El área del Golfo de México, donde habitan alrededor de 20 millones de personas, se encuentra entre las regiones más contaminadas del mundo, acompañado en su escalafón por la Delta del Níger (Nigeria), la Región de los Urales (Rusia), el Lago de Maracaibo (Venezuela), la Bahia de Prudhoe (Alaska), Siberia Occidental (Rusia), y el Golfo Pérsico.
La zona del Golfo, donde se producen alrededor de 3 y medio millones de barriles de crudo por día, ( de los cuales cerca de la mitad corresponden a producción mexicana), alberga en la actualidad un total de 2.102 plataformas de extracción de petróleo, de las cuales 240 se encuentran en la costa mexicana.
Adicionalmente, en territorio costero de Texas, Luisiana, Misisipi y Alabama, se han establecido un centenar de complejos petroquímicos y 50 refinerías. Del lado mexicano, en las áreas de Veracruz, Oaxaca e Hidalgo, opera una docena de plantas de procesamiento de combustibles y derivados químicos.
Contaminación del aire
Las regiones indicadas registran altas tasas de enfermedades respiratorias y muertes, afectando a las comunidades de más bajos ingresos, principalmente. En ese sentido se conoce que la exposición a partículas y gases tóxicos puede causar enfermedades respiratorias como asma, bronquitis y enfisema. Algunos contaminantes, como el benceno y el cloruro de vinilo, están asociados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer.
La exposición a metales pesados como el plomo y el mercurio puede causar daños en el sistema nervioso, especialmente en niños y fetos. De igual forma algunos contaminantes pueden afectar la fertilidad y aumentar el riesgo de defectos de nacimiento.
Contaminación de los ríos y el mar
La región del delta del Mississippi concentra una gran cantidad de plantas químicas, refinerías y fábricas de acero, descargando contaminantes en el río y el suelo durante décadas, los cuales suelen estar cargados de metales pesados, hidrocarburos y otros contaminantes provenientes de las actividades industriales y agrícolas de la cuenca.
La escorrentía de fertilizantes y otros nutrientes agrícolas crea asimismo “zonas muertas” en el Golfo, donde la falta de oxígeno impide la vida marina. A lo anterior, se suma pérdida de biodiversidad, ya que la contaminación afecta a una gran variedad de especies marinas, desde peces y mamíferos hasta corales y manglares. La degradación de ecosistemas altera, a su vez, sus funciones de protección costera y su capacidad para albergar vida marina.
Por su parte el transporte marítimo, en especial de buques petroleros, emite óxidos de azufre y nitrógeno, que contribuyen a la formación de smog y lluvia ácida.
Paralelamente las emisiones de CO2 y otros gases, producto de los procesos de refinación, contribuyen al calentamiento global, uno de los factores que influyen en los aumentos de temperatura del océano, desencadenando, en ocasiones, la formación de huracanes.
Fuente: Investigación E-duque.net/ Con el apoyo de OpenAI-ChatGPT y Gemini-Google