Nacidos en enero: La magia en Omar Rayo

Omar Rayo, señora, hija y nieto (Diario El País, de Cali)

Por Oscar Domínguez G.

Muchos padres buscaban el hombre para sus hijos en la Biblia, en el Brístol o en alguna novela. El maestro Omar Rayo – quien solía cumplir años el 20 de enero, era modelo 1928- encontró el nombre para su hija en una columna de humo que se elevó en el parque que da a la clínica del Country, de Bogotá, donde su esposa Águeda dio a luz.

“Yo sentí de pronto que salía como una nube debajo de los pájaros, de la tierra. Esa nube decía: Sara”.

Su capricorniana y bogotanísima hija es poeta y pintora como papá y mamá Águeda Pizarro, poeta hispano-neoyorkina. Sara los hizo abuelos. Cuando su nieto vio por televisión la noticia sobre la muerte de su abuelo (junio 7 de 2010), aclaró: “El abuelo no ha morido”. No podía morir si había videos de por medio…

La suegra de Rayo poseía artes misteriosas. Las ejerció “contra” el palo de mango que había en el Museo Rayo, en Roldanillo, Valle. A las seis de la tarde, como todos los años, empieza la procesión de san Sebastián.

El árbol servía de cambuche a decenas de murciélagos. Rayo vivía feliz con su colección de fúnebres mamíferos que suelen colgar como ganchos de ropa. A espaldas de su yerno, en la noche, la suegra hizo un exorcismo. Y adiós murciélagos.

Felizmente, los ardides de la condesa no le alcanzaron para desaparecer el fantasma indígena que de pronto se les aparecía selectivamente a algunos visitantes.

Cuando andaba de pantalón cortico, el artista descubrió el arco iris haciendo pipí contra el viento. Se lo contó a su mamá Reyes: “Mami, acabo de ver un fantasma en colores”.

Por el Reyes materno, Rayo tenía sangre de general y de expresidentes: Rafael Reyes.

Su esposa Águeda, bella como alguno de sus poemas, le enseñó a ver y a utilizar la luz de Roldanillo. Entraba tanta luz al estudio que el maestro la “tenía que sacar a las patadas”.

En sus años tiernos quería ser piloto como el autor de El Principito, su colega pintor. También lo desvelaba ser titiritero, saltimbanqui, malabarista o mago. “Con mis pinturas y mis grabados he logrado algo de esto”.

Quería ser caricaturista, como su ídolo, el suicida de Rionegro, Antioquia, Ricardo Rendón. En Bogotá, se dedicó a visitar los sitios que frecuentaba el artista paisa. Así recaló en el café “Automático” donde hizo amistad con León de Greiff, Luis Vidales, Eduardo Zalamea. Vidales presentó la primera exposición de Rayo en la Biblioteca Nacional.

En los diarios El Espectador, El Liberal, El Tiempo, Cromos le aceptaban dibujos esporádicamente.

Cuenta Rayo: “Fui a El Siglo  (abril de 1948) cuando se preparaba la Conferencia Panamericana. El presidente de la Conferencia era el doctor Laureano Gómez quien me aceptó como caricaturista”. Y caricaturizó a los delegados, incluido el general Marshall.

No quería morir, “pero como de todas formas va a suceder, que sea espontáneamente”, me dijo la vez que lo entrevisté. Dicho y hecho: Un infarto de malas pulgas silenció su mano de pintor, grabador, escultor. Sus cenizas viven en Roldanillo.

Por la vía rápida se volvió eternidad el hombre que cultivó la pulcritud a la que consideraba “una forma geométrica muy hermosa”. Se definía así: “Mi alma es perfectamente pura: ella me salvará a mí”. Esa frase podría haber sido su epitafio. Prefería otro, certero como el infausto infarto: “Aquí cayó un Rayo”.

Alguna vez entrevisté al maestro de Roldanillo:

EL CAZADOR DE ARREBOLES 

ODG: ¿Por qué su devoción tan grande por la luz de Roldanillo?

