Martes de la luenga lengua: Sino-si no, interjecciones, vocativo, preposiciones

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA  

por  Efraim Osorio López

eolo1056@yahoo.com

Las preposiciones, no sobra repetirlo, tienen cada una su oficio en la oración.  

La conjunción adversativa ‘sino’ es palabra ‘grave’, pero muchos la pronuncian como si fuera ‘aguda’ (‘sinó’), por lo que la escriben como se escribe la locución condicional negativa ‘si no’. Así lo hizo el columnista Martín Dussán López en esta oración: “Que este apagón no quede en anécdota si no que nos abra los ojos para estar discutiendo lo que realmente importa” (LA PATRIA, 1/5/2025). “Que este apagón no quede en anécdota, sino que nos…”, así, y con la ‘coma’ antes de la conjunción. *** 

“Ay, Francisco”, así tituló el señor Manuel Guzmán Hennessey su columna de El Tiempo (2/5/2025). ‘Ay’ es una interjección que, escrita así, sin los signos de admiración, no ‘duele’ tanto como acompañada de ellos, ¡ay!, es decir, no expresa la intensidad del sentimiento que el redactor quiere manifestar. Y el columnista sabatino del mismo diario Noé Ochoa escribió así su queja: “Ayayayayyyy. Qué pesar” (3/5/2025). Sin los signos de admiración, esa queja es ‘insípida’ e ‘indolora’; con ellos, expresa dolor, tristeza, angustia: ¡Ayayayyyy! ¡Qué pesar! Diferente, ¿no? Cuando leo estas frases exclamativas sin los respectivos signos de admiración, pienso que sus autores los omiten porque consideran que su inclusión les quita valor a sus escritos, o que no lo hacen por pereza de realizar el procedimiento para marcarlos, o quién sabe por qué. No obstante, en el mismo artículo, el señor Guzmán Hennessey se expresó de esta manera: “¡Háganme el favor!”, como debe ser, pues sin los signos de admiración no deja de ser una mera solicitud, una petición de algo: con ellos, es una locución admirativa convencional con la que expresamos sorpresa, desdén o reproche por algo que acabamos de decir o escribir. Los signos de admiración, como los de interrogación, no son opcionales, y, en castellano, abren y cierran las frases que los requieren. ***

Como tampoco son opcionales las ‘comas’ que separan el ‘vocativo’ de los demás componentes de la oración: sin ellas, el ‘vocativo’ pierde su naturaleza, por ejemplo, si a esta oración -‘mira, Juan, lo que estoy haciendo’- le eliminamos las comas, ‘mira Juan lo que estoy haciendo’, ‘Juan’ deja de ser ‘vocativo’ y se convierte en ‘sujeto’, es decir, en el agente de la acción del verbo ‘mirar’. Algo semejante se aprecia en la exclamación con la que concluyó su artículo la columnista Elizabeth Ramírez Correa: ¡Gracias periodistas por cuidar la democracia!” (LA PATRIA, 3/5/2025). Como lo pide el castellano, “¡Gracias, periodistas, por cuidar la democracia!”, porque, sin las comas, el vocativo ‘periodistas’ deja de serlo para convertirse en adjetivo del sustantivo ‘gracias’. ¿Habrá ‘gracias periodistas’? El caso ‘vocativo’ lo empleamos para ‘llamar’, para ‘suplicar’ (‘¡ayúdanos, Señor!’), para ‘reconvenir’ (“¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?” –Cicerón), para ‘ordenar’ (‘Pedro, haz esto’), para ‘imprecar’, para ‘despedir’, ‘interrogar’, etc. *** 

La omnipresente locución ‘a nivel de’, que llegó para quedarse, no sólo está acabando con algunos adverbios, sino que le está dando a la preposición ‘a’ el oficio de la preposición ‘en’, como en el siguiente ejemplo, tomado de la columna arriba citada del señor Noé Ochoa: “Hablando de altura, esa es la condición que se necesita a todo nivel”. “…que se necesita en todo nivel”, correctamente, porque aquí se trata de un complemento circunstancial de lugar, que debe ser introducido por la preposición ‘en’, no de dirección ni tendencia, oficio de la preposición ‘a’, verbigracia, ‘estas instrucciones deben llegar a todos los niveles de la sociedad’. Las preposiciones, no sobra repetirlo, tienen cada una su oficio en la oración.  

