287 puntos contiene la encíclica del papa Francisco. Parecen sacados del vocabulario de los poderosos porque, como dicen, no practicamos lo que predicamos.
Por Octavio Quintero, El Satélite
Los 10 más atinentes a Colombia son:
1. La paradoja es que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes.
2. La historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos.
3. La política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos transnacionales que aplican el ‘divide y reinarás’.
4. Expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación sembrando desesperanza.
5. Hay una pedagogía típicamente mafiosa que, con una falsa mística comunitaria, crea lazos de dependencia y de subordinación de los que es muy difícil liberarse.
6. La expresión ‘populismo’ o ‘populista’ ha invadido los medios de comunicación y el lenguaje en general. Ya no es posible que alguien opine sobre cualquier tema sin que intenten encasillarlo en uno de los dos términos generalmente para desacreditarlo injustamente.
7. El dogma de fe neoliberal es un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente.
8. La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar.
9. Quienes pretenden pacificar a una sociedad no deben olvidar que la inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no permiten generar paz.
10. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad. Miremos a las víctimas. Así podremos reconocer el abismo del mal en el corazón de la guerra y no nos perturbará que nos traten de ingenuos por elegir la paz.
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Puede que estas palabras del papa también pasen como tantos otros llamados de líderes humanistas que nos están diciendo que vamos al abismo. Pero, bueno, como dicen, lo último que se pierde es la esperanza.