Por Oscar Domínguez Giraldo
Este domingo es el dia del padre en Australia para que, por favor, feliciten a Juan Fernando. Les comparto la entrevista que le hice la víspera de su primera comunión hace apenas unos 35 años. Es el único entrevistado que terminó dormido al final de la charla. Nosotros felicitamos esta noche al caballero.
Me quedaría chiquito hasta la eternidad
- ¿Cuántos años tienes ahora?
- Nueve y cuarenta y cuatro.
- Nueva y cuarenta y cuatro qué…
- O sea, más de nueve años y medio.
- ¿Cómo te ha ido en la vida?
- Bien…
- ¿Por qué?
- Tengo todo lo que tengo.
- ¿Y qué es todo lo que tienes?
- Tengo todo lo que quiero.
- ¿Y qué es lo que querés?
- Pues todo lo que ustedes me dan.
- ¿Eres un niño feliz?
- Que sí qué… huy, hartísimo.
- ¿Qué es para ti la felicidad, Muñeco?
- Pues yo no sé porque… es que uno sabe cómo es, pero no lo sé explicar. Pero es un sentimiento muy bonito.
- ¿Y a qué debes ese sentimiento tan bonito?
- ¿Cómo?
- ¿Por qué crees que eres un niño feliz?
- Porque tengo unos papás muy buenos, una hermana que me comprende. Tengo todo lo que quiero.
- ¿Y en el colegio cómo vas?
- Eee, Eee, más o menos.
- ¿Por qué más o menos?
- Porque llevo una materia perdida.
- ¿Cuál?
- Español.
- ¿Te consideras un buen estudiante?
- Más o menos.
- ¿Qué es para ti ser buen estudiante?
- Pues hacer las tareas, estudiar para los exámenes. Pero es que uno no se tiene que poner a estudiar todos los días. Es crueldad. Los derechos de los niños los tengo en cívica. Bueno, no me sé los derechos de los niños, pero están en la cívica.
- ¿Entonces para ti los derechos “es” ver televisión a toda hora?
- Ene o… Ene o (No).
- ¿Entonces cuando me llamas a saludar por la tarde a la oficina esperas que te autorice a ver televisión?
- Ah, no…. Pero también de digo otras cosas. ¿O no?
- ¿Cómo cuáles?
- Que cómo te ha ido, que si vienes temprano. Todas esas cosas, qué noticias hay… Todo eso.
- ¿Qué noticias te interesan a ti?
- Deportivas y de… ¿cómo es que se llaman? Y de literatura.
- Ahora te leí la carta de la abuela. ¿Qué te manda a decir ella?
- Primero que todo, esa carta es muy bonita. Y me manda decir que si… bueno: una cosa que voy a decir yo es que si me sobra una sorpresa se la voy a dar a un niño pobre. O sea un niño pobre porque ellos también tienen derecho a un juguetito, ¿no? Y lo que me dijo mi abuelita es que los niños de la calle no tienen un papá, una hermana, una mamá que los tuviera en las horas de llorar, de reír, de enfermedad. De todo eso.
- ¿Por qué hay niños pobres, Juan?
- Porque no estudian y porque los papás los abandonan en la calle.
- Bueno, ¿y cómo te has preparado para la primera comunión?
- Bien.
- ¿Bien es qué?
- Pues muy bien.
- ¿Prepararse bien es cómo?
- Pues es ponerle cuidado a las clases, copiar todo lo que le dicen a uno, ponerle atención a lo que dice el padre. Las cosas más importantes. Mejor dicho: hay que ponerle cuidado a todo.
- Para ti, ¿qué significa hacer la primera comunión?
- La primera vez que uno recibe el cuerpo de Dios. Es un amor que uno no siente nunca. Ni siquiera en el casamiento. Porque en el casamiento uno sólo lo hace una vez y en cambio uno con la hostia, con la comunión, uno siempre recibe a Dios, de vez en cuando siempre lo recibe.
- Pero hay gente que se casa varias veces…
- Eso es muy malo.
- ¿Por qué?
- Porque uno con la primera persona que se casa es con la que está ligado para siempre.
- ¿Y por qué se casa la gente?
- Porque quiere a otras personas.
- ¿Tú solo te casarás una vez en la vida?
- Sí, señor. O tal vez no me case.
- ¿Por qué?
- Ah, yo no sé. Porque si no consigo… Cómo quiere…
- ¿Cómo la quieres tú?
- No, pues no importa que sea fea. Lo que importa es que sea comprensiva y amorosa.
- ¿Y qué es ser uno comprensivo, Juan?
- Pues que lo comprende a uno en los ratos de tristeza, de que no tiene la platica para mantenerlos en ese tiempo, no gritar a la esposa, no alcahuetear siempre a los niños pero tampoco regañarlos mucho. O sea que ya sé cuando grande qué es lo que tengo qué hacer.
- ¿ Es chévere ser uno niño?
- Ah, no. Si fuera posible yo me quedaría así. Chiquito.
- ¿Hasta cuándo?
- Pues hasta la eternidad…
- Entonces, ¿no te gustaría crecer como tu papá y tu mamá?
- Ene o, nó…
- ¿Por qué no?
- Porque no.
- – Tú hablabas ahora de la tristeza. ¿Te has sentido triste alguna vez?
- Sí. Pues yo no sé por qué a veces me siento triste y me pongo a llorar y no sé por qué.
- ¿Y cómo te sientes en ese momento?
- Uno se siente triste a veces por los niñitos que hay pasando ahí, que tienen hambre. En cambio uno es persona y tiene todo lo que quiere… Hasta los gamincitos… Porque los perros no trabajan. Se tienen que buscar las cosas entre los basureros. Los niñitos de la calle sí trabajan. Cuando pueden. Otras veces van caminando por la calle, sin hacer nada.
