JotaMario, un octogenario con auditorio

Jota Mario Arbeláez. Foto pajareradelmedio

Por Oscar Domínguez Giraldo

Este lunes 30 de noviembre cumple sus primeros ochenta años el poeta nadaista Jota Mario Arbeláez. Con mis felicitaciones, retomo esta entrevista que le hice en alguna ocasión-. (Son 2.200 palabras para que estén advertidos del ladrillo que se ve venir).od

           Tiene apellidos ilustres de activista del Opus Dei y nombre de animador de televisión. Pero se amaña más sabiéndose hijo de Chucho, el sastre, en animado dueto con mamá Elvia quien tampoco daba puntada sin dedal. 

           Jota Mario Arbeláez Ramos, Jotamario, nacido el 30 de  noviembre hace ochenta años, escogió la poesía para ganar la vida, y la publicidad y el periodismo para ganarse la vida. 

            Estuvo en peligro de ser sastre o ministro de Hacienda. En la rebajona, terminó de laureado poeta y prosista de alto vuelo. 

El poeta Jota Mario hace paciente fila para coronar dedicatoria de odg la noche del lanzamiento de su libro «Historias del eterno femenino», editado por la U de Antioquia. Al contrario de lo que ocurrió  con el libro del expresidente Obama, no se vendieron casi un millón de ejemplares el mismo día de su salida a la calle. A la izquierda, mi compadre y colega Juan  Darío Lara. (Colprensa).

            Tira línea en sus columnas para El Tiempo y El Pais, de Cali, “cuyo” colegio Santa Librada, lo hizo bachiller “horroris causa” (lo dijo Rogelio Echavarría, otro mimado por las musas quien destacó “su incisivo y descarado manejo del humor negro”). 

            Andrés Holguín, quien se leyó su obra, concluyó que don José Mario es “fuerte, sarcástico, hace nadaísmo crítico y filosófico a través de versos que resultan quemantes, punzantes… todo rezuma rencor o agresividad”.   

             Y como entre sastres y bardos nos se pisan los endecasílabos, Eduardo Escobar, de su misma cuerda,  dice que la de Jota es una “poesía cargada de humor negro e ironía crueles. Su mejor aporte a la poesía es el ambiente de barrio, el paisaje doméstico de las clases medias bajas”. 

            El pensionado nadaista de cuidada pinta y podada barba, mata y come del muerto si se le insinúa que utilizó la poesía para interesar al prójimo en la compra de cosas superfluas en su oficio de publicista. 

            Es el lúcido director del manicomio, el macho alfa de la manada nadaísta: caza o compra peleas con el que hable pestes de sus cofrades.   

            A través de una Fundación creada por ley, es  perpetuo jefe de relaciones públicas del nadaísmo. 

            De pronto a Jotamario le da por decretarle la muerte al movimiento. Lo resucita días después. Con esta estratagema tiene garantizada la inmortalidad por otras dos o tres décadas. 

Revista Literalidad

            Sus biógrafos dicen que es de esos amigos fieles que acompañan  a sus amigos hasta el cadalso. Y se ahorca con ellos, si es del caso.  

            Hace decenas de columnas confesó en El Tiempo que abjuraba de su ateísmo y se amacizaba  con el cristianismo. El libro gordo de Dios (la Biblia) le hizo el cajón a Rimbaud, Miller, Tzara, García Márquez y “yerbas” afines.  De esta forma seguía el camino trazado por su gurú, Gonzalo, quien finalmente, asilado en el misticismo, dejó a sus pupilos colgados de la brocha. 

             Aspiró a ser el Juan Gustavo Cobo Borda de Rojas Pinilla pero la biografía de mi General  que hizo en dueto con Elmo Valencia, el Monje Loco, su colega y paisano del Valle ya fallecido, no le alcanzó para alebrestar más electores. La biografía fue tan buena que las elecciones las “ganó”… Misael Pastrana.  

