Martes de la luenga lengua: Álgido, esdrújulas, elegido-electo, miedo al dequeísmo

El pequeño Lu madrugó a encarretarse con la lectura…

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA 

por  Efraim Osorio López/ LA PATRIA

eolo105664yahoo.com

No, señor, no hay ni una sola palabra esdrújula que no lleve la tilde. No la puede haber. 

Los sinónimos originales de ‘álgido’ (del latín ‘algidus-a-um’, -‘frío, helado’) son ‘frío, frígido, glacial, algente’*. Digo ‘originales’, porque el uso hizo que la Academia de la Lengua, a la definición original (“muy frío; acompañado de un frío glacial”), y en la vigésima edición de su diccionario (1984), le agregara ésta: “fig. Dícese del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc.”. La explicación de esto la da el diccionario de María Moliner: “Como esto suele ocurrir en el período agudo de una enfermedad, la palabra ha empezado a emplearse en el lenguaje corriente, incluso de los médicos, como equivalente a «culminante» o «máximo», aplicado a cualquier clase de circunstancias, incluso a las que implican excitación o acaloramiento”. Por ejemplo, ‘el momento álgido de la discusión’. Todo esto, para analizar el empleo que el editorialista de LA PATRIA hace de ese adjetivo en esta afirmación: «Con solo cinco días de operación, el nuevo modelo ya genera confusiones álgidas» (5/5/2024). Si se trata de una ‘confusión’ en los términos del cambio del sistema de salud de los educadores, no es apropiado el calificativo. Pero si esa ‘confusión’ se debe a las discusiones o respuestas de los afiliados, que pueden ser acaloradas o bochornosas, entonces, sí, porque el término ‘confusión’ tiene muchos significados, entre ellos, el de ‘pandemonio, gritería’. Todo depende del contexto. *Algente: “de temperatura fría”. ***

De una misiva a la ‘Voz del lector’ de LA PATRIA (Rigoberto Escudero Osorio, 11/5/2024): “En sus Quisquillas del martes 23 de abril, don Efraim (…) escribe el vocablo ‘explícito’ sin tilde”. Tiene toda la razón, y le agradezco la corrección, de la que ya tomé nota. Pero concluye: “Se le debe marcar la tilde, aunque haya esdrújulas que no llevan la tilde”. No, señor, no hay ni una sola palabra esdrújula que no lleve la tilde. No la puede haber, porque sin ella esa palabra se convierte en grave (acento en la penúltima sílaba) y, en muchos casos, pierde su significado*, como le sucedió a la palara víctima de mi descuido, que de adjetivo calificativo pasó a ser inflexión del verbo ‘explicitar’ (‘yo explicito’). En castellano, las palabras esdrújulas tienen el acento prosódico (golpe de voz) en la antepenúltima sílaba, a cuya vocal se le marca el acento diacrítico (tilde), como ‘último, ánfora, péndulo, pámpano’. *Ejemplos de estas palabras: no es lo mismo ‘ejército’ que ‘ejercito’, ni ‘pacífico’ que ‘pacifico’, ni ‘público’ que ‘publico’… ***

En castellano hay verbos que tienen dos participios pasivos, regular el uno; irregular, el otro, por ejemplo, ‘de abstraer’, ‘abstraído’ y ‘abstracto’. El participio regular sirve, además de adjetivo calificativo, para formar los tiempos compuestos; el irregular, sólo de adjetivo. Como lo he señalado en diversas oportunidades, el verbo ‘elegir’ pertenece a este grupo, pues tiene los participios ‘elegido’ y ‘electo’, irregular este último, muchas veces empleado como parte de los tiempos compuestos de su verbo, por ejemplo, en la siguiente frase del columnista Ricardo Correa: “Petro fue electo cumpliendo con las reglas del juego” (LA PATRIA, 9/5/2024). “Petro fue elegido…”, castizamente, como también es correcto decir ‘el presidente electo pretende cambiar lo que no hay que cambiar’. ***

