Por Juan Carlos Rincón, Londres (www.blog.rincondecata.com)
* Angelo Gaja es considerado “el Rey del Barbaresco” y la fuerza dinámica que proyectó mundialmente estos excelsos vinos elaborados con la uva Nebbiolo que da vida a varios de los vinos íconos de Italia, aquellos tipo “Grand Cru”, los sublimes. Es un italiano encantador, de un carisma inmenso y energizante, amable, siempre sonriente, atento a escuchar y con un espíritu poético y literario que propaga contagiosamente cuando habla de sus vinos. Lo conocí en Londres en 2007 con ocasión de una de las catas de los mejores vinos italianos y su personalidad me cautivó. Recuerdo bien que sus ojos claros se iluminaban explicando los vinos, como si hablara con ellos al igual que lo hacía con su voz y con sus manos. En esa época yo trabajaba con la BBC y además era su experto en vinos y catador en varias importantes ferias vinícolas y concursos internacionales.
Nos rencontramos en Vinexpo en 2009 en Burdeos cuando yo ya me había retirado de la BBC. Me recibió con la misma amabilidad y elocuencia, y así ha sido siempre, dinámico, energético, pero sencillo. Un día de abril de 2013 en Burdeos, coincidimos en el mismo vuelo de regreso a Londres, el último de la tarde. Lo saludé y a pesar de que ambos hablamos corrientemente inglés y francés, aceptó con paciencia conversar conmigo en mi italiano intermedio porque yo deseaba seguir ”a migliorare il mio italiano”. Siempre he creído que los idiomas abren universos excepcionales. Me explicó que venía a un homenaje y a una cena con la revista Decanter y conversamos hasta abordar el avión de British Airways. Al ingresar y despedirme, pensando que el viajaría en clase negocios (business), me dijo con mucha serenidad que por un viaje de menos de tres horas, el no veía necesario pagar tarifa business. Una gran lección de un empresario exitoso y con los pies en la tierra.
Angelo Gaja nació en 1940 y hoy ha transferido la dirección de la empresa familiar a sus hijos, en cabeza de Gaia (la mayor), aunque no está totalmente retirado. Es bisniesto del fundador de la famosa bodega, Giovanni Gaja (1859) y tiene ancestro español porque la familia llegó en el siglo 17 a Barbaresco -probablemente desde Valladolid según citas históricas- y abrió una taberna donde los vinos de Gaja se servían con la comida. Luego a fines del siglo 19 se embotellaban y vendían al ejército italiano, en 1937 se puso el nombre en grandes letras rojas en la etiqueta, y después de la segunda guerra mundial se adquirieron viñedos de calidad en la zona. Angelo comenzó en la empresa en 1961, después de estudiar vinificación en el Instituto Enológico de Alba y en la Universidad de Montpellier en Francia.
Como viajero infatigable, inició un negocio de importación de grandes vinos que le dio acceso a las grandes bodegas y un mayor conocimiento de la elaboración de los vinos finos. Aplicó experiencias y nuevas técnicas en la producción de los de Gaja, incluyendo crianza en barricas, la elegante botella de tipo francés, los corchos largos (55mm) y en los viñedos la poda en verde, selección parcelaria y reproducción de los mejores clones. Acompañado durante 44 años del eminente enólogo Guido Rivella (el equivalente de Jean-Claude Berrouet en Petrus y Pomerol), Angelo Gaja proyectó a Barbaresco como uno de los grandes vinos del mundo e inspiró a muchos terratenientes de la región a volver a sus viñedos y producir vino de calidad.
Los vinos de Barbaresco tienen hoy estatus de Grand Cru y las críticas iniciales por ser un “modernista” cambiaron al reconocimiento general como una fuerza dinámica del vino italiano que le mereció el premio al Servicio Distinguido al vino de la revista estadounidense Wine Spectator en 1997 y al año siguiente el Hombre del Año de la revista británica Decanter (Decanter Man of the Year 1998).
