Por Guillermo Romero Salamanca
Parecía inverosímil, pero era cierto: la preocupación de los periodistas radicaba en preguntarle a Karol G, ¿qué cirugías estéticas se había hecho?
Ella, sin inmutarse, respondió: “Yo ante los medios de comunicación me hice 55 millones de cirugías. Tengo tres: dos de salud y una de las “boobies”. De inmediato los medios descartaron una operación del trasero.
Las notas sobre la estrella de la música urbana continúan sobre su celulitis y de su peso. Triste panorama, desolador si lo observan por ese lado. Lo cierto es que Karol G es una colombiana, estrella mundial de la música, el arte y merecedora de todos los títulos al profesionalismo.
Carolina Giraldo Navarro nació en Medellín el 14 de febrero de 1991. Optó por Karol G, como su nombre artístico. Desde muy pequeña mostró sus aptitudes para cantar y componer.
Canciones van y vienen, charlas acá y allá, visitas a los medios de comunicación y a las disqueras. Buenas y malas caras. Lucha diaria. Retorno al cuaderno de canciones y a los estudios de grabación, una y otra vez. James Fuentes recuerda que ella iba a visitarlo a los estudios de la emisora y él le pasaba, en forma tímida, sus canciones.
Estudió música en la Universidad de Antioquia. Ella no descansaba. Fue, incluso a Estados Unidos, a estudiar Marketing. Escuchaba comentarios de uno y del otro. De supuestos generadores de empresa y de magos para hacer éxitos. Caer y volver a levantarse. Empezar y recomenzar. Esos eran los estribillos que le marcaron por meses. Ilusiones acá y allá. Sueños permanentes con notas inspiradas en nuevos estilos. Un día y otro. Enero, febrero, marzo…Navidades y Feliz Año con metas.
En el 2010 presentó la canción “Mil maneras” con Alexander Dj, luego fue corista de Reykon, con quien lanzó dos temas que le ayudaron a la figuración “Tu juguete” y “301”.
Comenzaron las llamadas a perseguirla para presentaciones en Colombia, Aruba, Ecuador y Estados Unidos. Un tema, con video y resonancia, desde luego fue el que hizo con Nicky Jam, “Amor de los dos”.
Universal Music la escuchó y la enfiló en su nómina. Pero ella deseaba más.
En el 2016, por ejemplo, llegó al puesto 33 del Hot Latin Songs con la canción “Casi nada”. Cantó con Sebastián Yatra y Daddy Yankee. Un año después ofreció un concierto al lado de su ídolo J Balvin en Argentina.
Más y más canciones. Letras cortas y largas. Sentimientos. Duetos y trabajos con figuras como Cosculluela, Ozuna, Bad Bunny y Kevin Roldán.
Temas con los Top Latin Albums y en el 2018 nominación a los premios Billboard, la revista más prestigiosa de música.
Hacer una canción no es sencillo. Se requiere de la idea principal, la canción, las voces, los arreglos, los músicos y horas eternas en los estudios de grabación, repitiendo una y otra vez tanto voz como acordes hasta llegar al punto deseado. Mover una perilla un milímetro puede cambiar todo el sentido del tema, por ejemplo.
Luego viene la promoción y divulgación. Además de los medios tradicionales, existe un volumen infinito de redes sociales y plataformas que deben recibir el material. Después habrá que hacer la sustentación, montarla con el grupo de músicos y presentarla en un concierto donde a veces puede llover, hacer frío o tener un público impaciente o sordo.
Es la ruleta musical.
Karol G, o mejor Carolina, es una mujer con metas. Ahora cuando tiene una empresa valorada en 10 millones de dólares viaja en aviones privados, es invitada a las carreras de Fórmula 1 para posar al lado de los bólidos, la buscan los principales medios de comunicación del mundo y ofrece conciertos con miles de asistentes. Está en las pasarelas de las grandes figuras del cine, la música y el espectáculo en Hollywood, Miami, Nueva York o París.
Admirada en la Sociedad de Autores y Compositores, Sayco. “Es una maestra muy respetada no sólo en Colombia, sino en otros países. Su trabajo es digno de admirar y de respetar. Es un talento de grandes proporciones”, comentó César Ahumada, gerente de la entidad.
Karol G es una máquina para producir ideas, es una industria musical ambulante. Es una colombiana con sentimientos de grandeza. Mirar cómo tiene las boobies es como cambiar el caviar por un plato de lentejas sin sal.