OR: Mi mujer fue la primera que la descubrió. Yo como nativo no veía mi entorno, pues lo conocí desde que nací y para mí no era novedosa esa luz. Era parte de mi vida, de mis juguetes. Pero una vez, Agueda, que es poeta, le dijo a unos periodistas en Nueva York, que la luz de Roldanillo era blanca y vertical y caía en el cráneo como una daga que lo abría en dos y allí empollaban los verbos. Cuando volví a Roldanillo después de que ella descubrió esto, comencé

a ver realmente que la luz de Roldanillo es distinta. No la hay en ninguna parte del mundo, yo no la conozco. ¿Y por qué razón es blanca? Pues porque el sol rebota sobre la cordillera y queda allí justamente pegada al pueblo, entonces esa luz es permanentemente blanca y no hay luz horizontal, ni luz diagonal, sino permanentemente vertical, permanentemente te cae en el cráneo. Es curioso. No se pone amarilla, ni rosada, es siempre blanca por el reflejo de las nubes. Entonces mirando este efecto y mirando estos fenómenos, yo me convertí en una

especie de vigilante o veedor de esa luz y comencé a fotografiar los

arreboles y hoy día soy el cazador de arreboles para los roldanillenses, mis paisanos.

PATADAS LA LUZ

ODG: ¿Y por qué esa devoción por el terruño?

OR: Bueno, esa es otra de las maravillas. Probablemente, porque he viajado tanto y me encontrado con que no hay un pueblo que me seduzca como me seduce Roldanillo. Aunque yo ya no tengo paisanos, todos se han ido o los compañeros mayores se han muerto, han desaparecido y yo me he quedado solo realmente. En Roldanillo me encierro a trabajar, a recuperar esa luz, esa fantasía… Esa luz es mi mejor juguete y mi profesor. Ese profesor lo voy a copiar todo el tiempo, voy a buscarlo y es la que se mete siempre en mis cuadros. A veces es tanta la luz que yo tengo que cerrar las ventanas y las puertas del estudio y sacar a patadas la luz porque el color se me entromete en todas partes y quiere que yo lo retrate y lo meta en la historia que estoy pintando.

ODG: Y hablando de luces, ¿qué papel desempeñan las sombras?

OR: La sombra es el cómplice de la luz, es el intermediario y es justamente el que produce el relieve porque el negro es un contrapunteo con el blanco que es la luz y el negativo de la luz es el negro, pero hay el cómplice que es la sombra. Esa sombra es la que yo uso para hacer los relieves, para hacer que todo parezca redondo, que todo parezca lleno de aire, de oxígeno.

EL CEMENTERIO POR LIENZO

ODG: ¿Cómo fue ese primer contacto del niño Omar en Roldanillo con

su entorno?

OR: Yo nací con una habilidad manual extraordinaria para dibujar, para pintar y yo pensaba mucho en la geografía y yo le ayudaba al profesor de geografía en la escuela, yo le hacía los mapas. Tenía mucha habilidad y me gustaba mucho la botánica, también. Pintaba muchas hojas, muchas flores. Me iba para el cementerio donde se encontraban flores rarísimas, exóticas. Quería ser aviador,

quería ser piloto, etc. Pero con esa habilidad manual me interesaba mucho más ejecutar cosas, dibujar el entorno. Yo quise ser caricaturista como Ricardo Rendón. Y cuando vine a Bogotá en el año 48, antes del nueve de abril, yo buscaba los lugares donde había estado este hombre, era mi ídolo, sigue siendo mi ídolo, es un dibujo espectacular, una línea asombrosa. Y me contaron que en el «Automático» podía encontrar amigos de él, colegas de él. Fui al «Atuomático» y ahí me encontré con León de Greiff, con Luis Vidales, con Eduardo Zalamea y con los grandes maestros de literatura colombiana. Y yo que había sido un gran lector y me apasiona la poesía pues caí como en un cofre de oro. Y ahí hice tertulia con estos maestros y fui gran amigo de ellos. Inclusive mi primera

exposición que hice en Bogotá, en la Biblioteca Nacional, la inauguró Luis Vidales.

CARICATURISTA POR CORRESPONDENCIA

ODG: Pero usted fue discípulo activo de Rendón en la medida en que usted también también produjo mucha caricatura…

OR: Claro, al hacer este taller, o esta universidad, o este curso por correspondencia adquirí más habilidad para captar los rasgos de las personas como caricaturista. Entonces llegué a Bogotá ofreciendo mis servicios a los periódicos, fui a El Espectador, a El Liberal, fui aEl Tiempo, a Cromos y me daban dibujitos ocasionales, fui a El Siglo y en esa ocasión se preparaba la Conferencia Panamericana y el presidente de la Conferencia Panamericana era el doctor Laureano Gómez y me aceptó como caricaturista para que hiciera caricaturas delos delegados a la Conferencia y ahí tuve oportunidad de conocer al General Marshall, a tanto personaje importante de esa época.