El ‘miedo al dequeísmo’ hace que muchos escritores eliminen la preposición ‘de’ cuando precede a la conjunción ‘que’ como en las siguientes muestras: “…hasta que empezaron a caer en la cuenta que estaban laborando a bajos costos…” (LA PATRIA, editorial, 10/5/2024) y “Ahora viene la noticia que Galileo Galilei escribió horóscopos”  (Ibídem, Jorge Raad Aljure, 14/5/2024). En ambos casos, la supresión de la preposición ‘de’ convierte la partícula ‘que’ en pronombre relativo, cuyos antecedentes son ‘tema’ y ‘noticia’. Pero esto no es lo que pretendieron expresar sus autores: el primero quiso decir  “caer en la cuenta de que…”, y el segundo, “la noticia de que Galileo…”. En estas construcciones, la locución ‘de que’ es conjuntiva, y no tiene nada que ver con el dequeísmo, que se presenta con los verbos enunciativos, verbigracia, ‘digo de que’, ‘anuncio de que’. 

PÓDCAST, WASAP, INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Por Fundéu/RAE

El término pódcast, con tilde, es la adaptación de podcast, que es la emisión o el archivo multimedia, en especial de audio, concebidos fundamentalmente para descargar y escuchar en ordenadores o en reproductores portátiles.

En los medios de comunicación es muy habitual encontrar frases como «Varios expertos hablarán sobre las posibilidades del podcast como nueva forma de difusión y narración» o «Se confirma: los podcast llegarán a YouTube».

La voz inglesa podcast se ha formado por acronimia a partir de la marca iPod, uno de los reproductores portátiles más populares, y el término broadcast (‘emisión’ o ‘transmisión’).

Se trata de un término que admite una fácil adaptación a la ortografía del español: pódcast, con tilde en la o, ya que su pronunciación es llana. Su plural, igual que el de la palabra test, es invariable (un pódcast / varios pódcast), como se indica en la cuenta de Twitter de la Real Academia Española.

Por tanto, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Varios expertos hablarán sobre las posibilidades del pódcast como nueva forma de difusión y narración» y «Se confirma: los pódcast llegarán a YouTube».

En el caso de preferir el término inglés, se recomienda escribirlo en cursiva o entrecomillado, si no se dispone de este tipo de letra, y manteniendo la forma del plural inglés, podcasts.

Para referirse a la persona que se dedica a la creación de pódcast o participa en ellos, la cuenta académica de Twitter también indica que lo más adecuado es utilizar el término español podcastero, ra, que ya está bastante extendido, o el anglicismo podcaster escrito en cursiva o entre comillas.

WASAP (Fundéu/RAE

El sustantivo wasap (‘mensaje enviado por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp’), así como su verbo derivado wasapear (‘intercambiar mensajes por WhatsApp’), son adaptaciones adecuadas en español.

Con motivo de la nueva función de WhatsApp que permite borrar mensajes tras haberlos enviado, en los medios de comunicación pueden verse frases como «¿Arrepentido de un WhatsApp?» o «Tienes cinco minutos para borrar un WhatsApp enviado».

De acuerdo con la Ortografía de la lengua española, la letra w es apropiada para representar la secuencia /gu/, entre otras, en palabras extranjeras adaptadas al español (waterpolo y web, por ejemplo), criterio por tanto aplicable a wasap como españolización del nombre que se da a los mensajes enviados por WhatsApp.

En cambio, WhatsApp se escribe así, sin adaptar y con mayúscula inicial en la y en la segunda a, si hace referencia al nombre propio de la aplicación.

Dado que en los dos ejemplos anteriores se está empleando WhatsApp para referirse a cada uno de los mensajes enviados, como nombre común, lo recomendable habría sido escribir «un wasap».

Si esta voz se pronuncia como palabra aguda, no se tildan ni el singular wasap ni el plural wasaps (ya que se trata de una palabra aguda terminada en grupo consonántico). También es muy frecuente su pronunciación llana y en este caso lo adecuado es poner tilde en la primera a: wásap/wásaps.