Gaja produce 18 vinos diferentes en 100 hectáreas de viñedos en Piamonte dentro de las zonas Barbaresco y Treiso y en Barolo Serralunga d’Alba y La Morra. Además en Brunello en Montalcino (27 hectáreas) y también Super-Toscanos en Bolgheri (110 hectáreas), con una producción anual total de 350.000 botellas. Gaja Barbaresco DOCG, nuestra botella para concluir el Giro 2020 con Vini d’Italia, es el vino insignia de Gaja que se elabora desde su fundación en 1859.
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El pelirrojo londinense Tao Geoghegan Hart se consagró a los 25 años frente al Duomo de Milán como nuevo campeón del Giro d’Italia en la etapa final contra-reloj de la edición 103 de la Corsa Rosa y confirmó “la revolución de los jóvenes gregarios” que vive el ciclismo mundial y la llegada de los nuevos talentos a dominar el primer plano.
Apenas dos años mayor que el colombiano Egan Bernal y tres que el esloveno Tadej Pogacar (últimos vencedores del Tour de France), Tao es el primer londinense que gana una de las grandes vueltas del ciclismo mundial. Lo consigue en su cuarto año profesional en el equipo Ineos-Grenadiers -antes Sky Team- al que llegó la temporada previa a Bernal (2017) y después de haber estado como neo-profesional en 2015.
Es el mayor de cinco hermanos y creció en el barrio de Hackney, en el centro de Londres. Debido a la pandemia del Covid-19 y las restricciones de viaje lleva 8 meses sin ver su familia. Este domingo terminó su temporada y ahora viajará como campeón a reunirse con ella y descansar.
Antes del ciclismo practicó con éxito la natación y cruzó el Canal de la Mancha en un equipo de relevos, nadando entre Inglaterra y Francia. A los 15 años trabajó como vendedor -los sábados- en un almacén de bicicletas (Condor Cycles), después de descubrir el gusto por las bielas luego de asistir a la partida del Tour 2007 en la capital británica y al lanzamiento del equipo Sky a finales de 2009.
Diez años más tarde es campeón del Giro 2020 luego de una carrera inicial al servicio de los líderes del equipo dominador creado por Sir Dave Braislford, quien desde hace tres años inició el cambio generacional para ser fiel a la filosofía de la escuadra: contratar talentos y formar campeones. La presentación en Italia es la mejor hasta hoy; con Tao campeón del Giro, mejor de los jóvenes y ganador de dos duras etapas de montaña. Además, otras cinco victorias (4 Filippo Ganna y una Narváez) y campeones por equipos venciendo 7 de 21 etapas, la tercera parte del recorrido.
Sangre nueva y futuro brillante
Tao, el ruso Pavel Sivakov (23 años) y Egan Bernal, son el tridente de Ineos para el futuro, reforzado por una camada de jovenzuelos como el ecuatoriano Jhonatan Narváez (22) vencedor de la etapa 12 del Giro, el colombiano Iván Ramiro Sosa (22), el irlandés Eddie Dunbar (24) y el nuevo prospecto británico, Tom Pickford (21), primero que gana el Giro ciclístico de Italia amateur -en septiembre- y quien desde 2021 será miembro de la escuadra. Y junto a ellos, una pléyade de campeones.
Braislford ha revertido la dinámica de Ineos. A diferencia de años anteriores en que los líderes eran ciclistas maduros y consagrados, hoy son los jóvenes que de gregarios son promovidos rápidamente. Talento y campeones le sobran a Ineos: el ecuatoriano Richard Carapaz (26 años) campeón del Giro 2019, el inglés Simon Yates (28) campeón de la Vuelta a España 2018, el colombiano Daniel Martínez (26) campeón del Dauphiné en 2020, el australiano Rohan Dennis (30) bicampeón mundial contra-reloj, el italiano Filippo Ganna (24) actual campeón mundial contra-reloj y el más ganador del Giro 2020, y los veteranos Geraint Thomas (34) campeón del Tour 2018 y el australiano Richie Porte (35) tercero en el Tour 2020 y bi-campeón de la Paris-Niza.
