QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA
por Efraim Osorio López
Mal empleado, digo, porque ‘juramentar’ no es ‘prestar juramento’, sino “tomar juramento a alguien”.
Escena, espeluznante a más no poder, en alguna calle de la capital. Dos o tres maleantes rodean a un indefenso transeúnte, lo amenazan con armas blancas o de fuego y le gritan: “¡Bájese de lo que tenga!”. Y una nota de LA PATRIA informa: “El conocido juego de la bolita (…), pues no es más que un engaño para bajar del dinero a los incautos…” (@lapatria.com, 9/1/2025). ¿Es castiza la expresión verbal ‘bajar de’ con el significado de ‘robar’? Es, por lo menos, un colombianismo, del que anota el Diccionario de colombianismos del Instituto Caro y Cuervo (2018) lo siguiente: “Bajar. Inf. Robar a alguien aprovechándose de su ingenuidad o descuido (…). 2. Delinc. Quitarle la vida a alguien. 3. Entregar o dar dinero. ‘Me tuve que bajar de un millón de pesos para arreglar el carro’. 4. Caribe. Alojarse en un lugar”. Nota: este último es el único sentido que el Lexicón de colombianismo de Alario di Filippo (1964) le asigna a ‘bajarse’: “Alojarse, hospedase, parar. También en Argentina”. ***
No creo equivocarme si afirmo que el mal empleo de la locución verbal impersonal ‘tratarse de’ (‘ser algo el objeto de lo que se habla o se discute’) se está convirtiendo en plaga, pues cada día son más los escritores que así la emplean, muchos de ellos de reconocido bagaje intelectual o que deberían tenerlo. Es el caso de la columnista de El Tiempo Juliana Mejía Peláez, que tituló su artículo de la siguiente manera: “¿De qué se trata la vida?” (8/1/2025). Y en el texto, así: “La vida también se trata de hacer”. Pero en esto, la ‘tapa del congolo’ nos la proporcionó el columnista del mismo diario Ricardo Silva Romero con la siguiente perla: “De eso se tratan estos días” (3/1/2025), construcción que no resiste ningún análisis (como si los días se ‘trataran’ entre sí de alguna manera). La locución ‘tratarse de’ es impersonal, es decir, que no tiene sujeto, y se emplea siempre en singular. Las frases de la columnista Mejía Peláez debieron ser redactadas así: “¿Qué es la vida?”, “La vida también es hacer” o “La vida consiste también en hacer”. Y la del escritor Silva Romero, de este modo: “En eso consisten estos días” o “eso son estos días”. En buen castellano, ¡cómo no! ***
La farsa montada por el chavismo el 10 de enero de 2025 en Venezuela ‘desempolvó’ el verbo ‘juramentar’, mal empleado por algunos de los cronistas que narraron el hecho. Un redactor de la agencia noticiosa Efe, por ejemplo, dice: “El líder del régimen venezolano juramenta nuevamente como presidente del vecino país” (LA PATRIA, Mundo, 11/1/2025). Y el editorialista del mismo periódico escribió: “El uso de la fuerza y haber puesto a funcionar la maquinaria (…) fueron suficientes para que este (…) juramentara ante la Asamblea Nacional Constituyente…” (12/1/2025). Mal empleado, digo, porque ‘juramentar’ no es ‘prestar juramento’, sino “tomar juramento a alguien”, por lo cual la redacción de la noticia debió hacerse así: “La Asamblea Nacional Constituyente juramentó a Nicolás Maduro como…” o “Nicolás Maduro prestó juramento ante la Asamblea…”. La precisión conceptual en el uso de los términos es necesaria para su comprensión. El verbo ‘juramentar’ puede ser también pronominal, ‘juramentarse’, que se usa más cuando lo hace un grupo de personas para comprometerse por medio de juramento a lograr determinado fin. Sinónimos, ‘conjurar, conspirar’. ***
Titular ambiguo de LA PATRIA: “Perro le causa una fractura a mordiscos” (Primera página, 13/1/2025). ‘Ambiguo’, porque la falta del complemento directo convierte la locución adverbial ‘a mordiscos’ en uno.