ODG: ¿Y qué experiencia enriquecedora le quedó de ese tránsito por

la caricatura político-humorista para llamarla de alguna forma?

OR: Yo no usé la caricatura política, usé la caricatura facial y caricatura de humor, del entorno de hechos y casos permanentes en la vida real, pero no caricatura política. Nunca me interesó la política, nunca pude con ella, nunca pude entrar en ella, quise a veces porque tengo muchos amigos políticos, pero no pude.

EL ARTE EMPIEZA EN RAYO

ODG: Metiéndole un poquitico de regresión a esta charla, ¿usted ya

venía con un bagaje artístico muy grande? 

OR: En mi familia nunca ha habido un artista. Solamente hubo un fotógrafo alemán que vino a Colombia a seguir las huellas de Humboldt. Venía por toda América Latina, pasó por Colombia y se casó en Colombia, y solamente ese personaje es el que se acerca a lacreatividad mía, no hay en mi familia más artistas.

ODG: Conocemos el primer apellido suyo y del segundo?

OR: Reyes, Omar Rayo Reyes.

ODG: ¿Tiene más de Rayo o de Reyes?

OR: Rayo es un apellido catalán. Yo siempre que voy a una ciudad de cualquier parte del mundo, de Europa, de América Latina, de Asia, busco en la guía telefónica si hay Rayos y en la única parte que he encontrado Rayos es en Barcelona, hay un montón de hojas, pero con acento en la o, inclusive hay un gran escritor, un poeta, que es de apellido Rayó. Entonces parece que llegaron dos hermanos Rayo a La Habana que venían de Cataluña y eran comerciantes, como todos los españoles de esa región. Uno se quedó en La Habana, inclusive hay una

calle en La Habana que se llama Rayo. El otro se vino a Colombia y se quedó en Cartago, Valle, y ahí nació mi padre, de esos dos hermanos. Tuvo varios hijos, uno de ellos, de los hijos de este viejo abuelo, se fue a vivir a Buenaventura y tenemos Rayos negros, hay parientes Rayos negros, inclusive uno de ellos es guardavalla de un equipo de fútbol en el Valle del Cauca.

ODG: Y el Reyes?

OR: Según Emma Reyes, la famosa pintora que hay en Francia, ese Reyes solamente es uno en Colombia y todos pertenecemos a la familia del General Reyes.

UN ESPEJO QUE CAMINA

ODG: Maestro, yo diría que pocas personas como usted se parecen al nombre: Omar. Y veo que ahí tiene dos tocayos importantes, Omar Kaham y Omar Shariff.

OR: Hay anécdotas muy directas sobre estos dos personajes. Yo me lamo Omar porque mi padre cuando yo nací leía a Omar Kayán. Mucha gente cree que yo me llamo Omar porque soy de origen árabe, pero no tiene nada que ver. Sencillamente, mi padre era un gran lector, como yo, de poesía, sus anaqueles estaban siempre llenos de libros de poesía, de filosofía y, como te decía, cuando yo nací estaba leyendo a Omar Kayán y obviamente me engarzó el nombre, era muy usual que los padres siempre le ponían a sus hijos los nombres de sus amigos importantes o de políticos, etc.

Y a Omar Shariff lo conocí una vez en el lobby de un hotel. Yo estaba esperando un personaje sentado en el lobby cuando vi pasar este otro personaje, me quedé mirándolo de perfil y yo dije esto es un espejo que va caminando, entonces él miró entorno y diría: bueno, una persona sentada, probablemente pensó que se parecía a él. Cuando él subía unas escalinatas para llegar a la recepción, se devolvió, se regresó, era solamente para mirarme a mí y resulta que yo también

lo miré a él. No nos dijimos una palabra pero él regresó a recepción y desapareció. Esa fue la única ocasión. Pero era un Rayo que estaba caminando, era un Omar que estaba caminando en unos tacones enormes porque es bajito.

ORGIA DE COINCIDENCIAS

ODG: Y hablando de su Museo, ¿qué reflexiones se le han ocurrido, ya hizo todo o queda mucho por hacer?

