‘En todas las guerras, hay una guerra de narrativas’: el debate editorial sobre las imágenes violentas

Periodistas internacionales reunidos en una colina en Sederot, Israel, cerca de la frontera con Gaza en octubre. Foto Tamir Kalifa para The New York Times

Por Michael M. Grynbaum y Katie Robertson

Fotografías horripilantes de niños palestinos muertos durante los ataques aéreos y de niños israelíes asesinados por terroristas. Imágenes manipuladas digitalmente que circulan por las redes sociales antes de que puedan ser verificadas. Acusaciones —luego rechazadas por varios medios de comunicación— de que los fotoperiodistas tenían conocimiento previo del ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre.

La crónica visual de la guerra entre Israel y Hamás se ha convertido en un alarmante caso de estudio de la era de la desinformación, donde las fotografías y la actividad del fotoperiodismo en sí son empleadas como armas por los dos bandos de un conflicto muy polémico. En las salas de redacción de Estados Unidos y Europa, la pregunta de cuáles imágenes publicar —y cuáles son demasiado crudas o confusas como para ser publicadas— pocas veces ha sido tan compleja.

“En todas las guerras, hay una guerra de narrativas”, dijo Jonathan Levy, editor ejecutivo de Sky News. “Hay que ser en verdad consciente, no solo del posible daño para el público cuando está expuesto a algunas de esas imágenes, sino también de cómo lo manejamos”.

En entrevistas, varios editores de diarios, canales de televisión y agencias informativas señalaron que en las últimas semanas habían dedicado un sinnúmero de horas a lo que muchas personas decían era, a fin de cuentas, una decisión compleja: elegir lo que su público veía y escuchaba acerca de la guerra. Entre los factores que consideran se encuentra qué tanto horror puede tolerar un lector o espectador y si una imagen cae en el sensacionalismo o trivializa la violencia. Las agencias de noticias también sienten una responsabilidad hacia las víctimas y sus familiares, quienes tal vez no sepan que su familiar ha muerto o está malherido.

“Queremos tener el panorama más realista de lo que está ocurriendo en el lugar; queremos mostrar las imágenes”, dijo Greg Headen, quien se encarga de la cobertura nacional e internacional de Fox News. “Pero en muchos casos, no podemos hacerlo. Algunas de las imágenes que hemos visto son tan horripilantes que ni siquiera se pueden describir en televisión”.

Headen dijo que algunas secuencias son tan traumáticas que, al transmitirlas, dejarían a los espectadores insensibilizados a las palabras que acompañan el video: “El resultado final sería que no escucharían ni una palabra de lo que dijera el reportero”.

A crowd of people help carry a stretcher with an injured person.
Escenas como esta han ocurrido de forma cotidiana desde el inicio de la guerra. Foto Yousef Masoud para The New York Times

La fotografía de guerra ha aportado algunas de las imágenes más indelebles de los conflictos mundiales, desde una bandera que se alza en Iwo Jima durante la Segunda Guerra Mundial hasta una niña vietnamita que va corriendo y gritando con quemaduras de napalm. Esas sensaciones tan intensas son la razón por la que las autoridades de Israel y Hamás, junto con sus partidarios, han utilizado las redes sociales y otros canales para hacer circular imágenes que tienen la intención de que el público se solidarice con su bando.

Al decidir si difunden esas imágenes, los medios de comunicación evalúan su valor noticioso mediante criterios editoriales similares a los que se aplicaron a los datos y a los reportajes escritos. Los editores podrían considerar las motivaciones de la fuente de la imagen y si esta contribuye a ofrecer un panorama equilibrado de los acontecimientos.

“Por lo general evitamos publicar imágenes que son distribuidas por algún tipo de agencia del Estado debido a que no podemos corroborar la integridad periodística de ese tipo de imágenes”, dijo Meaghan Looram, directora de fotografía de The New York Times. Siempre somos también muy conscientes de que cualquier Estado o gobierno en particular tiene una agenda para las imágenes que está distribuyendo”.

