Por Gabriel Ortíz
Desde las siniestras y trágicas violencias partidistas de mediados del siglo pasado y las que entronizó el narcotráfico a finales del 2.000 y en lo que va corrido de esta centuria, el país no estaba tan acosado por guerrillas, paras, criminales y pandillas -nacionales y extranjeras- que siembran el miedo en todo el territorio nacional.
Mafias de narcotraficantes y mineros ilegales, invierten ingentes cantidades de dinero para extorsionar, secuestrar, reclutar menores, cerrar vías, desplazar poblaciones y territorios. Al mismo tiempo entrenan indígenas y raizales para secuestrar y detener a nuestra fuerza pública.
Esta delincuencia sostiene sus propios ejércitos y bandas criminales que manejan y protegen cultivos, centros de producción y rutas de coca y minería ilegal. Montan lujosos bufetes de abogados que los defienden, gestionan casas por cárcel, impiden su extradición y conforman grupos ciudadanos, que por terror o estímulos, se pronuncian veladamente los ensalzan y enaltecen ante la opinión pública.
Esa parafernalia, los convierte en dueños de un país que no resiste más atropellos. La autoridad les teme, ninguna los enfrenta. Ni justicia, ni fiscalía, ni procuraduría, ni alcaldes, gobernadores, ministros y demás elegidos o nombrados, se arman de valor.
En Barranquilla ya nadie puede disfrutar de reuniones nocturnas o puentes. 5 fueron los últimos muertos y 14 los heridos durante el San José, por dos bandas de microtraficantes que manejan esa capital. Ciertos jueces liberan a quienes capturan las autoridades, “porque las cárceles están llenas”. No es lógico culpar a la rama judicial, que tiene independencia, porque así empiezan las dictaduras. Urge sí, una reingeniería que la purifique, para que Barbosa, mal informado, o con aspiraciones políticas, le enrostre todo lo malo, sin respetar la independencia de este poder.
A los acuerdos de La Habana, se les ha negado la implementación, que hoy los convertiría en valioso instrumento para la paz total de Petro.
La ofensiva de nuestras Fuerzas Militares contra el Clan del Golfo, puede poner freno al terror que nos rodea.
Los 8 mil y más hombres, con su moral muy en alto, ya están en los predios de estos terroristas, para derrotarlos, desterrarlos y e impregnarles el rudo golpe que los aniquile, los ponga en prisión, o los sujete a unas negociaciones sin tregua ni burla.
Ante el incremento del terror, 17 gobernadores han lanzado un movimiento denominado “libertad y orden”, cuyo objetivo es buscar la paz, desterrar el odio, el terrorismo y la polarización. Grupos de extrema derecha quisieron usurparlo y convertirlo en amenaza para el gobierno.
Es posible que algo se logre, si otros segmentos y corrientes de nuestra población le dan su apoyo, y si los que inicialmente trataron de infiltrarlo, no traten de usarlo políticamente para su beneficio.
¡Terror, crimen, odio y miedo deben ser desterrados de nuestra Patria!
BLANCO: Los hinchas del Deportivo Cali, esperamos que sea real el anuncio de que los empresarios Gilinski, compren el amado equipo.
NEGRO: Viva, parece haberse salido con las suyas. Con Avianca han conformado un monopolio. Y nadie sabe si devolverán los pasajes.