La amabilidad de su gente es el ingrediente fundamental para el turista que llega a conocer sus históricos lugares, a recorrer las pintorescas de sus barrios más viejos, las playas de Bocagrande, La Boquilla y Pradomar y a disfrutar de los cómodos alojamientos que se ofrecen desde los más pequeños los tradicionales y los más modernos hoteles.
La importancia histórica de Cartagena está en sus murallas, los baluartes y el Castillo de San Felipe.
La carísima Cartagena
Toda esta belleza que hasta ahora pueden disfrutar como turistas los colombianos, tiende a desaparecer.
Si bien la gastronomía de la ciudad es de un gran nivel y en los restaurantes los empleados se desviven por ofrecer los mejores servicios y se lucen con su cortesía ante los clientes, también hay que decir lo siguiente.
Para que el turista colombiano vuelva a disfrutar de Cartagena, están pesando en contra los excesivos precios de las comidas en sus bellos restaurantes de la ciudad antigua:
Un vino como aperitivo vale hoy entre $36 mil y $67 mil la copa, según la marca. Un trago de aguardiente $19 mil.
Una «entrada» de carpaccio, por ejemplo cuesta $44 mil. Dos empanadas, nada especiales $23 mil
Un filete de pescado $69.000, una parrillada para dos personas $180.000 que se queda corta frente al abusivo precio de una porción de mariscos para dos personas por $279.000 para ser exactos, porque con las carnes pasa lo mismo: un bife de chorizo, (corte de carne argentino) $109.000 para una persona.
Los precios también son abusivos en otros servicios que al ritmo que lleva la devaluación en Colombia, Cartagena solo será atractiva en poco tiempo para turistas con ingresos en dólares o en euros.