Si bien las discusiones de política pública suelen enfocarse en los programas que se ubican en estas acciones, todos los actores del sector coinciden en que un prerrequisito para su éxito es que los hogares cuenten con un componente de ahorro para que, junto con el subsidio del gobierno y el apoyo de la banca, exista un cierre financiero que les permita mejorar sus condiciones de vivienda, según la Asociación Bancaria
Ahorro y Vivienda: Construyendo Hogares en Colombia
Bajo ese titular fue dado a conocer el estudio en la revista Banca & Economía, precisando que en septiembre del presente año iniciaron las mesas de trabajo en el marco del Pacto por el Crédito. Dentro de los compromisos adquiridos allí de parte del sector bancario se encuentra el incremento en $55 billones durante los próximos 18 meses en cinco sectores: vivienda, agro, industria, turismo y economía popular. Para el sector vivienda, específicamente, el impulso es significativo. Para los próximos 18 meses, se proyecta que los desembolsos superen los $40,6 billones, con un incremento de 28%. Si bien hay una serie de instrumentos por los que se dará dinamismo adicional al sector, hubo un tema en el que todos los actores del sector estuvieron de acuerdo: una condición necesaria para impulsar la vivienda en el país es fomentar la cultura de ahorro dentro de las familias colombianas. Sin este componente, las demás labores quedan incompletas.
Imagen Ministerio de Vivienda
El acceso a una vivienda digna es un requisito indispensable para mejorar el bienestar en las sociedades contemporáneas. La elevada rentabilidad social de los programas públicos de vivienda es, sin duda, un factor clave que justifica su papel central en las políticas de asistencia social de diversos gobiernos. Tal es su relevancia que, en América Latina, la inversión social en vivienda se sitúa como la más significativa en términos de utilización de recursos públicos, solo por detrás de la inversión en salud y educación. Dicha inversión trae una serie de externalidades positivas para la población, en tanto se asocia con una disminución de los problemas sanitarios, así como con la reducción de los índices de morbilidad y mortalidad (Szalachman & Paz, 2010). Esto explica que las políticas habitacionales hayan sido una prioridad dentro del gasto social a nivel nacional.
La política habitacional colombiana de las últimas décadas se ha caracterizado por darle un énfasis al acceso a vivienda, lo que por lo general sucede de la mano de subsidios a la demanda e instrumentos financieros para promover la propiedad. En este proceso, desde el Gobierno Nacional se ha fomentado el enfoque ABC (ahorro, bono, crédito), mediante el cual el sector privado construye los proyectos de vivienda, las familias buscan adquirirlos con subsidios y desde la banca se garantiza el cierre financiero para ello, explicó la publicación gremial.
«Dentro de este esquema, el ahorro no solo se presenta como un paso necesario para obtener un crédito, sino como una herramienta que refuerza la autonomía financiera de las familias. La capacidad de ahorrar permite generar un colchón financiero que protege contra imprevistos y facilita el acceso a mejores condiciones crediticias», agregó.
Hacia una vivienda digna
«El acceso a una vivienda propia en Colombia es un reto que involucra a múltiples actores. Tanto el gobierno como el sector financiero han implementado herramientas eficaces para facilitar este proceso, como subsidios y créditos hipotecarios, pero es necesario reforzar el papel del ahorro dentro de esta ecuación. La combinación de una educación financiera adecuada, hábitos de ahorro sólidos y un entorno crediticio favorable resulta clave para hacer más accesible la vivienda a todos los estratos de la población, señala la ASOBANCARIA en una de las conclusiones del estudio.
«Si bien los créditos hipotecarios permiten a muchas familias convertir sus pagos de arriendo en pagos que construyen un patrimonio propio, sin un fondo de ahorro inicial muchas de estas familias se quedan fuera del mercado inmobiliario. Por eso, es crucial que tanto las políticas públicas como los programas del sector bancario continúen incentivando una mayor cultura de ahorro, que permita a más colombianos cumplir el sueño de tener casa propia.
«El reto a largo plazo será no solo mejorar el acceso al crédito, sino también fomentar una cultura de ahorro y responsabilidad financiera que empodere a las familias para tomar decisiones más informadas y sostenibles. La vivienda digna no debe ser solo un derecho, sino una meta alcanzable para todos los colombianos, respaldada por políticas que promuevan tanto el crédito como el ahorro responsable.