A partir del sustantivo wasap, es posible derivar el verbo wasapear, ya asentado, como en «¿Quieres promocionar tu negocio con una aplicación para wasapear?», sin necesidad de resaltarlo con cursiva ni comillas.

Por otra parte, aunque también pueden resultar admisibles las adaptaciones guasap, plural guasaps, y guasapear, al perderse la referencia a la marca original y percibirse como más coloquiales, se prefieren las formas con w.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Fundéu/RAE

La expresión inteligencia artificial se escribe con minúsculas, aunque su sigla, IA, se escriba con mayúsculas.

Es habitual encontrar en los medios de comunicación frases como «Esta Inteligencia Artificial es capaz de crear fotografías a partir de tus palabras», «El objetivo es crear un centro de referencia internacional en formación e investigación en Inteligencia Artificial» o «La Inteligencia Artificial está cada vez más presente en nuestro día a día aunque no seamos conscientes».

No hay razón para escribir inteligencia artificial con iniciales mayúsculas, puesto que se trata del desarrollo de una sigla que tiene como núcleo un sustantivo común. En lo que respecta a la sigla, AI (de artificial intelligence) se ha traducido sin dificultad como IA, que ya cuenta con bastante uso y es la forma preferible por ser la que corresponde a la expresión en español.

Por tanto, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir «Esta inteligencia artificial es capaz de crear fotografías a partir de tus palabras», «El objetivo es crear un centro de referencia internacional en formación e investigación en inteligencia artificial» y «La inteligencia artificial está cada vez más presente en nuestro día a día aunque no seamos conscientes».

La escritura con mayúscula sí es adecuada cuando la expresión forma parte de un nombre propio, como en Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial o en Observatorio del Impacto Ético y Social de la Inteligencia Artificial.

DESCACHADAS IDIOMÁTICAS

Por Jairo Cala Otero

1.- «Jhon Jairo Villamizar falleció en la noche de este domingo en el Hospital Internacional de Bucaramanga,producto de una herida causada con arma blanca». Primero, el nombre inglés John (Juan) quedó mal escrito; la letra hache y la vocal quedaron traspuestas. En segundo lugar, se está volviendo un refrito el uso del sustantivo producto para determinar sucesos, cuando bien pueden usarse vocablos más apropiados. Además de deslucir las expresiones, esa palabra (producto), en esos casos, cosifica las desgracias de las personas. Así debió escribir el redactor de esta frase en el diario Vanguardia: «John Jairo Villamizar falleció en la noche del domingo en el Hospital Internacional de Bucaramanga, por una herida causada con arma cortante»; o «John Jairo Villamizar falleció en la noche del domingo en el Hospital Internacional de Bucaramanga, a consecuencia de una herida causada con cuchillo».

2.- «Un agricultor del municipio de Ábrego, en Norte de Santander, decidió denunciar ante las autoridades la seguidilla de llamadas extorsivas que venía recibiendo desde hace alrededor de dos meses…». La seguidilla de descachadas idiomáticas en los medios periodísticos tampoco cesa. En esta frase del diario El Espectador, la localización de Ábrego aparece con la preposición ‘en’, que es innecesaria. Además, hay un verbo en pasado (venía) con un gerundio mal aplicado (recibiendo), y enseguida la acción se devuelve al presente (hace). Frase corregida: «Un agricultor del municipio de Ábrego (Norte de Santander), decidió denunciar ante las autoridades la seguidilla de llamadas extorsivas que recibía desde hacía alrededor de dos meses…».

3.- «Contraloría General encontró 26 hallazgos en gestión de la Alcaldía de Bucaramanga». Titular del diario Vanguardia, de Bucaramanga. El lenguaje ampuloso que usan los organismos de control, lo copian, ingenuamente, algunos periodistas. No ponen a funcionar mínimamente sus propios cerebros. Encontrar y hallar es lo mismo. El titular del periódico pudo ser: «Contraloría General encontró 26 anomalías (irregularidades) en gestión de la Alcaldía de Bucaramanga». También: «Contraloría General halló 26 irregularidades en la Alcaldía de Bucaramanga».