DESCACHADAS IDIOMÁTICAS
Por Jairo Cala Otero / Lingüista y corrector de textos
1.- «Prestamista herido a bala en Cúcuta no tenía amenazas». No es requisito sine qua non que los bandidos amenacen primero y ataquen después. En esta frase de una noticia del diario cucuteño La Opinión esa «tesis» salta a la vista con la advertencia «no tenía amenazas». Otros redactores usan similares giros lingüísticos, pero en todo caso sobra tal anotación; los antisociales se rigen por sus propios «códigos de mala conducta», no por las reglas de recto comportamiento. Corrección: «Prestamista fue herido a bala por antisociales, en Cúcuta».
2.- «Además, se encontró manchas de sangre en la habitación de Marleny Hernández…». Bueno fuese que también los redactores de noticias encontraran conocimientos básicos de gramática española, así podrían escribir bien las concordancias de número gramatical. En esta expresión de un cable noticioso de la agencia Colprensa se escribió «se encontró manchas de sangre», con lo cual se quebrantó la norma gramatical. Era: «Además, se encontraron manchas de sangre en la habitación de Marleny Hernández…».
3.- «Ataque de fleteros en Floridablanca: roban $5 millones y dejan un herido». La contumacia de los neoperiodistas es radical. No leen ni aprenden las normas idiomáticas, no atienden orientaciones y no corrigen los errores revelados. En este título del diario Vanguardia persiste el adjetivo ‘fleteros’ aplicado a los bandidos que arrebatan dinero a personas que han hecho retiros cuantiosos en los bancos. En lugar de bandidos, asaltantes, rufianes, malhechores, atracadores, delincuentes y otros adjetivos similares, que son los correctos, les dicen transportadores; ese es el significado lingüístico del vocablo fletero, que tanto refriegan los nuevos redactores de noticias. El título de Vanguardia era: «Ataque de atracadores en Floridablanca: roban $5 millones y dejan un herido». Otro: «Atracadores robaron $5 millones e hirieron a una persona en Floridablanca».
4.- «Por la noche, un taxi al que me subí me insultó cuando supo que era periodista». La revelación la hizo la reconocida periodista María Jimena Duzán, en la revista Semana. Preocupa bastante que a la comunicadora le hablen los taxis. ¿Ameritaría, quizás, un examen psiquiátrico para determinar si anda bien del cerebro? Lo normal es que a uno le hablen los taxistas, pero si lo hacen los carros, es un trastorno mental o un fenómeno paranormal. Corrección: «Por la noche, un taxista que me transportó me insultó cuando supo que yo soy periodista».
5.- «¿Alguien más sufre de ansiedad o trastornos de pánico y los vive en solitario porque cree que será juzgado?».Frase de Catalina Gallo, periodista que escribe en un blog de El Tiempo, llamado ‘Con los anteojos bien puestos’. En su entrada informa que tiene más de 20 años de experiencia como reportera y editora. Con esos atributos no debería tener errores al escribir; al menos, no tan elementales, como el giro «vive en solitario». No es tan difícil escribir vive solo; osimplemente, vive solitario (sin la preposición ‘en’). Para escribir, ciertamente se necesita tener los anteojos bien puestos y la mente conectada con el computador.
6.- «Al hablar sobre su vida fuera de la televisión, el boyacense confesó que no se ha mantenido inactivo, participandoen varios proyectos que exploran el mundo digital». En una nota sobre farándula en la página Kienyke, se referían a Guillermo Prieto, conocido como ‘Pirry’. El gerundio está tan desubicado como el criterio político de cierto ex guerrillero colombiano. Si se escribe en afirmativo, mejor: «Al hablar sobre su vida fuera de la televisión, el boyacense confesó que se ha mantenido activo, pues participa en varios proyectos que exploran el mundo digital».