             En tiempos del proceso 8.000 le hizo fuerza al nadaista vergonzante Humberto de la Calle, entonces vicepresidente de Samper, para que se quedara con el pan y con el queso del poder. No prosperó. 

             De pronto le jala a la burocracia. Lo hizo como mandamás de la cultura en Cundinamarca, durante la primera gobernación de Andrés González. 

              Los premios lo buscan para treparle  la vanidad y la cuenta bancaria. Hace algunos años se ganó un  premio venezolano de poesía. Arbeláez es 100 mil petrodólares más rico con ese galardón de cuyo nombre para qué acordarse: suficiente el billete.  

             La poesía no solo produce dolores, también dólares, al contrario de lo que piensa su amigo y enemigo íntimo al  mismo, Eduardo Escobar.     

             Durante años fue “invicto vencedor, jamás vencido” en matrimonio, pero, finalmente, con su musa, Claudia, y sus poemas de dos pies, Salomé y Salvador, sus vástagos, se tomaron una noche el Palacio de Nariño para recibir el premio oficial de la poesía  de manos de «Ernesto» (Samper). 

           Tutea a sus colegas los presidentes porque los poetas también son presidentes en el corazón asombrado de sus lectores. 

          Cuando  ganó el desaparecido premio de Colcultura le envié algunas preguntas: 

           LA AMNESIA DEL PODER                   

           P.: Viéndolo retratado en Palacio con el presidente Samper, ¿significa que la poesía llegó al poder?             

           R.: Dos horas en Palacio son suficientes para comprender que las  mieles del poder son mieles de purga. Sin embargo, como somos masoquistas, al poder vamos llegando. 

            P: ¿Lo que más le gustó del premio fue el premio en sí o el premio en no, es decir, los doce millones de pesos? 

           R: Me gustó más el pergamino que me entregó Ernesto. Pero de todas maneras doce mil dólares siempre caen bien a un manirroto. 

            P: ¿En el guayabo del premio el tufillo de premio oficial que tiene su triunfo no lo desvela? 

           R: Mientras más oficial sea el premio, tiene más mérito el triunfo de una obra revolucionaria. Además, así está uno seguro de que el dinero proviene de buena fuente. 

             P:¿Dónde comprará la cannabis para celebrar el premio Colcultura? 

Jotamario celebró su premio con Gabo y su realismo magico

           R: «A dos cuadras de la calle del Cartucho, a la derecha». 

           P: ¿Cómo les fue en el mandato del «poetariado» de Betancur?  

           R: A mí por lo menos, muy bien. Por haber ganado el Premio Nacional de Poesía de la Oveja Negra y Golpe de Dados, en el 80, me envió Colcultura como representante de Colombia al Festival Poético  de Macedonia, y luego como embajador cultural volante por toda Europa dando a conocer la poesía nadaísta desde Belgrado y Budapest hasta París y Madrid. Nunca paseó Colombia tan buena imagen por el exterior. 

           GINECOCRACIA CON POESIA         

           P: ¿Los poetas deberían gobernar el mundo, no las mujeres como sugirió don Gabriel García? 

           R: Grandes mujeres deberán gobernar el mundo. Ginecocracia. Y detrás de cada gran mujer deberá haber un poeta haciendo de las  suyas. 

           P: ¿Cuáles serían su primer y último acto como presidente? 

           R: Legalizar la droga y prohibir la poesía, para que ésta vuelva a la clandestinidad que es donde es más eficaz contra el poder. 

           P: ¿Los peores días de los poetas están por venir? 

           R: Los peores días ya vinieron y ya pasaron, como los peores poetas. 

           P: ¿El mundo puede vivir sin poetas? 

           R: El mundo no puede vivir sin amor ni sin panaderos. Y son los panaderos del amor los poetas. 

           P: Su colega de musas, Eduardo Escobar, dice que la poesía no  produce dólares sino dolores… ¿Esto ha dejado de ser cierto con su cuenta corriente bien copada? 