4.- «(…) al presunto responsable del crimen se le imputó cargos por el delito de homicidio agravado». Expresión de la página judicial de Vanguardia. Es notoria la discordancia de número gramatical: «se le imputó» es singular; cargos es plural. Así queda «coja» la oración. Corrección: «(…) al presunto responsable del crimen se le imputaron cargos por el delito de homicidio agravado».

5.- «Los alféreces de la Dirección de Tránsito no son los únicos uniformados que han sido objeto de agresiones por parte de ciudadanos iracundos». De información firmada por Euclides Ardila en el diario Vanguardia (Bucaramanga). El sujeto de la oración está claro y reconocido (alféreces), por lo tanto, no es necesario apelar al sustantivo uniformados para volver a referirse a ellos. Tales funcionarios, además, no son objetos, sino víctimas de agresiones. Para completar el desajuste, aparece el giro «por parte de», que es una matraca inútil. Veamos: «Los alféreces de la Dirección de Tránsito no son las únicas víctimas de agresiones de ciudadanos iracundos».

6.– «Londoño Echeverri llegó al aeropuerto El Dorado de Bogotá sobre el medio día». De una noticia en el diario El Espectador. ¿A cuál medio día se referiría el redactor? ¿Al de la franja matinal, o al de la franja vespertina? Porque un día tiene 24 horas: 12 de día y 12 de noche. La información, sin embargo, hablaba de las 12:00 meridiano, es decir, del mediodía (escrito en una sola palabra, como corresponde). Mejorada: «Londoño Echeverri llegó al aeropuerto El Dorado, de Bogotá, al mediodía».

7.- «Hambre, tortura y decapitamientos: la huella del ejército en el Sumapaz». Titular del portal Las 2 Orillas en Internet. El vocablo castizo es decapitación, no «decapitamiento»; esta última palabra es espuria, no está recogida en el diccionario del español. El sustantivo Ejército se escribe con inicial mayúscula cuando ─como en este caso─ se refiere a la institución militar. Existen otros ejércitos como el de redactores descuidados, por ejemplo. Entonces, para no decapitar más el bello idioma español: «Hambre, tortura y decapitaciones: la huella del Ejército en el Sumapaz».

8.- «(…) cuando un reconocido modelo e instructor de un gimnasio, llegó almorzar a su vivienda». De noticia en la página judicial de Vanguardia. Falta la preposición ‘a’ entre los dos verbos: llegó y almorzar. Y sobra la coma después de gimnasio. Corrección: «(…) cuando un reconocido modelo e instructor de un gimnasio llegó a almorzar a su vivienda».

9.- «Parlamento venezolano denuncia 31 arrestos a allegados de Óscar Pérez». Título de noticia de la agencia EFE en el diario El Tiempo. La preposición está mal, en vez de ‘a’ debe ser ‘de’. Si se cree que por estar repetida esa preposición (de) sería incorrecta la oración, hay que anotar que no es cierto. «Parlamento venezolano denuncia 31 arrestos de allegados de Óscar Pérez».

10.- «¿Qué ícono famoso recibió un disparo un 4 de abril de 1968De un cuestionario sobre cultura general en El Tiempo. Para responder hay que aclararle al redactor que ese año solamente hubo un único 4 de abril, ningún otro; el artículo neutro ‘un’ indica que hubo otros días 4. ¡Falso, ningún día se repite en los meses! En cambio, el artículo determinante (que determina, ¿no lo entenderán?) precisa cuál día del mes es el referido. Corrección: «¿Qué ícono famoso recibió un disparo el 4 de abril de 1968?