Las dificultades logísticas para la cobertura de este conflicto en especial también han planteado desafíos. Los periodistas internacionales tienen poco acceso a la Franja de Gaza y las agencias noticiosas se han apoyado mucho en los fotógrafos independientes locales que ya estaban en el lugar. Hamás controla Gaza y establece fuertes restricciones a lo que pueden cubrir los reporteros. El ejército israelí ha escoltado a algunos periodistas externos dentro de Gaza, pero solicita revisar cualquier fotografía o video antes de su publicación, lo que Levy denominó “una prohibición grave”. Algunas agencias noticiosas han aceptado esos términos con el fin de ofrecer un panorama de primera mano sobre la situación dentro de Gaza.

El lunes, 11 organizaciones importantes, entre ellas el Times, les escribieron a las autoridades israelíes y egipcias para solicitar formalmente que sus periodistas tuvieran un amplio acceso a Gaza.

Looram comentó que se había encontrado con un torrente de imágenes y videos publicados en redes sociales, pero que era poco probable que el Times publicara algo a menos de que procedieran de una fuente conocida y confiable.

Evgenia Simanovich corriendo a un refugio de concreto momentos después de una alerta de cohete el 7 de octubre. 
Evgenia Simanovich corriendo a un refugio de concreto momentos después de una alerta de cohete el 7 de octubre. Foto Tamir Kalifa para The New York Times

“Hay muchos actores que están tratando de propagar desinformación a través de imágenes, de manera que solo presentan una matriz complicada y estratificada que no es clara en absoluto”, afirmó. “Nuestros editores de fotografía y video, así como nuestros periodistas en el lugar están haciendo todo lo que pueden para representar de la manera más adecuada y precisa posible lo que sucede allá”.

Al igual que en cualquier guerra, la pregunta de qué hacer con las imágenes tan violentas ha generado un debate casi diario en las agencias de noticias. Rickey Rogers, el editor de fotografías de Reuters a nivel mundial, comentó que un grupo de tres editores principales deciden si una fotografía es respetuosa hacia las víctimas y si contribuye a que la población entienda el conflicto. Si las víctimas son niños, Reuters busca el consentimiento de los padres o tutores para usar la imagen. A veces es imposible obtener el permiso y tal vez la agencia decida publicar la imagen de cualquier manera si determina que esa fotografía es de un enorme interés para el público.

“Hay tantas fotografías que son muy fuertes visualmente, pero tan crudas, que las consideramos casi impublicables”, dijo Rogers. Nos dio el ejemplo de la fotografía de un niño, víctima de un ataque contra el hospital al-Shifa en Gaza, herido y con un colgajo de piel que le salía del brazo. Reuters decidió no publicar esa imagen, pero sí publicó otra fotografía del mismo niño que no mostraba esa lesión. Otras agencias, entre ellas la sección de Opinión del Times, han publicado versiones recortadas de ciertas fotografías y en algunas ocasiones ponen un enlace que los lleva a la imagen no censurada en caso de que algunos lectores deseen verla.

La decisión de una agencia de noticias de publicar una imagen especialmente impactante puede tener grandes consecuencias. La fotografía de 1972 de Kim Phuc Phan Thi, la niña vietnamita que gritaba, apareció en las portadas de muchos periódicos estadounidenses, entre ellos The New York Times, poco después de que la tomara Nick Ut, fotógrafo de The Associated Press.

Pero la ahora famosa fotografía estuvo a punto de ser descartada. Horst Faas, editor de la cobertura de Saigón de The Associated Press en aquel momento, fue la persona que tuvo que decidir si distribuir la imagen en el cable internacional de la agencia de noticias.

“La chica estaba obviamente desnuda, y una de las normas era que en AP no presentábamos fotos de desnudos, especialmente de chicas en edad de pubertad”, recordó más tarde Faas. Pero, impresionado por la fuerza de la foto, decidió saltarse esa norma y publicarla de todos modos. La imagen, titulada más tarde “El terror de la guerra”, ganó el Premio Pulitzer en 1973 de fotografía de reportaje.

Michael M. Grynbaum escribe sobre la intersección entre medios de comunicación, política y cultura. Es corresponsal de medios en el Times desde 2016. Más de Michael M. Grynbaum

Katie Robertson cubre la industria de los medios para el Times. Correo electrónico: [email protected] Más de Katie Robertson

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