Graves peligros por corrupción climática en el mundo

Contaminación y corrupción se ayudan mutuamente. Foto Centro para el futuro de las ciudades

Los riesgos de la crisis climática mundial nunca han sido tan altos, pero los avances siguen obstaculizados por importantes barreras. Las alarmantes noticias de esta semana de las Naciones Unidas ponen de relieve la preocupante demora en la actualización de los compromisos climáticos, ya que casi el 95 por ciento de los países no cumplió con el plazo para presentar sus contribuciones determinadas a nivel nacional actualizadas. Estos planes climáticos representan los esfuerzos de cada país por reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los impactos del cambio climático.

Son esenciales para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Dado que los principales emisores, como China, India y Canadá, no han presentado sus contribuciones y solo 13 de los 195 signatarios del Acuerdo de París cumplen con sus obligaciones, nos preguntamos: ¿dónde está la voluntad política para actuar?

Uno de los principales desafíos que socava la acción climática oportuna y eficaz es el problema más amplio de que los líderes no rinden cuentas y no actúan en el mejor interés del público. Lo hemos puesto de relieve a principios de semana cuando lanzamos el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2024, la clasificación de Transparencia Internacional de 180 países según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público.

Nuestra investigación revela los graves peligros de la corrupción climática, que a menudo se produce cuando las industrias contaminantes influyen indebidamente en los responsables de la toma de decisiones para bloquear el progreso hacia la sostenibilidad. En todo el mundo, la corrupción también está provocando una mala asignación de los fondos climáticos, daños ambientales e impunidad en los ataques a los activistas climáticos. Dos tercios de los países tienen una puntuación inferior a 50 sobre 100 en el IPC, lo que plantea enormes señales de alerta sobre su capacidad para detener estas violaciones.

En Sudáfrica (puntuación IPC: 41), por ejemplo, cada mes se roban alrededor de mil millones de rands (más de 56 millones de dólares) a Eskom, la empresa energética estatal, según su exdirector ejecutivo.

La corrupción socava los esfuerzos de adaptación y mitigación del cambio climático, retrasando la transición a la energía renovable y obstaculizando el acceso a recursos vitales para miles de millones de personas. Estamos viendo tendencias preocupantes en las que los gobiernos priorizan los intereses de los combustibles fósiles por sobre la acción climática urgente, desde leyes contra las protestas en Europa hasta la revocación por parte de Estados Unidos de una decisión de detener el oleoducto Dakota Access, permitiendo finalmente su finalización tras años de litigios, y beneficiando a los intereses corporativos por sobre la protección del clima.

En diferentes regiones, la corrupción daña el medio ambiente de diversas maneras, desde arruinar las iniciativas climáticas hasta violar los ecosistemas. En Rusia (22), una auditoría encontró fuertes indicios de que se malversaron millones de dólares de un proyecto financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Según se informa, el proyecto no cumplió ninguno de sus objetivos de reducción de emisiones. De manera similar, en Vietnam (40), la corrupción sistémica que implica sobornos a funcionarios facilitó el contrabando ilegal de madera, lo que contribuyó a la deforestación y la destrucción del medio ambiente.

La corrupción también obstaculiza las políticas destinadas a resolver la crisis climática. Incluso en países con puntuaciones relativamente altas, como Alemania (75) y Francia (67), la influencia corporativa sigue retrasando e incluso desmantelando políticas climáticas críticas. Si bien ambos países han fortalecido la transparencia del cabildeo en los últimos años, deben cerrarse otras lagunas para evitar que los intereses privados influyan indebidamente en la agenda climática.

Colonia, Alemania – Mil activistas climáticos se reunieron frente a la estación Deutz para protestar y marchar por una mejor política climática antes de las elecciones europeas, el 31 de mayo de 2024. Foto: Ying Tang/AFP


Sin embargo, en otros países, como Seychelles (72), se han logrado avances notables contra la corrupción, lo que pone de relieve que una gobernanza sólida puede crear una base para la resiliencia climática: este país vulnerable al clima está ahora en una posición significativamente más fuerte para adaptarse a los efectos del cambio climático.

Dinamarca (90), el país con la clasificación más alta en el IPC, está bien preparada para abordar el cambio climático: 95 de los 98 municipios cuentan con planes de acción climática alineados con el Acuerdo de París. Sin embargo, su política climática aún es vulnerable a la influencia de los grupos de presión y a la falta de transparencia en los procesos de toma de decisiones.

Si ponemos la integridad en el centro de las políticas y la gobernanza climáticas, podemos intensificar la lucha contra el calentamiento global, salvaguardar la financiación y los recursos climáticos, apoyar a las comunidades vulnerables y reconstruir la confianza en las iniciativas climáticas. Los gobiernos también deben proteger a los activistas ambientales y a los denunciantes, y garantizar que los ciudadanos tengan una voz central en la formulación de iniciativas climáticas.

Un mundo sostenible puede parecer lejano, pero podemos acelerar el progreso si todos luchamos de frente contra la corrupción.

Sobre Revista Corrientes 5056 artículos
Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: [email protected]

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*