11.- «A la crisis de sueldos que vive el Hospital Universitario de Santander, HUS, ahora se sumaron a las denuncias de los trabajadores acoso laboral y pretensiones políticas». La preposición (a) basta para dañar el sentido de una oración, si se aplica incorrectamente. En cambio, se omitió otra preposición (por) que sí se necesitaba. Así quedó plasmado aquí: «A la crisis (…) que vive (…) se sumaron a las denuncias…». Corrección: «A la crisis de sueldos que vive el Hospital Universitario de Santander ─HUS─ ahora se sumaron las denuncias de los trabajadores por acoso laboral y pretensiones políticas».

12.- «Sobre el intento de suicidio del presunto homicida, el Comandante de la Policía de Santander aseguró que se trataban de heridas autoinfringidas presentadas con anterioridad». Quien esta oración escribió en la página judicial del diario Vanguardia está más perdido que el hijo de Lindbergh. Veamos las metidas de pata: 1.- La palabra comandante no necesita inicial mayúscula. Ningún cargo o título la lleva. 2.- No existe la «Policía de Santander». La institución es única: Policía Nacional. 3.- «Se trataban de…» es una locución disparatada, sin sentido en la frase. 4.- «Autoinfringir» sería ─si estuviese registrada la palabra─ que una persona quebranta una norma que ella misma creó. 5.- Las heridas no se ‘presentan’ ni antes ni después. Recomposición del solecismo: «Sobre el intento de suicidio del presunto homicida, el comandante del Departamento de Policía Santander aseguró que son heridas que se autoinfligió en el pasado».      

13.– «Hoy entrarían a reparar el hundimiento de Circunvalar». Titular de Vanguardia en su página de Barrancabermeja. El texto, además, incluyó un galimatías de ubicación con el que cualquiera queda perdido: «A partir de hoy podría comenzar a estar restringido el paso por la Avenida Circunvalar a la altura de la carrera 12 entre diagonales 56 y 57». ¿Varias calles juntas? Avenida Circunvalar, carrera 12, diagonal 56 y diagonal 57, forman un enredo vial. Aquí el extraviado fue, sin duda alguna, el redactor de la nota. Reparación de ese «hundimiento idiomático»: «Hoy comenzaría la reparación de la avenida Circunvalar». 

¡SÍ, TODO VALE!

A lo lejos se escuchaba una voz que retumbaba en el ambiente. Nada se entendía, sin embargo; pero, a medida que yo avanzaba hacia la cabecera del parque principal, empecé a entender lo que alguien decía:

─ Insensibles, atrevidos, descarados, cachazudos, atenidos, recostados…

─ ¿Qué lista será esa? ─ me pregunté mentalmente. 

Logré identificar la casa de donde salía aquella voz masculina. Me detuve frente a ella para poner más cuidado. En esas, un hombre le explicó a una mujer que le preguntó de qué lista se trataba:

─ No, no es una lista, son los adjetivos que se merecen quienes piensan que el trabajo intelectual no vale nada. Pensar y producir algo bueno con lo que se piensa es tan valioso o quizás superior al trabajo físico en cualquier aspecto de la vida ─ contestó el hombre.

─ ¿Por qué dices eso? ─ inquirió la voz femenina.

─ Porque los cachazudos a quienes se les ofrece una enseñanza o un trabajo intelectual siempre preguntan si es gratis, o si tienen que pagar. Esos tarugos jamás me preguntan cuánto me costó aprender ni qué valor económico le doy a mis ideas y a mi capacidad de hacer lo que ellos no pueden, o no saben, o no quieren hacer.

Al proseguir mi camino, me fui identificado a plenitud con la queja de aquel hombre desconocido, pues también a mí me lanzan «bombardeos» similares cuando promociono lo que yo sé hacer con los conocimientos aprendidos con dedicación, concentración, estudio y ganas para vencer la ignorancia. Quienes quieren todo gratis deberían vivir en un desierto, quizás allá aprendieran a darles valor a las cosas elementales, que muchas veces hacen falta y nos hacen sentir incompletos.

(Jairo Cala Otero, asesor en comunicación)

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