OR: Esa odisea la agarré por pura tenacidad mía y por puro corajudo que soy y si no, me hubiera corrido, como buen capricorniano. A propósito el 20 de enero: ese día cumple años Roldanillo, cumple años la colocación de la primera piedra,

cumple años la Fundación del Museo Rayo y cumplo años yo. Cuatro

efemérides a la vez, ese mismo día. Lo he entregado todo allá, creo que ya he hecho demasiado, creo que ya hice todo. Aunque, claro, que quedan muchas cosas por hacer. En Nueva York me preguntaban cuántos cuadros he pintado y yo digo que no sé cuántos he pintado. Lo que sí sé es que me quedan un millón

quinientos mil en la cabeza.

MUSEO CON FANTASMA PROPIO

ODG: ¿De dónde vino el fantasma de Roldanillo de que habla y cómo se fue?

OR: No solamente yo lo he sentido, casi palpado, sino muchos de los visitantes que tengo en mi casa, porque mi casa la construí para albergar allí la familia plástica y poética de América Latina, allí alojo muchos amigos y ellos han

sentido en muchas ocasiones alguna presencia, algunas fuerzas extrañas. Han visto luces especiales, han sentido caminar. Es una casa que se construyó especialmente, no había una construcción antigua ni es una casa remodelada en la cual se supone que allí murió alguien o que hubo asesinatos o nada. Yo compré ese solar, que era el solar de una casa y construí esta casa, mi casa, su casa.

FANTASMA PROPIO

ODG: ¿Pero benéfico o maléfico el fantasma?

OR: Yo creo que es un fantasma indígena, no es un fantasma occidental, no veo que sea un fantasma de una cultura importada, es un fantasma realmente local, nacido en Roldanillo.

ODG: ¿Pero de todas formas, el fantasma entrabó su tarea creativa durante mucho

tiempo?

OR: Yo sí creo. Yo pienso siempre en él, permanentemente. Tuvimos una vez, hace dos años, muchas dificultades en la casa. Había muchos enredos, calumnias, dificultades, muchas llamadas anónimas, se puso caótica la vida en Roldanillo, en mi casa, entonces decidimos hacer un sahumerio. Mi mujer cree en eso porque su mamá es bruja, nacida en Rumania, prima hermana de Drácula.

SUEGRA DE TRANSILVANIA

ODG: ¿Y tuvieron éxito?

OR: Bueno, mi suegra es rumana, es una condesa rumana, nació en Transilvania donde tiene el castillo Drácula. A ella le gusta que yo hable de estas cosas, ella no se preocupa. Ella es una Condesa, Drácula era un Conde también. Ella tiene magia. La llevé a conocer Roldanillo, la llevé a conocer mi casa, le encantó y yo había dejado un palo de mango muy famoso, un palo de mango silvestre, lleno de moho y de parásitas y de murciélagos. Yo nunca dejé que los tocaran ni les pegaran ni los mataran los trabajadores de la construcción.

Los dejé ahí como en su hábitat. Y llegó mi suegra, vió el árbol, obviamente le pareció muy lindo, muy exótico, pero al otro día no apareció ni un solo murciélago, les hizo un exorcismo y desaparecieron totalmente. No sé qué hizo ella, pero se fueron.

EVOCACION DE AGUEDA

ODG: ¿Cómo ha sido ese influjo de su esposa Agueda?

OR: Bueno, el influjo es mutuo. Ella dice que sin la presencia mía no hubiera llegado a ser poeta y yo digo que sin la ayuda de ella tampoco hubiera mantenido yo mi verticalidad, hubiera dejado los fierros en algún lugar y me hubiera dedicado a hacer diseño gráfico o a vivir en una empresa de publicidad. Pero el coraje y el querer ser un profesional de la estética, ella me ayudó muchísimo y me sigue ayudando. Nuestra hija Sara, ha tomado mucha influencia de los dos,

ella escribe poesía, en inglés y en español, pinta también y con un estilo muy propio, muy particular, le interesa mucho la ecología y yo en un principio también hice becujismo que es una especie de ecología también. Muy curioso, no, una coincidencia muy rara. Sara estudió en Nueva York.

EL NOMBRE VINO EN UNA NUBE

ODG: ¿Y el nombre de Sara de dónde viene?

