinidad.
P. ¿Por qué cree que hay esa interinidad?
R. Yo deseo lo mejor y creo que el Ministerio debe dialogar con los artistas. Todo lo que se hizo cuando yo estuve fue por consenso. Pero yo no quiero trabajar desde la nostalgia porque ya no estoy ahí; quiero hacerlo desde afuera, dando los grandes debates contemporáneos de la cultura. Vamos a empezar hablando de cultura y paz. Con los artistas y las personas que están construyendo los acuerdos. Si no vienen, les ponemos una silla vacía. Ya es hora de que la cultura deje de ser considerada una cosa residual.
P. Los artistas y gestores han manifestado preocupación por la interinidad y sobre la mirada de la música sinfónica. ¿Qué opina?
R. Me parece que es muy importante que la gente aprenda música en los colegios, ojalá que todo niño tocara un instrumento y hablara un idioma. Pero ojalá que llegue el día en que los clásicos seamos nosotros. No estoy en contra de que se enseñe la música sinfónica, pero hay otras músicas. Yo creo en la cultura como transformadora, no como un adorno. Creo que hay que dialogar con Zorro. Yo tuve discusiones con él desde el día que entró porque él tenía la necesidad de trabajar de manera más general sobre todas las artes, y yo le pedí que por favor se concentrara en la música. Ahora, como ciudadana de a pie, sigo esperando el proyecto de música del Ministerio, porque no se puede discutir si no está todavía.
P. ¿Qué rol tuvo el asunto de patrimonio en su salida?
R. Ese es un tema muy delicado porque detrás del Ministerio también hay muchos intereses económicos, porque desde ahí se dan los permisos de construcción. En ello hay una circulación económica muy grande, o puede haberla. Mientras estuve, me enfrenté a cosas dificilísimas que vienen de las administraciones anteriores, por ejemplo, lo que ocurre en Villa de Leyva.
P. Desde allá se han elevado críticas…
R. Se va a construir una cosa en una plaza de mercado que es patrimonio, encima se planea hacer un parqueadero. Hay mucha oposición de los veedores de Villa de Leyva. Si fuera por mí lo hubiera parado, pero detrás hay un contrato de la administración anterior, un contrato legal. La diferencia entre lo legal y lo justo. No estoy de acuerdo con esa obra, ahora lo puedo decir, pero no tenía herramientas para pararlo.
P. El otro tema grueso es el galeón San José. ¿Cómo lo encontró y qué se decidió en el tiempo que estuvo?
R. Es un tema que me apasiona más como artista que como ministra, incluso quisiera escribir una obra de teatro. Creo que debería ser un debate más abierto, público, porque el galeón le pertenece a la sociedad. Yo no puedo resolver lo que va a pasar, pues es resorte del presidente así como están las cosas, pero sería ideal que la gente lo conociera. Más allá no puedo decir nada. Le estábamos preparando el presidente los diferentes escenarios para que él escogiera qué hacer.
P. ¿Cuál era el escenario más viable?
R. Prefiero reservarme la opinión porque es del resorte del presidente.
P. Alrededor de este tema se habla de una reunión en la que supuestamente participó el catalán Manuel Grau cuando aún no tenía nacionalidad colombiana, en la que se discutió del galeón. ¿Es cierto?
R. Me reservo la respuesta.
P. Dado ese y otros desafíos, ¿cómo debería ser el ministro o la ministra de Cultura?
R. Primero que todo, tiene que pensar en el cambio cultural, porque el Ministerio no se puede volver una suma de actividades. También debe ser alguien que trabaje por la justicia cultural y que lo haga sobre el eje de la cultura de paz. Empezamos una transformación cultural; es muy importante que se mantenga. Estoy absolutamente convencida de que el cambio social o es cultural o no es.