Otraparte. Haciendo historia

La noche en que el general Gustavo Rojas Pinilla dio el golpe de Estado con un micrófono y muchos amigos.

Por Óscar Domínguez G.

De piernipeludo me gocé dos episodios históricos: el ascenso y la caída del general Rojas Pinilla hace 70 años. En la subida no tuve acciones pero en la caída sí.

Me lucré lícitamente del golpe nada blando de  Rojas. Gracias a él, muchos chinches  tuvimos el primer balón de fútbol.  También fui de los primeros consumidores de un  insólito preservativo de pared llamado televisión  que nos regaló el general. 

María Eugenia Rojas, a  través de SENDAS,  nos volvió propietarios de balones,  muñecas y cachivaches similares. Vi a la Capitana muy maja en la foto que publicó El Tiempo con motivo de los 70 del golpazo.

¿Quiénes más salen en el retrato? Como no teníamos cardenal, le tocó darle el  “nihil obstat” o baculazo al alzamiento, al eterno obispo auxiliar de Bogotá, monseñor Emilio de Brigard. Tenía fama de santo y de no perderse la corrida de un catre. ¿Cómo perderse ese bocado de cardenal apodado golpe?

Imperdible la  cara de yo no fui que luce Lucio Pabón (“Pabor”) Núñez (a la izquierda).  Según el jurista, cantante e historiador Alfonso Gómez Méndez  “prácticamente fue Lució Pabón quien empujó a Rojas a dar el golpe”. 

Impasibles se ven varios oficiales con bigote libidinoso de cantantes de boleros.

En la caída de Gurropín el 10 de mayo del 57 estuve más activo. Fui de los que salieron a la calle a celebrar el fin de la “impúdica tiranofilia”, como la bautizó el locutor-expresidente Alberto Lleras, en alocución pronunciada diez días después del día D (=defenestrada). No sabíamos qué era un dictador pero tocaba hacer historia.

Figuré entre los feos durmientes la noche que el presidente Lleras nos mandó a roncar temprano porque el pueblo soberano empezó a alebrestarse ante el inminente chocorazo a Rojas. En 1971 estuve en Villa de Leyva en la creación de Anapo. 

Última chicaneada: era de los invitados a las paellas de María Eugenia en su casa de La Soledad, diagonal al restaurante La Reserve, el Vaticano gastronómico del conservatismo.

Por azar  teológico Rojas dio el golpe el mismo mes de junio cuando Colombia es consagrada al Corazón  de Jesús. En 2023, mientras el presidente Petro aseguraba en Berlín que le quieren dar un golpe blando y pasaba el sombrero para financiar el horror de los elenos, su esposa, doña  Verónica, asistía a la ceremonia de Consagración demostrando que es hábil para el porro y la jaculatoria. Exclusiva  forma que patentó el matrimonio Petro Alcocer de pecar y rezar para empatar.

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