

Daniel Coronell
No es la única vez que Juan Carlos Sierra, alias el Tuso, ha participado en un montaje para favorecer a Álvaro Uribe. El Tuso confesó que estuvo detrás de una carta para acusar falsamente y desprestigiar al principal investigador de la parapolítica, Iván Velásquez. En el segundo gobierno de Uribe, la Corte Suprema de Justicia abrió una investigación sobre las relaciones entre congresistas y paramilitares. Uno de los investigados –y posteriormente condenado– fue Mario Uribe Escobar, primo del entonces presidente, y por muchos años el segundo al mando de su movimiento político.
La carta, hecha en computador y firmada con nombre y huella por el paramilitar José Orlando Moncada Zapata, alias Tasmania, quien en ese momento estaba preso en la cárcel de Itagüí, apareció mágicamente en el despacho del presidente. No tenía número de radicación. Nadie registró su entrada a la Casa de Nariño. Simplemente fue exhibida, como ustedes pueden verla, como si hubiera caído del cielo al escritorio presidencial.

El papel aseguraba que el entonces magistrado auxiliar de la Corte Suprema Iván Velásquez, junto con otros funcionarios judiciales, le ofreció beneficios a Tasmania, a cambio de decir que Álvaro Uribe estuvo implicado en el plan para matar a un paramilitar.
El mandatario declaró que ante la gravedad de la afirmación no se conformó con la carta, sino que buscó que Tasmania se ratificara. Cuando un reportero acucioso pregunto por qué la carta no tenía sellos de entrada a Palacio, no hubo respuesta.
Un tiempo después, José Orlando Moncada Zapata, el firmante del misterioso documento, me dijo: “Yo lo que le puedo decir sobre esa carta fue que yo, en ningún momento. hice la carta como lo han dicho diferentes medios o como lo dijo el señor Sergio González. Yo en ningún momento redacté esa carta, porque, además, no sé cómo se redacta una carta. Solamente lo que hice fue firmar un documento que él trajo en esos días. Más tarde me di cuenta que era una carta que se la iba a mandar al presidente Uribe”.
Sergio González es un abogado allegado al Tuso Sierra y a Mario Uribe.
Y aquí viene lo mejor. En una declaración, bajo juramento, el Tuso confesó que había estado detrás del complot para desacreditar al magistrado investigador. En el tono arrogante que lo caracteriza dijo: “Quiero contar la novela de la carta, cómo llegó, que salió el presidente a decir que por medio de un abogado, que yo no sé qué, que me la entregaron ¡Miente! La carta la mandé yo, por medio de Sergio González Mejía”.
En otra deposición –pocas veces el término ha estado mejor usado– el Tuso Sierra, el mismo que hoy defiende tan ardorosamente a Álvaro Uribe, relató que hasta la cárcel de Itagüí llegó un mensaje del beneficiario del montaje: “El presidente manda la siguiente razón. A mí no me puede llegar una carta así, al sol de los tamarindos. Por una vía así tan folclórica. Esta carta la tienen que radicar en Presidencia. Entonces hay otra carta copia, que es la que se radica en Presidencia”.
En el plan de elaboración, transporte y difusión de la carta, tan conveniente para desprestigiar el proceso judicial de ese momento del que decían, como ahora, que era una persecución política, participaron poderosos personajes, de acuerdo con la versión del Tuso: “entonces ahí aparecen José Obdulio Gaviria, Santiago Uribe Vélez, Edmundo del Castillo, Bernardo Moreno, Mario Uribe y el presidente Álvaro Uribe. María del Pilar Hurtado, Martha Inés Leal. Ellos hacen una carta, la famosa carta que lee el presidente”.
Semejante favor no fue gratis. El Tuso admitió que, a cambio del montaje, pidieron beneficios para alias Macaco, que estaba recluido en un barco de la Armada; para alias don Berna, que temperaba en una helada penitenciaría de máxima seguridad; y para el propio Tasmania: “A Macaco bájenlo de la fragata, a don Berna sáquenlo de Cómbita y a Tasmania pásenlo para el patio de Justicia y Paz. Cuando mandamos la carta, nos mandaron la respuesta diciendo que no había ningún problema”.
Tasmania me contó que cuando lo cambiaron de patio, le dijeron que la orden venía de arriba: “Pues a mí cuando me sacan del patio número 2 de Itagüí me pasan para el patio de Justicia y Paz. A mí me llegan con una orden presidencial. Es orden presidencial y digo “yo no he pedido ningún traslado”. “Vea, tengo una orden presidencial”, me lo dice un teniente. En ese momento estaba el teniente Franco”.
A Moncada Zapata le quitaron los privilegios tan pronto declaró que no era cierto lo que afirmaba el escrito: “Esa comodidad duró hasta que yo decidí contar la verdad con respecto al montaje de la carta”.
Por el montaje, fue condenado a cinco años de cárcel el abogado Sergio González, el abogánster de la época. A Uribe, nadie lo tocó.
El Tuso siguió en lo suyo. La semana pasada fue declarante a favor de Uribe en el juicio al expresidente por fraude procesal, soborno y soborno de testigos. Su declaración llenó de orgullo al acusado, que no ha parado de mostrarla como la mejor prueba de su inocencia.
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