DESCACHADAS IDIOMÁTICAS

Por Jairo Cala Otero / Lingüista y corrector de textos

1.- «Desde su casa ubicada en el suburbio sur de New Lenox de Chicago, Estados Unidos, la ciudad origen del pontífice, su familiar aceptó que el nombramiento del papa era inesperado (…)». Los papas no son nombrados, siempre son elegidos; por eso se realiza un cónclave. El error, publicado en el diario El Tiempo al siguiente día de la elección de Robert Francis Prevost Martínez (León XIV), en sustitución de Jorge Mario Bergoglio (Francisco), es más notorio en virtud de la trayectoria de ese rotativo. Corrección: «Desde su casa ubicada en el suburbio sur de New Lenox, de Chicago (…) su familiar aceptó que la elección del papa era inesperada (…)».

2.- «Bogotá: 12 niños fueron víctimas de abuso sexual en el jardín infantil Parques de Canadá». Título noticioso en la página de Caracol Radio. En el texto se leía: «La situación se vuelve aún más alarmante debido a que dos de los menores afectados han sido diagnosticados con VIH». Entonces, no fueron solamente abusos, sino violaciones sexuales, puesto que los abusos no infectan a las víctimas con ese virus letal, ni con otras enfermedades de transmisión sexual. Muchos periodistas no han entendido la diferencia semántica existente entre un abuso sexual y una violación carnal. Mientras prevalezcan la desinformación y la ausencia de educación sexual, persistirán los errores en la redacción de noticias sobre violaciones carnales. Título sin «violar» la semántica: «Bogotá: 12 niños fueron violados en el jardín infantil Parques de Canadá».

3.- «¿Presidente Petro se practicó cirugía plástica en Semana Santa?». Con toda seguridad, no pudo habérsela practicado él, pero sí se sometió a la intervención de un cirujano plástico. Es error permanente atribuirles capacidades a los pacientes para practicarse las operaciones que sólo los especialistas ejecutan en los quirófanos. El título en la página de Blu Radio debió ser: «¿Al presidente Petro le practicaron cirugía plástica en Semana Santa?». Otro: «¿El presidente colombiano se sometió a una cirugía plástica en Semana Santa?».

4.- «La Universidad Industrial de Santander (UIS) elegirá (…) su rector para los próximos tres años. Uno de suscandidatos es Hernán Porras Díaz quien buscará reelegirse por cuarta vez consecutiva, en medio de denuncias que lo señalan de instaurar una política del miedo en la institución y de señalamientos por usar los recursos de la universidad para la campaña a su favor». Errores en un artículo de Enrique Gamboa en la revista Raya. 1.- Faltó la coma detrás del apellido Díaz. 2.- Los aspirantes no eran los candidatos de la UIS (sus), sino postulantes por su propia voluntad. 3.- Nadie se elige a sí mismo, lo eligen otras personas; mucho menos puede reelegirse. 4.- La repetición «señalan» y «señalamientos» desluce esa construcción gramatical. Con lenguaje directo: «La Universidad Industrial de Santander (UIS) elegirá (…) a su rector para los próximos tres años. Uno de los candidatos es Hernán Porras Díaz, quien buscará ser reelegido por cuarta vez consecutiva, en medio de denuncias sobre instauración de una política de miedo en la institución y de usar los recursos de la universidad para la campaña a su favor».

5.- «A casi dos días de iniciadas las votaciones, la chimenea sigue emitiendo humo negro». Con la locución «a casi dos días de…», la revista Poder, con nota de María Fernanda Simbaqueba Díaz, informaba que todavía faltaban dos días para que la elección del papa comenzara. En realidad, ya habían transcurrido dos días de haber sucedido ese hecho. Ese error está arraigado entre muchos periodistas, que confunden el pasado de un evento con una cercanía de tiempo para que él ocurra. Corrección: «Dos días después de iniciadas las votaciones, la chimenea sigue emitiendo humo negro». A propósito: el nombre María y el apellido Díaz carecen de tilde en la publicación (Maria/Diaz). ¡Es el colmo que alguien no sepa escribir bien su nombre! Los nombres también tienen ortografía.