OR: Esa es una cosa muy curiosa. Ella nació en Bogotá, en la Clínica del Country, el 4 de enero de 1957, es capricornio también. Me dijeron: maestro Rayo, acaba de nacer su hija, es una niña, ya lo llamaremos para que la venga a conocer. Entonces yo me salí a una baranda a mirar el parquecito que queda frente a la carrera 15 y me quedé mirando los pajaritos que estaban corriendo y jugando y buscando comida y peleándose, cuando yo sentí de pronto que salía

como una nube debajo de los pájaros, de la tierra, una nube y esa nube decía Sara y desapareció. Entonces le pusimos Sara.

COMO UN RAYO

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– Yo siempre he dicho que los instrumentos son muy importantes

para ejecutar una obra pero lo que importa es la idea, la idea no es

un instrumento, la idea nace dentro de tu cerebro y si no tienes la

estructura, la capacidad intelectual para manifestar esa idea no

sale, aunque tengas los mejores instrumentos para ejecutarla.

– Espero que Dios crea en mí porque yo creo en él.

Para mí es muy importante, yo no soy un ser religioso, soy un ser

místico pero no religioso.

– Es mucho más difícil pintar un cuadro en blanco y negro que con

todos los colores y con todo el abecedario.

– En Nueva York no hay luz y la luz hay que imaginársela y el

color hay que imaginárselo porque no existe, existe un reflejo,

entonces tú vas olvidando los colores porque no hay, no existen los

colores, entonces vas guiándote por la síntesis que es la luz y el

negativo.

– ¿De qué te sirve un carro lindo, hermosísimo, sin gasolina? Así

es el talento, si no hay disciplina.

– Mi vegetarianismo sigue vigente. Además, cada vez más fanático,

porque ya no puedo comerme algo que se mueve, algo que respira, es una cosa oriental y porque muy joven tenía acné juvenil y un yerbatero me curó con raices y con hojas, bebiendo un té todas las mañanas, y yo dije: la naturaleza es sabia, la naturaleza es el remedio y desde entonces no me interesa la grasa animal.

– «Duermo en Nueva York, pero vivo en Colombia». Esa frase se la

dije al doctor Betancur cuando me dijo: ¿por qué no te vienes para

Colombia? Ahora, en este momento, desayuno en Nueva York, almuerzo en

México y duermo en Roldanillo.

– La única manera de pintar es aprendiendo a pintar todo el

tiempo. Tú dejas de pintar un mes y se te olvida, te aseguro. Yo estoy ahora enloquecido porque hace como tres meses no pinto y estoy enloquecido por volver a Roldanillo y encontrar a mi maestro, la luz, y volver a pintar con él.

– Todo el tiempo pinto. Y si no sacas todos esos dibujos con todas tus ideas, se te pudren, viene una frustración, luego se te pudren esas ideas y esa pudre produce la vejez.

EN POCAS PALABRAS 

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– ¿Libro que está leyendo?

Vislumbres de la India, de Octavio Paz

– ¿El pecado que más le gusta cometer?

Si la obstinación es un pecado, ese pecado lo cometo todos

los días.

– ¿Virtud que más admira en los otros?

La honestidad porque ella no tiene cuerpo y es transparente.

Y la rectitud porque la considero una forma geométrica muy

hermosa.

– ¿Quién le gustaría haber sido?

Un titiritero, un saltimbanqui, un malabarista o un mago.

Con mis pinturas y mis grabados he logrado algo de todo

esto.

– ¿Qué es un amigo?

Son muchas cosas. Entre ellas un hermano que tú mismo creaste.

– ¿Los enemigos para qué?

Para cultivar disciplinadamente una gran paranoia.

– ¿Persona que más ha influido en usted?

El amor propio de esa persona que a diario veo en el espejo.

– ¿Lo que lo saca de quicios?

No tener a veces la herramienta correcta para traer al mundo

con perfección mis ideas.

– ¿Tiene con qué salvar su alma?

Mi alma es perfectamente pura. Ella me salvará a mí.

– ¿De qué quisiera morirse?

Yo no quiero morir pero como esto ocurrirá sin remedio que sea

espontáneamente. 

– ¿Qué le gustaría olvidar?

No me gusta olvidar nada. De todo lo malo o lo bueno que pasa

por mi vida saco provecho.

– ¿Por qué desea que lo recuerden?

Yo no hago cosas para que me recuerden. Eso se lo dejo a la

buena memoria de mis amigos

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Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: [email protected]