Por Gabriel Ortiz
Definitivamente la paz total, hizo tránsito a guerra total, en un país cuyo gobierno desconoce los mínimos derechos que tiene una población para sobrevivir y disfrutar de libertad, honra, libre movilización y básicas comodidades.
La paz que logró el Nobel Juan Manuel Santos, fue desconocida por los dos gobiernos que lo sucedieron. Este último quiso abarcar todo el conflicto que mantiene a Colombia en vilo y a sus habitantes al borde de la crisis total. El gobernante y sus oscuros asesores, poco o nada saben de paz, ya que su origen salió de la guerra y su acción política ha estado en medio de las controversias, los insultos, odios y oscuros debates que irritan.
Infortunadamente, no le alcanzó la piola, como dicen los cometeros, cuando creyó tener a los violentos en su redil. Hablaron de acuerdos, ceses al fuego, pausas, que nunca se han cumplido. Quizás le faltó preparación, fuerza y confianza para alcanzar los logros de Santos y sus asesores.
El país se llenó de guerrillas y grupos subversivos que solo buscan enriquecimiento con el producto de las exportaciones de droga que cada vez producimos con mayor ímpetu y con lo que reciben como vigilantes de los cultivos cocaleros. Estos grupos imponen su voluntad subyugando a una población a la que dicen defender.
Este gobierno, o tolera, o teme afrontar la realidad de lo que ocurre con regiones como Catatumbo o Guaviare, de donde salen desplazados millares de compatriotas. Allí operan disidencias de Farc y ELN, a su manera, y portan listas que señalan las casas de los líderes y firmantes de paz, que deben morir fusilados. Estos grupos mantienen más de mil hombres amparados por el gobierno Maduro en territorio venezolano, cuyo objetivo consiste en mantener los “corredores” para el paso de la droga, de narcos que operan en el Catatumbo, y entregarla al “Cartel de los Soles”, que la saca por el territorio vecino hacia el mundo.
Y mientras siguen los desplazamientos, asesinatos, masacres, reclutamiento de niños y la gobernanza de los facinerosos, no aparece la anunciada conmoción interior, ni la inconstitucional emergencia económica, con la que Petro quiere fustigar al Congreso, que no le aprobó la reforma tributaria.
Poco o nada parece importarle lo que sucede, a un gobierno que ha limitado y debilitado a la fuerza pública. Con toda tranquilidad el Jefe se fue para Haití, sin que se sepa “a qué diablos”, mientras torrentes de sangre caen por aquí y por acá. Mucho se reconoció y alabó el envío de un avión con ayuda humanitaria para Cuba, pero pocos entienden las razones por las cuales el Estado no se ha hecho presente y con apoyos a Guaviare y Catatumbo… “candil de plaza oscuridad de casa”. Por fortuna, la ciudadanía ha abierto puntos de recepción de ayuda para ellos. Esa es la solidaridad colombiana.
BLANCO: La decisión de la Corte Constitucional que obliga a Min Jaramillo a girar “inmediatamente” los dineros de la salud, que tiene a millones de colombianos sin atención, ni medicamentos. ¿Qué están Petro y él haciendo con ese dinero? Si no cumple irá a la cárcel.
NEGRO: En economía también vamos hacia abajo. Solo crecimos en 0.36% a noviembre, la cifra más baja desde junio de 2023. Las exportaciones de textiles también cayeron 7.3%.
Dejar una contestacion