España ya tiene un nuevo proveedor de referencia de crudo: América y, más concretamente, América Latina. En los cuatro primeros meses del año, las importaciones petroleras procedentes de la orilla oeste del Atlántico cubrieron casi la mitad de las necesidades nacionales. La subida es especialmente fuerte en el caso de los países centroamericanos y sudamericanos, desde donde las importaciones crecen un 115% en los cuatro primeros meses del año, según los datos publicados este lunes por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
En solo un año, invasión rusa de Ucrania mediante, España ha pasado de comprar 700.000 toneladas de crudo ruso a no comprar ni una sola. En el lado opuesto, el petróleo procedente de Venezuela, Ecuador y Trinidad y Tobago ha pasado de cero a 258.000, 148.000 y 101.000 toneladas, respectivamente. Colombia, por su parte, lleva 586.000 toneladas vendidas a importadores españoles entre enero y abril, cuatro veces más que en el mismo periodo del año anterior. Y Brasil ha visto crecer los envíos hasta algo más de dos millones de toneladas, frente a los 1,5 millones el primer cuatrimestre de 2022.
México, principal origen
En una latitud algo más septentrional, ya en América del Norte, México vendió algo más de 2,7 millones de toneladas hasta abril, casi un 46% más. Esa subida le convierte en el primer proveedor español de crudo, por delante de dos gigantes: Estados Unidos (2,2 millones de toneladas) y Brasil (2 millones).
No es extraño que el petróleo ruso y el latinoamericano sean vasos comunicantes. Ambos son, grosso modo, del mismo tipo: pesados, ideales para la producción de los llamados destilados medios, como el diésel o el queroseno de aviación, el segmento en el que más ha impactado el veto a los derivados petroleros rusos. Solo algunos países de Asia Central —como Azerbaiyán— pueden competir en ese segmento; el resto del mundo pone en el mercado un crudo más ligero, fundamental en la mezcla pero no intercambiable. La versatilidad de las ocho refinerías españolas, capaces de procesar toda clase de crudos —con más o menos azufre, por ejemplo—, es fundamental para posibilitar ese giro en la matriz importadora.
Caen las importaciones desde África, Oriente Medio y el resto de Europa
Las compras a África, en cambio, cayeron un 26%, con fuertes retrocesos en todos los países salvo Angola, desde donde —atención— se septuplicaron. Y las procedentes tanto de Oriente Medio como del resto de Europa y Eurasia se contrajeron un 14%, con las únicas excepciones de Noruega, Kazajistán y la ya citada de Azerbaiyán.
Entre enero y marzo de 2023, las importaciones españolas de crudo crecieron un magro 0,3% desde todos los orígenes. En los 12 últimos meses, sin embargo, suben algo más de un 7%. Un aumento que se explica tanto por la mayor demanda interna de gasolina y queroseno, como por las mayores exportaciones españolas de carburantes —sobre todo, de diésel— al resto de Europa tras el cerrojazo definitivo a Rusia.