6.- «Carlos Amaya solo anunciaría su renuncia hasta el 30 de mayo». La noticia fue publicada por El Colombiano el 7 de mayo de 2025. Entonces, Amaya se demoraría 23 días anunciando su renuncia; es mucho tiempo para hacer tan simple anuncio, unos pocos minutos bastan. Segundo error: faltó la tilde en el adverbio sólo. Como escribieron, dice que Amaya haría el anuncio sin la compañía de nadie más, o sea, solo. En realidad, lo que el redactor de esta expresión quiso decir fue: «Carlos Amaya sólo anunciaría su renuncia el 30 de mayo». Es decir, antes de esa fecha no lo haría. Sobra la preposición ‘hasta’, que no tiene función alguna ahí.  

7.- «La intervención por parte del cuerpo de bomberos del sector de Las Ferias, atendieron la emergencia». El autor de esta frase agramatical, en el diario El Espectador, desnuda su supina ignorancia sobre cómo funciona la gramática de su idiomaEs una pena que esos barbarismos tengan cabida en los medios periodísticos, donde deben ser empeñosos en tratar con sumo cuidado las palabras, que son las herramientas de su labor cotidiana. Errores: 1.- La locución «por parte de…», que se volvió un incordio en muchos periódicos y revistas colombianos, es innecesaria. 2.- El nombre Cuerpo de Bomberos debe llevar iniciales mayúsculas, por ser una institución. 3.- Hay discordancia entre «la intervención» y el verbo «atendieron». Comparativamente, es como si se intentase hacer entrar una puerta ancha por una ventana chica. Corrección: «Los bomberos del sector de Las Ferias atendieron la emergencia». Otra: «Con la intervención del Cuerpo de Bomberos del sector de Las Ferias se sofocó la emergencia».

8.- «Niño perdió parte de su labio tras ser atacado por un perro en Santander». ¿El niño atacado por un perro sólo tiene un labio? Entonces es un fenómeno, por consiguiente, un ser supremamente extraño, según lo afirma este título del diario Vanguardia (Bucaramanga). Además, esa pérdida sucedió en el momento del ataque, no después, como dice la frase; hay mal uso de la preposición ‘tras’. Con «labios» gramaticales: «Niño perdió parcialmente un labio por ataque de un perro en Santander».

9.- «(…) además del mandatario local también fueron capturadas cinco personas más, todas, según el ente investigador, señalados de conformar una red de corrupción». El sustantivo personas y el participio señalados no concuerdan en género gramatical; la primera palabra es de género femenino y la segunda es de género masculino. En gramática deben coincidir femeninos con femeninos y masculinos con masculinos (y no es «homosexualismo lingüístico»). En el portal Kienyke, donde apareció publicada la errada expresión, pudieron evitarla así: «(…) además del mandatario local, también fueron capturadas cinco personas más, acusadas de conformar una red de corrupción, según indicaron las autoridades».

10.- «Goodyear fabricaba ruedas a un ritmo de entre mil y 2.000 unidades diarias». En el diario El Tiempo también había buenos redactores hace unas dos décadas; escribían con esmero, sin cometer barbarismos. En esta frase están mal escritas las cifras: es error mezclar palabras con números; y el punto es ahora un intruso, ya no se usa. El sustantivo llantas es más preciso que el sustantivo ruedas. Corrección: «Goodyear fabricaba entre 1000 y 2000 llantas diarias». Sin la palabra ‘ritmo’, que no se necesita.

11.- «A Jorge Enrique Vélez le cayó mal las críticas de la capitana del Atlético Huila». En esta expresión, publicada en el portal Las 2 Orillas, es obvio el plural (críticas), pero, por escribir desde otra orilla, sin atender la gramática, no lo vieron. Así que la frase correcta es: «A Jorge Enrique Vélez le cayeron mal las críticas de la capitana del Atlético Huila».

12.- «(…) el mandatario habría incumplido las normas de la ley de género al contratar a una sola mujer en su gabinete». La noticia de El Espectador hablaba del alcalde de Turbaná (Bolívar). 1.- Ni los alcaldes ni ninguna otra autoridad civil contratan a nadie para componer sus equipos de Gobierno; los nombran por decreto, que es distinto. 2.- En la frase quedó una redundancia: «Las normas de la ley». Corrección: «(…) el mandatario habría incumplido la ley de equidad de género al nombrar a una sola mujer en su gabinete».