El año pasado Tao Geoghegan Hart llegó al Giro como líder del equipo Sky junto con Sivakov. Braislford inició en ese momento el cambio generacional con ellos y luego en el Tour con Egan Bernal. Tao tuvo que abandonar luego de una caída en la etapa 13. Corrió la Vuelta a España y terminó 20° Sivakov terminó noveno en el Giro. Hace tres semanas, Tao largó en Palermo como gregario de Geraint Thomas y cuando este abandonó asumió el desafío. La revancha del 2019 le llegó este domingo con 39″ de ventaja sobre otro gregario revelación, Jai Hindley, el australiano de Perth, en la costa oeste del país.
En el Giro 2020 con Vini d’Italia, la última etapa, el último vino, fue también una revelación. Más bien, una primicia: la última añada -salió al mercado mundial en julio de este año- del famoso Barbaresco de Angelo Gaja, la 2017! Angelo y su hija Gaia aceptaron muy gentilmente mi invitación a participar en este proyecto excepcional de Ciclismo y Vinos para mostrar y divulgar las regiones productoras, las Denominaciones de Origen, las uvas autóctonas más importantes y los vinos emblemáticos de los tres principales países productores mundiales, siguiendo las tres Grandes Vueltas ciclistas: Tour de France, Giro d’Italia y Vuelta a España.
Con el Barbaresco 2017 de Angelo Gaja, llega al final el Giro, con una preparación especial y cata profesional primero, y un almuerzo especial para maridar el vino que preparó mi esposa Elizabeth y que disfrutamos hasta minutos antes de vivir las emociones finales de la contra-reloj que consagró a Tao Geoghegan Hart como nuevo campeón. Esta es la historia.
El vino Barbaresco se produce en la región de Piamonte en un área de Langhe al este de Alba y Barolo, específicamente en los municipios de Barbaresco, Treiso y Neive, y un área en San Rocco Seno d’Elvio. La mayoría de los mejores Cru se encuentran al sur de Barbaresco, hacia la aldea de Tre Stelle y Treiso donde un microclima ligeramente más fresco, favorece vinos con cuerpo y finura. Tiene el estatus de Denominación de Origen Controlada y Garantizada desde 1980 y consta de 65 Crus individuales.
Se le compara frecuentemente con Barolo, el otro Gran Vino elaborado 100% con la uva Nebbiolo en Piamonte, que se presentó en la etapa 20 del Giro y se produce en áreas vecinas a menos de 10 millas. Ambos vinos comparten semejanzas pero también tienen diferencias claras, entre ellas que los taninos del vino Barbaresco tienden a ablandar más pronto y los vinos se pueden beber a una edad más temprana, pero a su vez no envejecen tanto como un Barolo tradicional.
Los terrenos de la zona de Barbaresco están compuestos principalmente por margas calcáreas y el suelo y clima es muy uniforme lo que le da a los vinos mayor consistencia que la que se consigue en las comunas de la zona de Barolo. Pero las areas de viñedo son más pequeñas y la producción anual de Barbaresco es apenas un 35% de la de Barolo; los vinos son más escasos en el mercado. La zona de Barbaresco tiene influencia marítima y el Nebbiolo madure un poco antes que en la zona de Barolo y que lo taninos en un Barbaresco joven sean más suaves que en el Barolo. Además, la reglamentación DOCG, permite que el Barbaresco tenga un año menos de crianza que el Barolo; como mínimo 2 años (al menos 9 meses en roble) antes de su lanzamiento y envejecer durante al menos 4 años para ser considerados Riserva.
El Gaja Barbaresco DOCG 2017, el ícono de la casa, es un vino varietal 100% Nebbiolo que proviene de 14 viñedos diferentes en la zona de Barbaresco y tiene 12 meses de crianza en barrica y otros 12 meses en grandes toneles de roble. Angelo Gaja es muy cuidadoso en el uso de roble nuevo para la crianza y apenas emplea un tercio de barrica francesa nueva para el primer año y el siguiente el vino pasa a grandes barriles de roble de Eslavonia (100 hectolitros) o de castaño, algunos de los cuales tienen entre 80 y 120 años.
Los Barbaresco tienen una graduación alcohólica mínima de 12,5% pero la mayoría llega al 13,5%. El Gaja 2017 tiene 14% pero dado su gran equilibrio y acidez no se sienten.
