

Daniel Coronell
Carlos Gustavo Palacino es un estafador, un falsificador y conspiró para defraudar a la justicia. Así lo concluyó, en fallo de segunda instancia, el Tribunal Superior de Bogotá que esta semana lo condenó a quince años de prisión por algunos de los delitos que cometió cuando era presidente de Saludcoop, la más grande EPS de Colombia. La sentencia se suma a otra de nueve años por el delito de peculado por apropiación a favor de terceros.
Ni la campaña mediática, ni las intepretaciones acomoditicias de su conducta, ni el librito de Alberto Donadio —que buscaba absolverlo y ensuciar a quienes denunciaron sus fechorías—, ni la distribución del impreso a generadores de opinión, pagada por la Asociación Colombiana de Cooperativas, Ascoop, que agremia a algunos de los antiguos socios de Saludcoop, ni la gira de Palacino y el autor para impulsar el panfleto, resultaron suficientes para impedir que la justicia estableciera lo que pasó.
La condena a Palacino y a Javier Mauricio Sabogal, quien fuera el vicepresidente financiero de la EPS, asegura que ellos idearon un esquema para defraudar al sistema de salud, recobrando pagos que no habían hecho.
Para efectuar el engaño, los directivos de Saludcoop ordenaron la emisión masiva de cheques a nombre de instituciones prestadoras de salud a los que les debían servicios. Dichos cheques eran girados pero no entregados a los beneficiarios y por consiguiente no estaban cobrados. En algunos casos los engavetaban y en otros los anulaban.
Sin embargo, en la contabilidad de Salucoop las facturas asociadas a los cheques aparecían con el sello de “cancelado”. La engañosa marca que hacía pensar que el pago realmente se había efectuado era ordenada por una compañía especializada en recobros llamada Esteban Cobo S.A.S. Con ese requisito estampado iban al estatal Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga) para pedir el reembolso de sumas que jamás habían desembolsado.
Los recobros fraudulentos identificados son 2.912, y por cuenta de eso, Saludcoop obtuvo irregularmente 14.000 millones de pesos. Así Palacino se apalancaba financieramente con recursos públicos para “solventar las deudas de la EPS con sus prestadores, lo que representó una grave afectación a los recursos destinados al sistema de salud”, como lo determina la sentencia.
La compañía de recobros Esteban Cobo S.A.S., también se movía en la órbita de la empresa presidida por Carlos Gustavo Palacino. Esteban Cobo Vásquez era por esos días rector del Gimnasio Los Pinos, colegio del Grupo Saludcoop. El señor Cobo fue presidente de la junta directiva de Seguros La Equidad, una de las empresas socias de Saludcoop. Hizo parte de esa junta hasta enero de este año cuando la aseguradora fue vendida.
En su afán por invalidar las evidencias, Palacino y Sabogal alegaron que las pruebas eran ilegales porque contenían información reservada de los pacientes. El argumento no les funcionó, de acuerdo con la decisión del tribunal: “La Sala reitera que la acusación y el debate probatorio no se centraron en la confidencialidad de los datos de los pacientes, sino en la irregularidad del procedimiento utilizado para gestionar los recobros, lo cual no implica acceder a información de pacientes. Por tanto, la discusión sobre la reserva de la información resulta irrelevante en este contexto”.
El delito que resultó claro para una juez y tres magistrados fue visto como un pecado venial por el periodista investigador Alberto Donadio. Refiriéndose a estos mismos hechos, en la página 59 de su contraevidente libro Palacino es inocente, reconoce “La falta es muy grave porque la contabilidad debe siempre reflejar los negocios”. E inmediatamente agrega “pero los cheques no implicaban fraude alguno. Eran deudas reales de la EPS con clínicas y otros proveedores que habían prestado servicios reales a pacientes”.
Desde luego, los servicios eran reales; lo ficticio era el pago hecho al proveedor. Sin efectuar esos desembolsos, los dineros no podían recobrarse. En eso consiste el fraude.
Más adelante, Donadio intenta nuevamente quitarle importancia a la estafa: “Esa trampa contable no significaba que la EPS estuviera tambalendo”. Lo que significa es que los directivos de Saludcoop incurrieron en una falsedad documental y una estafa, que son precisamente los delitos por los que acaban de ser condenados en segunda instancia junto con el fraude procesal. Contra la sentencia aún procede el recurso extraordinario de casación.
Alberto Donadio, un periodista que construyó con honestidad y años de esfuerzo su nombre, decidió inexplicablemente sumarse a la causa del corrupto y convertirse en caddie de Carlos Gustavo Palacino. El juego les va saliendo mal.