CHELO CAMACHO SANTIAGO TORRADO
Después de cinco años, Mario Mendoza regresa a la novela con Los vagabundos de Dios. Es uno de sus lanzamientos más esperados, después de un tiempo volcado a sus proyectos de cómic, los libros de relatos Bitácora del naufragio y Leer es resistiro las adaptaciones audiovisuales de su universo literario. El escritor bogotano, que ha explorado diversos géneros en una veintena de títulos, es una vez más uno de los grandes protagonistas de la Feria Internacional del Libro de la capital colombiana, la FILBo, en la que acostumbra congregar multitudes para sus maratónicas sesiones de firmas de libros.
La popularidad de su obra es un auténtico (y sostenido) fenómeno de masas. “Es un trabajo de años”, reivindica sobre esas legiones de lectores, mayoritariamente jóvenes. “Son años de ir a los clubes de lectura, a los colegios, de visitar universidades, de estar todo el tiempo con los lectores, reuniéndome, discutiendo, hablando, fomentando”, explica a EL PAÍS. “Y no solo de mí, hablando de otros autores y otros libros, ni más faltaba, yo no es que me haya gastado 35 años de mi vida hablando de mí mismo”, defiende sobre lo que equipara al trabajo de base en la política, pero en su caso con propósitos literarios y culturales.
Apunta que su acogida obedece a que su literatura, que se aleja del lenguaje enrevesado y barroco, conecta con las personas que se han sentido excluidas. “Hace mucho tiempo me negué a lanzar libros en grandes salones, en hoteles importantes, con cocteles, con un grupo de personas muy reducido que son los cultos, los educados o los ilustrados. Me parece un mensaje nefasto. Yo creo que la literatura es para todos, es un mensaje de democracia participativa”, añade al valorar la FILBo como el lugar de encuentro anual con los lectores.
Mendoza acumula adaptaciones de su obra. Es el único colombiano que ha ganado, hace ya más de 20 años, el Premio Biblioteca Breve, concedido por la editorial Seix Barral en Barcelona, con Satanás. Esa novela, que aborda la masacre en el restaurante Pozzetto de Bogotá, después fue llevada al cine, en 2007. Más recientemente, también fue convertida en una novela gráfica, el primero de los múltiples proyectos que firmó en conjunto con el artista gráfico Keco Olano. En los cómics, que equipara al manejo de cámaras, descubrió la posibilidad de hacer cine en un libro.
Y de las páginas saltó también a las pantallas. El año pasado, Prime Video estrenó la primera parte de Los Iniciados, una película de misterio, un thriller inspirado en el universo literario de Mendoza y sus más célebres personajes. Como Frank Molina, un periodista judicial convertido en detective privado en una ciudad que se desmorona, bipolar y autodestructivo, encarnado por Andrés Parra; o Lady Masacre, interpretada por Aria Jara. Este sábado, en el marco de la FILBo, el escritor bogotano presenta la segunda parte de esa aventura cinematográfica.