Fabio Castillo, una voz que definió a “El Espectador”

Con solo 20 años, pero ya con un Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Castillo fue llamado por don Guillermo Cano para que montara la Unidad de Investigación de "El Espectador". Foto: Archivo El Espectador

Revista Corrientes se suma a este homenaje que El Espectador hace al fallecido reportero e investigador Fabio Castillo

Editorial

Murió un héroe colombiano que nunca quiso ser identificado como un héroe, y por eso su nombre es poco conocido. Sin embargo, la historia de nuestro país y del periodismo latinoamericano nunca puede darse el lujo de olvidar el aporte que Fabio Castillo hizo, con gran costo personal. Fue la mano derecha de don Guillermo Cano en El Espectador para mostrar la corrupción de varias empresas en los años 80 y la cabeza de la Unidad de Investigación que le contó a Colombia cómo el creciente número de narcotraficantes estaba buscando tomarse todos los rincones del poder a punta de sangre y dinero. Desde este diario lo recordamos con admiración y profundo agradecimiento.

Con solo 20 años, pero ya con un Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar obtenido gracias a sus investigaciones en El Nuevo Siglo, Castillo fue llamado por don Guillermo Cano para que montara la Unidad de Investigación de El Espectador. Tan pronto llegó se convirtió en la mano derecha del director en una década en la que nuestro medio fue clave para denunciar el avance del narcotráfico y también mostrar cómo empresas privadas estaban incurriendo en actos de corrupción gravísimos. Fue Castillo, por ejemplo, quien se sumergió en el archivo fotográfico de El Espectador (recordemos que, en aquel entonces, no había computadores ni facilidades tecnológicas) para seguir una intuición de Cano, quien sentía haber visto antes a Pablo Escobar, por aquel entonces llevándose los reflectores como congresista. En efecto, a Escobar lo habían apresado por traficar cocaína en Ipiales, y El Espectador publicó las fotos. Sería la primera de muchas investigaciones que llevarían al magnicidio de don Guillermo Cano y al exilio del mismo Castillo.

No es exageración decir que no puede comprenderse la historia colombiana de los 80 sin la influencia investigativa de Castillo. Fue él quien denunció la corrupción del Grupo Grancolombiano, que respondió buscando asfixiar financieramente a El Espectador. El año pasado, en diálogo con María Jimena Duzán, Castillo recordó que la Unidad le contó a Colombia “los antecedentes del Clan Ochoa, de los Rodríguez Orejuela, de Pablo Escobar y Carlos Lehder. Yo nunca firmaba, siempre figuraba como ‘Informe especial El Espectador’”. Esa ausencia de firma no era una medida de seguridad, sino un compromiso profundo con sus principios éticos. Su obsesión era hacer denuncias contextualizadas, contrastar fuentes, que la noticia se llevase los reflectores y no el periodista. Gracias al impacto de lo que descubrió, tuvo que exiliarse bajo amenaza. Pasó por Quito, Miami, Madrid y París, y solo pudo regresar a Colombia cuando Pablo Escobar fue dado de baja. Sin embargo, nunca abandonó el periodismo.

Castillo nos recuerda que el buen periodismo, ese que se consigue fuentes, que contrasta versiones, que sabe que su lealtad es con la audiencia y no con los poderosos, es una herramienta esencial de la democracia. Sus denuncias ayudaron a construir la Colombia que hoy conocemos; su trabajo fue un granito de arena para el fortalecimiento de una sociedad civil que luego exigiría la Constitución de 1991 y que siempre le ha apostado a la paz en el marco de la legalidad. Además, su Unidad de Investigación creó escuela y ayudó a entrenar a una generación de periodistas que han seguido mostrándole a Colombia lo que los criminales preferirían que se quede en la oscuridad. En El Espectador celebramos haber sido su hogar, haber conocido a un gran ser humano y un admirable profesional, y nos solidarizamos hoy y siempre con su familia.

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Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: williamgiraldo@revistacorrientes.com

1 comentario

  1. Fabio querido, !descansa en paz!
    Recuerdo nuestras charlas inolvidables analizando la terronera que vivíamos y, continuamos viviendo debido al narcotráfico.
    Gracias por toda tu ayuda para entender la madeja global del «bisnes».
    Salúdame a don Guillermo Cano, a Parmenio Medina, a Fernando y todas las otras víctimas caídas en pos de mostrar la realidad.
    Lo peror es que ya estamos a un paso de la Guerra Militar contra las Drogas, lo que tanto temíamos.

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