Letras en la lluvia… III Parte. Inspirada en hechos reales

Hacienda El Paraiso. Foto Vive Palmira

Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Cuando finalmente llegó a casa, ahora su hogar, con una bendita, no sabía cómo contar lo que había sucedido. ¿Cómo podía explicar que le habían quitado esos colores nuevos? La señora María notó su expresión triste, la atrajo hacia sí y le dijo: «Patricia, ¿me harías un favor?». Sin decir una palabra, Patricia asintió con la cabeza, a punto de romper en llanto. La señora María, simulando tristeza en su rostro, le pidió que arreglara su propia cara, ya que no le gustaba verla así. Tomando las pequeñas manos de Patricia, las llevó a las comisuras de sus labios y, guiándose, estiró la piel para formar una sonrisa. «Muchas gracias, Patricia, ¡ahora me siento mucho mejor!», exclamó la señora María, mostrando una amplia sonrisa. «¿Puedo arreglar ahora tu rostro?» La niña volvió a asentir con unos ojos menos tristes.

Con suavidad, la señora María acercó los dedos índices a los labios de la pequeña y, mientras los estira suavemente, la miró con una amplia sonrisa. Patricia respondió con una tímida sonrisa y sintió un abrazo que la animaba a contar lo sucedido; con un poco más de energía, comenzó a narrar los eventos, no importaba que le dijeran que pronto le comprarían nuevos colores, pero cuando bajó la cabeza, la señora María la levantó suavemente para que la mirara y le dijo, casi susurrando como si le contara un gran secreto: «siempre habrá situaciones que nos entristezcan, que nos hagan llorar, que nos duelan, pero eso no significa que la vida entera sea así, siempre hay algo por lo cual sonreír, siempre”. Encontrarás con quién hablar y compartir. 

Pero lo más importante, siempre habrá alguien a quien ayudar, como tú lo hiciste hace un momento conmigo, y eso te hará más feliz que cualquier otra cosa. Personas que hacen cosas malas existen en todas partes, y sin duda son las que más necesitan ayuda, porque no saben cómo hacer las cosas bien».

Patricia reflexionó sobre esas palabras como si estuviera viendo una película, al día siguiente, en clase, su atención se distrajo cuando notó que un niño la observaba, durante el recreo, salió apresuradamente del aula, no quería quedarse sola, apenas había comenzado a abrir su bolsa de papel con la mandarina de su merienda, cuando el niño que le había quitado los colores le bloqueó el paso sin embargo, antes de que él pudiera arrebatarle la mandarina, un par de manos lo agarraron por los brazos y lo voltearon. Era Estefanía, una de las niñas mayores que vivía en la casa con Patricia, acompañada por otras dos niñas, el niño intentó soltarse, pero ellas estaban decididas, lo obligaron a regresar al salón e ir a buscar los colores de Patricia en su mochila, ella sin moverse, observaba con sus grandes ojos lo que estaba sucediendo solo cuando lo soltaron y se acercó con los colores, ella volvió a hablar las abrazó y, con una amplia sonrisa, les dio las gracias.

Minutos después, que para ella parecieron horas, la señora María apareció y la llamó suavemente la abrazó y le susurró al oído que agradeció su esfuerzo, pero que antes de actuar debía considerar las consecuencias. Patricia no podía creer que no la regañara con gritos ni le pegara, como le había sucedido en su antigua escuela por faltas insignificantes.

Poco a poco, necesitó menos ayuda para comprender los temas del colegio, no pasó mucho tiempo antes de que ella misma les explicara las tareas a las otras niñas, que ahora parecían «fáciles», de repente, descubrió un mundo sin fronteras más allá de la casa y la escuela. La biblioteca del colegio era una habitación llena de libros, muchos de los cuales estaban olvidados; al abrirlos y leerlos, se sintió no solo acompañada, sino también transportada a mundos lejanos y tiempos diferentes.

Un día era una princesa en la India, otro día recorría los mares del sur con piratas en busca de perlas grises, conoció París de la mano de Víctor Hugo, estuvo encerrada en la Torre de Londres hablando con María Estuardo mientras la reina Elizabeth sostenía un romance con uno de sus amantes, exploró los cañaverales del Valle del Cauca cuando almorzó en la hacienda de La María, y corrió por los caminos de Alicia en el país de las maravillas junto al Sombrerero. Aprendió del poder del conocimiento de Hermione Granger en Harry Potter y viajó por los confines del cosmos escuchando a Carl Sagan. También exploró los misterios de las profundidades del mar acompañando al capitán Nemo en el rescate del Nautilus de un monstruoso calamar.

Continuará…

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