13.- «Hay impuestos directos, que son aquellos que se imponen como tales». Vea, pues, resulta que «los impuestos se imponen». Tal descubrimiento podría aclarar el mundo de los gravámenes. Por fortuna, es apenas un descalabro del abogado Eduardo Pilonieta Pinilla en un artículo de su autoría en el diario Vanguardia. Sin giros lingüísticos «impuestos»: «Hay impuestos directos que se les aplican a los contribuyentes». 

14.- «Capturan en Envigado a hombre de 50 años que abusaba de su pareja, cuñada e hija». Una sola mujer jamás podrá ser simultáneamente esposa, cuñada e hija, como dice esta frase; faltó el adjetivo posesivo ‘su’ para distinguir a cada persona. Dos, la falta de formación cultural en aspectos tan vitales como la orientación sexual, mantiene confundidos y equivocados a muchos periodistas colombianos. De esa incultura se derivan las noticias en las que para ellos vale igual un abuso sexual y una violación. ¡Grave error! Este corresponde a la página del canal de televisión Telemedellín. En el texto noticioso, se insistía en ese descalabro semántico: «Según las autoridades, sería un supuesto depredador sexual que habría cometido actos aberrantes. Abusaba sexualmente de su pareja de 30 años, de su pequeña cuñada de 13 años y hasta de su propia hija de 7 años». Un abuso sexual no es un acto aberrante, no tiene la gravedad de la violación, que es un acto carnal; aunque el abuso sexual sí es considerado un ultraje contra la dignidad de una persona. De alguna manera, al hablarse de abuso sexual cuando hubo violación, el depredador es cómodamente «defendido» ante la sociedad; defensa que le proporciona el redactor de las noticias «suavizadas» con ese vocablo errado. La realidad es: 1.- «Capturan en Envigado a hombre de 50 años que violaba a su pareja, a su cuñada y a su hija». 2.- «Según informaron las autoridades, el depredador sexual habría cometido actos sexuales aberrantes contra su pareja, de 30 años, contra su cuñada, de 13 años, y contra su propia hija, de 7 años».

¡TODO TRABAJO VALE!

A lo lejos se escuchaba una voz que retumbaba en el ambiente. Nada se entendía, sin embargo; pero, a medida que yo avanzaba hacia la cabecera del parque principal, empecé a entender lo que alguien decía:

─ Insensibles, atrevidos, descarados, cachazudos, atenidos, recostados…

─ ¿A quiénes se referirán con esos adjetivos? ─ me pregunté mentalmente. 

Logré identificar la casa de donde salía aquella voz masculina. Me detuve frente a ella para poner más cuidado. El hombre le explicó a una mujer que le preguntó de qué lista se trataba:

─ No, no es una lista, son los adjetivos que se merecen quienes piensan que el trabajo intelectual no vale nada. Pensar y producir algo bueno con lo que se piensa es tan valioso, o quizás superior, como el trabajo físico en cualquier aspecto de la vida ─ contestó el hombre.

─ ¿Por qué dices eso? ─ inquirió la voz femenina.

─ Porque los cachazudos a quienes se les ofrece una enseñanza o un trabajo intelectual siempre preguntan si es gratis, o que si tienen que pagar. Esos tarugos jamás me preguntan cuánto me costó aprender ni qué valor económico le doy a mis ideas y a mi capacidad de hacer lo que ellos no pueden, o no saben, o no quieren hacer.

Al proseguir mi camino, me fui identificado a plenitud con la queja de aquel hombre desconocido, pues también a mí me lanzan «bombardeos» similares cuando promociono lo que yo sé hacer con los conocimientos, aprendidos con dedicación, concentración, estudio y ganas para vencer la ignorancia. Quienes quieren todo gratis deberían vivir en un desierto, quizás allá aprendieran a darles valor a las cosas elementales, que muchas veces hacen falta y nos hacen sentir incompletos.

(Jairo Cala Otero, asesor en comunicación)

Sobre Revista Corrientes 3934 artículos
Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: williamgiraldo@revistacorrientes.com