           R: Producen más dolores los dólares que la poesía. Y eso que la poesía también se lava. 

A la entrada al auditorio que lleva su nombre en el Colegio Santa Librada, de Cali. (Presuntoteca familiar).

           P.: Es cierto que usted es el fundador de los «Peporros», perseguidos por Juan Manuel Roca? 

           R: El verdadero sentido de la sigla es «Pegados por Roca». Con tanta persecución desde la pequeña gran prensa, lo que hizo con los  nadaístas fue revivirnos. Para qué amigos con enemigos así. (Como bien lo saben los 6.500 millones de habitantes del mundo, Jota y Roca hicieron las paces. Ya no se pisan los poemas y más bien se parten un confite). 

           P: ¿Si entre sastres no se cobran las hechuras, entre poetas sí se pisan los poemas? 

           R: El que pisa un poema pierde un zapato. Y si además es un poeta, pierde hasta el pie. 

           P: ¿Entre Roca y X-504 se queda con la poesía de Jotamario? 

           R: Me quedo con la poesía de X-504 que es la «piedra» de Roca. 

           LOS QUE VIVEN SON OTROS 

           P: ¿Está bien que un poeta como usted que ha sido publicista, se gane la vida interesando a la gente en comprar cosas que de pronto no necesita? 

           R: Este concepto de la publicidad está tan revaluado que tan solo subsiste en la mente de periodistas que viven precisamente a costa de la publicidad en sus medios. 

           P: ¿La suya es la poesía en la publicidad o la publicidad en la  poesía? 

           R: Mi poesía es la delicia en pasta, por no decir que es la chispa de la vida. 

           CHUCHO Y ELVIA 

           P: ¿Después del premio de Colcultura, vendrá el Nobel para un nadaísta? 

           R: Si no estamos en la presidencia, quizás. Sería una innoble jugada contra el corazón de los enemigos. 

La fe nadaista en una instantánea con Gonzalo Arango

           P: ¿Qué parte tiene Chucho, su fallecido padre, en el premio? 

           R: Además del aporte de sus gametos, fue el personaje de mis días, el centro de mis cantos y el alpiste de mis hambrunas. Todo lo que la vida me ha dado, ha sido resonancia y eco de su sacrificio. 

           P: ¿Y su mamá no tiene ninguna acción que no le conocemos siquiera su segundo apellido? 

           R: Julio Flórez me quitó las ganas de cantarle a mamá, Elvia Ramos, desde que en la escuela me hacían aprender sus estrofas para  recitar el día de las madres. Es más, no le canto ni siquiera a la amada, a no ser cuando ya se ha ido. 

           EN  POCAS  PALABRAS 

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           – ¿Libro que está leyendo? 

             «Aquel 19 será», la historia del M.          

           – ¿El pecado que más le gusta cometer? 

             El pecado de la carne. 

           – ¿Virtud que más admira en los otros? 

             La admiración! 

           – ¿Defecto que le gustaría tener? 

             La humildad. 

           – ¿Quién le gustaría haber sido? 

             Atila. 

           – ¿Qué es un amigo? 

             Otra parte del cuerpo. 

           – ¿Los enemigos para qué? 

             Para que sufran. 

           – ¿Persona que más ha influido en usted: 

             El Marqués de Sade. 

           – ¿Lo que lo saca de quicios? 

             Los pantalones mal planchados. 

           – ¿Tiene con qué salvar su alma? 

             Los 12 millones de Colcultura. 

           – ¿De qué quisiera morirse? 

             De ganas. 

           – ¿Qué le gustaría olvidar? 

             Los amores con final feliz. 

           – ¿Por qué desea que lo recuerden? 

             Por algún poema memorable. 