Cuando un vino ícono mundial de nivel Grand Cru Classé debe ser degustado (catado) joven, hay que entender su momento vital, respetarlo y acompañarlo lo más técnicamente posible. Mi disciplina profesional y mi filosofía vinícola me han enseñado que un vino del nivel de este Barbaresco (al igual que de buena parte de los que fueron presentados en este Giro y antes en el Tour, y también la Vuelta) deben ser aireados y decantados para apreciarlos y valorarlos en su justa dimensión. Si se sabe que el vino es todavía un “niño” que necesita un largo tiempo de maduración en la botella, como mínimo lo dejo una hora en decantador y trato de recurrir a un diseño específico para el tipo de uva y de vino. En el caso del Gaja Barbaresco 2017, embotellado apenas en junio pasado, necesitaba una aireación prolongada en un decantador de base ancha y mayor espacio que las “carafes” tradicionales.
Un Barbaresco necesita generalmente un mínimo de 5-10 años después de la cosecha y en ocasiones más antes de ser consumido porque son tánicos y algo ásperos en su juventud. No es un vino de color ni de fuerza alcohólica y mucha fruta negra, sino de sutileza. Debido a la climatología caprichosa, la cosecha 2017 de Gaja fue un 10% menor y hubo necesidad de una selección muy estricta de la uva que se empleó para el Barbaresco. Fue tan duro el impacto que las lluvias redujeron un 20% la producción total de la bodega.
El Gaja 2017 es un vino de color rojo suave con buena densidad (lagrimas medianas) y en nariz ofrece aromas de finas hierbas, cereza, pimienta blanca y tierras minerales; casi que la caliza se siente en nariz. En boca es fresco y franco, con buen volumen, un sabor claramente mineral de los terrenos calcáreos y muy largo, realmente sorprendente porque la persistencia se extiende más de 40″ y el gusto final deja apreciar notas de fruta seca, moras y cereza ácida (morello o griotte). Un vino de gran factura pero muy joven.
A pesar de ello y la sensación inicial secante de la cata, el vino armonizó perfecto con el almuerzo dominical que muy pacientemente cocinó mi esposa. Por tratarse de un vino tánico en su juventud, sugerí un cordero y Elizabeth me deleitó con un filete de pernil de cordero al vino con aceitunas negras y tomate picado y sofreído, acompañado de un arroz mixto (thai y salvaje negro) con azafrán, arvejas y queso parmesano rallado. Realmente perfecto y sorprendente el cambio organoléptico del vino sin y con alimento.
Gracias Angelo, Gracias Gaia por la emoción de un Gran Vino de Italia! Gracias Tao por la emoción “di un gran finale al Giro d’Italia 2020″. Salute!.
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NOTA de @Rincondecata, GAJA BARBARESCO 2017: La ficha de cata utilizada para la evaluación organoléptica de este Gran Vino de Gaja fue la graduación sobre 100 puntos de la OIV (Organización Internacional de la Viña y el Vino) pero calificando con los parámetros de mi escala profesional diseñada y patentada hace 10 años, luego de mi experiencia internacional como catador y el análisis de las diversas medidas de notación mundial.
La cata se realizó a las 2.00pm, en recinto cerrado, después de 65 minutos de aireación en el decantador y 10 minutos adicionales en la copa, antes de almorzar y de la fotografía central que ilustra el artículo.
Utilicé el decantador Spiegelau Willsberger Anniversary y para la cata las copas Spiegelau Authentis para vino tinto (22cm de alto, 9cm de ancho máximo y 480ml de volumen), una de las preferidas y recomendadas por sommeliers de nivel mundial. Como se aprecia en mis notas y puntuación, le otorgué 93+, con la salvedad de que es un vino extremadamente joven para su consumo actual, que requiere como mínimo otros 3 años en botella, y el que sería ideal probar nuevamente entre 2023-2025 cuando estará en un mejor momento de evolución. El puntaje en mi escala corresponde a un vino excelente, “due bicchieri e mezzo” y 94 puntos de la revista Decanter.