- ¿Hoy qué hubo en tu colegio?
- Noooo. Nada especial. Unos concursos, la marrana afeitada.
- ¿Cómo es la marrana afeitada?
- No sé porque en esos momentos me estaba confesando.
- También me decías que esta mañana perdiste plata en el colegio. ¿Cómo la perdiste?
- Ah, no… Pues que yo no me dí cuenta cuando me la quitaron en un concurso de moneda. Yo tenía sesenta pesos.
- ¿Y quién te los dio?
- Pues yo me los gané alquilando una cosa que tengo.
- ¿Qué cosa?
- ¿Te acuerdas una cosa que me regalaste de las naves espaciales? Las alquilé en el salón, pero viendo yo, para que no me las dañaran y me gané los sesenta pesos. Los alquilaba a 20 pesos.
- ¿O sea que tuviste tres clientes nada más?
- Porque es que no tuve la oportunidad. Porque lo demás fue los concursos. Yo me estaba confesando.
- ¿Te gusta mucho la plata?
- Pues cuando la necesite uno, porque la plata también da ambición y hace que las personas se maten unas a otras. El oro también.
- ¿Cómo fue lo de la confesión?
- Noooo, pues el padre nos confesó y nos dijo una penitencia y ya.
- ¿Cómo es el padre, cómo lo describes?
- Pues buena persona, le dice a uno todas las cosas con cariño, que uno comprenda qué es lo que tiene qué hacer.
- ¿Y qué es la confesión para ti?
- ¿La confesión? Pues es decir los pecados que uno tiene.
- ¿Y qué es un pecado para un niño como tú?
- Pues cosas malas que uno ha hecho…
- ¿Cómo cuáles?
- No obedecer a los papás, pegarle a la hermana.
- ¿Y eso fue lo que le dijiste al padre?
- Sí, y otras cosas más. Pero esas estaban incluidas.
- O sea que hay cosas que no se pueden decir, ¿no?
- Sí.
- ¿Ya tienes sueño?
- Sí.
- ¿Y tus familiares de Medellín?
- No vinieron.
- ¿Y eso?
- No podían. El carro estaba dañado.
- ¿Te habría gustado que vinieran?
- Claro.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué nosotros somos los que tenemos que ir a visitarlos?
- ¿Y cómo va a ser lo de tu primera comunión?
- No te lo puedo explicar porque tienes que ira allá.
- ¿Terminamos la entrevista?
- Sí…
Doctorado en antropología
(Juan Fernando nos escribió alguna vez desde Melbourne)
Un caluroso saludo para todos mis familiares, amigos y colegas.
Me alegra mucho poder informarles que finalmente, después de siete años en Australia, voy a obtener mi título de doctorado. La ceremonia tendrá lugar este sábado a las tres y media de la tarde (hora local). Luego de la ceremonia, Josephine (mi novia) y yo nos vamos a reunir con familiares de Josephine y con nuestros amigos para celebrar. Quiero que sepan que los tendré muy presentes a todos al momento de recibir el diploma. Por supuesto, cuando Josephine y yo vayamos a Colombia en diciembre tenemos que volver a celebrar. Así mismo, a su debido tiempo les enviaremos fotos de la ceremonia y la celebración.
Y ahora, un resumen de mi tesis para que tengan una idea de lo que he estado haciendo en las antípodas.
En mi tesis me dediqué a desarrollar una nueva disciplina que integra a la antropología y a la neurociencia. Esta nueva disciplina, que he denominado neuroantropología, se define como el estudio del efecto de la cultura sobre el cerebro humano y de los mecanismos cerebrales que posibilitan a la cultura en primera instancia.
La neuroantropología se fundamenta en el reconocimiento de que la experiencia subjetiva y el comportamiento humanos tienen una naturaleza que es al mismo tiempo neurológica y cultural. Cada pensamiento, cada sentimiento, cada sensación, cada comportamiento que experimentamos o ejecutamos están mediados por la actividad electroquímica de millones de neuronas distribuidas a lo largo y ancho del cerebro.
Al mismo tiempo, esos pensamientos, sentimientos, sensaciones y comportamientos son grandemente influenciados por nuestro contexto cultural. De esta forma, una explicación exhaustiva de la condición humana requiere que las dimensiones neurológica y cultural sean reconciliadas.
La neuroantropología tiene como meta reconciliar estas dimensiones. Además de definir a la neuroantropología, mi tesis presenta una demostración de carácter filosófico, antropológico y neurológico sobre la necesidad de integrar a la antropología y a la neurociencia. Finalmente, mi tesis desarrolla un marco metodológico para investigación en neuroantropología. Este marco metodológico esencialmente incluye la derivación de experimentos en neurociencia a partir de trabajo de campo etnográfico.
Y mejor dejo ahí la sinopsis de mi tesis para no aburrirlos.
Un abrazo para todos y espero verlos muy pronto.
Juan Fernando
- “Y ya para terminar por hoy”, un poema de Andrea a su hermano Juan, a quien en familia le decíamos Centella Bugalú:
CENTELLA BUGALÚ
Te daba vueltas con mi triciclo amarrado a tu caminador
Te daba vueltas hasta marear tu curiosidad
Mi misión era detener tus ímpetus
¡Que no desarmaras la casa en búsqueda de la verdad!
¿Cómo me lo has podido perdonar?
Centellita Bugalú, que pides leche en los bares
Hoy me cuelgo de ti
Para cruzar todas mis calles