Contraplano: Unas pequeñas historias del oficio

Hernando Santos y Guillermo Cano, los más caracterizados directores de El Tiempo y El Espectador. Foto Eje21

Por:  Orlando Cadavid Correa

El Canódromo. Todas las esposas de los Canos, dueños del diario El Espectador, heredaron la virtud de ser periodistas, de la misma manera como en las panaderías: todos los descendientes de la familia eran panaderos.  Este apunte salió de la pluma del periodista José Yepes Lema, que hizo parte del llamado “Canódromo” en los tiempos de don Luis Gabriel y don Guillermo Cano.

A la manera de Santos.  El ex presidente Eduardo Santos manejaba los aspectos de la política y los de su diario El Tiempo con diplomacia ladina, como aquello de no mencionar a las personas en su periódico para no engrandecerlas. (Esta revelación salió de la cosecha de Lorenzo Madrigal, más conocido como Héctor Osuna).

Señora Muerte. “Dígase lo que se dijere, no es tan fiera la muerte como la pintan. Yo agregaría, en su recuerdo y como despedida, los versos de León de Greiff: “Señora muerte que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa” (Poeta Argentino Leopoldo Marechal).

Así nació el Bristol. Charles Bristol, un médico especializado en problemas de la sangre, fue quien le dio vida hace 190 años cuando quiso compartir con sus pacientes sus recetas y datos curiosos.  Pero los empresarios Lanman y Kemp-Barclay compraron sus derechos y empezaron a promocionar sus productos: el Agua de Florida, el Tricófero de Barry y el jabón Reuter. Con los años se diversificaron, ampliando su portafolio hacia los jabones, como el de la suerte para el dinero, el de rosas, la esencia de pachulí y el sándalo, que hasta el día de hoy son vendidos con gran éxito en perfumerías y droguerías de Colombia, Estados Unidos, Centro y Sur América.

Chorros bautismales. “Segismundo Freud. Demostró que todos los adultos crueles que en el mundo han sido no son cosa distinta que niños no evolucionados.

Tales fueron los casos de Nerón, Calígula, Vitelio; los genocidas nazis encabezados por el satánico Hitler, y los generalísimos y malparidísimos Franco, Trujillo y Pinochet, casos que Freud denominó de parálisis infantil, la cual, por supuesto, no debe confundirse con la poliomielitis” (Alfredo Iriarte).

La apostilla: El mismo día que su esposa le puso cascabeles de alegría a su hogar con un parto múltiple, el feliz periodista hizo bautizar sin anestesia en la capilla del hospital a los cuatro recién nacidos: el varoncito recibió el nombre de E-mail, y sus tres hermanitas se llamaron Primicia, Separata, y Rotativa. 

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