CARTA DEL BUEN DIOS 

El poeta nadaísta J. Mario Arbeláez reportó una vez, a través de su columna, su conversión al cristianismo. Esta palabrero tuvo acceso (¿¡) a la carta de Dios al fabulador caleño: 

Querido José Mario: 

Por El Tiempo  me enteré de que has decidido tirar la toalla como escéptico o agnóstico, qué sé yo, para sumarte a mi corte celestial de creyentes. Aunque mientras más conozco a los nadaístas más incrédulo me vuelvo, te doy la cordial bienvenida a bordo antes de que decidas volverte ateo, o  creer en todos los dioses. 

Los nadaístas, como los sastres, incluido tu padre, Jesús, mi tocayo,  no dan puntada sin dedal. Por ello me pregunto qué hay detrás de todo esto. Jota, respóndele a tus fans: ¿qué te traes entre manos? 

Como todo tiene su tiempo bajo el sol, por fin San Nicolás de Tolentino hizo el milagro de reclutarte.  Dicho está que cuando Dios no viene manda el muchachito. En este caso, envié al agustino Nicolás con una buena dosis personal de…  bizcochos milagrosos de los que se consiguen en la iglesia del barrio Berlín, en Medellín. Nada de perica. También  habría podido enviarte a Agustín de Hipona, quien hacía chistes teológicos espléndidos como éste: “Señor hazme casto, pero todavía no”. 

A Pablo, de Tarso,  le deparé una caída del caballo camino de Damasco, y ya ves cómo lo hizo de bien a partir de su conversión. No es por demeritar a los nadaístas, pero Pablo escribía mejor que todos ustedes juntos. Lee sus cartas. 

Eres el segundo nadaísta que recluto. Desde hace marras, tengo a mi diestra a Gonzalo Arango, quien en vida hizo una perestroika espiritual hasta rara. Consignado está en el libro “Oleajes de la sangre” (La Pisca Tabaca Editores), por inspiración de  Andrés Nanclares y su esposa-diseñadora María Clara Echeverri. En esa obra que está capando reedición, recogieron la correspondencia de Gonzalo con su familia.  

En ese libro que tú prologaste certeramente, está toda la película de la voltereta de Gonzalo, mientras ustedes seguían “epatando” burgueses.  

“Como soy poeta, amo todas las cosas, como Dios ama su creación, pues un poeta es lo más parecido a Dios por su capacidad de amarlo todo”, dice Arango en una de las cartas. 

En el reportaje para Cromos que te hizo Gonzalo –como poetas qué buenos periodistas son los nadaístas- sueltas una bella blasfemia que te perdono. Dices que  en el cielo te gustaría encontrarte conmigo para pedirme cuentas. ¡Igualado! 

Veremos cómo reaccionan los nadaístas de rueda suelta que quedan. Más lejos que cerca de mí veo a tu camarada, Eduardito Escobar, a quien acabo de pasarle un memo con copia a su hoja de vida, del cual queda una cremallera inmensa en la cabeza, de donde le extrajeron un tumor chévere como el pan que no le estropeó el estilo ni las metáforas.  

A Elmo Valencia, el Monje Loco, con sus 80 años que cumplió el 10 de enero, lo siento más cerca. Pablus Gallinazo también caerá con guitarra y todo y una que otra flor para fumar. 

Bueno, Jotica,  juicioso en esta reencarnación en vida. Claro que tu revolución religiosa ya  la habías anticipado en una charla para ejecutivos sobre el Brujo Fernando González: “Si algún día vuelvo a Dios como está contemplado en un códice, y como me lo pidió San Nicolás de Tolentino en un trance mediúmnico, será en gran parte conducido por el brujo de Otraparte, creatura de la Presencia, Aquel cuya esencia es la Presencia. Y se la daré por ganada a Eduardo Escobar”.  

 Algo importante: no tienes que renunciar a nada. Los vicios irán renunciando a ti, algo inevitable con quienes van envejeciendo.  

No te quito más tiempo. Jesús, el Zarco de Galilea 

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