7.- «Dios tiene nombre de mujer. Se llama lluvia». De Aura Lucía Mera en un artículo de opinión en el periódico El Espectador. Que se sepa, hasta hoy a ninguna mujer han bautizado con el nombre de «lluvia». Imaginémonos la novedad: «Señora Lluvia de Aguacero»; o «Yo soy la señorita Lluvia Larrota». Quizás lo que intentó decir Aura Lucía, sin lograrlo, fue: «Dios tiene nombre femenino. Se llama lluvia». Femenino es el género gramatical de la palabra lluvia (sustantivo).
8.- «El presidente (…) en compañía del fiscal (…) anunció la captura de cinco integrantes del Frente José María Becerra del Eln señalados de perpetrar el ataque a un camión que transportaba uniformados adscritos al Escuadrón Móvil Antidisturbios (…)». Las siglas se escriben en mayúsculas enteras, aunque se trate de grupos criminales (ELN); la ortografía no hace disquisiciones sobre esa materia. Además, pareciera que se le borró la coma al teclado del computador del redactor de esta oración, en el periódico El Espectador. La hipótesis, sin embargo, es improbable; lo que pudo haber pasado es que tal persona no sabe usar ese signo de puntuación, tan esencial para darle el sentido real que las oraciones gramaticales tienen. Así: «El presidente (…), en compañía del fiscal (…), anunció la captura de cinco integrantes del Frente José María Becerra del ELN, señalados de perpetrar el ataque a un camión que transportaba uniformados adscritos al Escuadrón Móvil Antidisturbios (…)».
9.- «Fernando Monsalve Romero, de 53 años, fue acompañado por decenas de personas que manifestaron su cariño e indignación por lo ocurrido». La noticia del diario Vanguardia en que aparecía esta expresión hablaba de la muerte de Monsalve, ocurrida durante un asalto a mano armada. Lo extraño de la redacción de esta oración es que dice que los acompañantes del féretro expresaron «su cariño e indignación por lo ocurrido». ¿En serio? Al tiempo que estaban indignados por la muerte de su amigo, ¿también expresaron cariño porque lo mataron? Esas chambonadas resultan del afán de decirlo todo en una sola oración y de no usar la puntuación correcta. Corrección: «Fernando Monsalve Romero, de 53 años, fue acompañado por decenas de personas que le manifestaron su cariño; al mismo tiempo, expresaron su indignación por lo ocurrido».
10.- «Sánchez aspira a coronar sus aspiraciones, tirando redes en el partido liberal y en Opción Ciudadana». De una nota política en el diario El Frente (Bucaramanga). El exparlamentario Rafael Serrano Prada, su autor, no encontró en el teclado de su computador las mayúsculas iniciales para el Partido Liberal, pero, curiosamente, sí las halló para Opción Ciudadana, movimiento del llamado «Tuerto Gil», condenado a prisión por parapolítica. Los nombres de los partidos políticos deben escribirse en inicial mayúscula, según lo indica la norma ortográfica: Partido Liberal, Partido Conservador, Partido de la U, etcétera. En ortografía no tienen cabida los sectarismos políticos.
11.- «A 2 años de la desaparición de Leidy Restrepo en Santa Elena, su hija revela detalles del caso». De una noticia en el diario El Colombiano, firmada por Isabel Cristina Zapata Palacio. Según esta composición, hacen falta dos años para que desaparezca Leidy Restrepo; así se configuraría una especie de apología de ese delito. ¿La redactora es vidente para saber tal suceso? No, simplemente redacta mal. Corrección: «Dos años después de la desaparición de Leidy Restrepo en Santa Elena, su hija revela detalles del caso».
12.- «Desde entonces nunca ha dado una explicación al país sobre sus repentinas y ya legendarias desapariciones. ¿Qué es lo que realmente sucede con el mandatario? ¿Por qué se pierde y deja plantadas a todo tipo de comunidades y dirigentes sin explicación alguna?». Una leyenda es algo mítico, ficticio; de ese vocablo se deriva el adjetivo legendario, que usó un editorialista en el diario El Colombiano. Las «desapariciones» de Petro, como las llamó el editorialista, no son legendarias, son reales; reales y descorteses, por supuesto, frente a quienes lo esperan en las ceremonias a las que es invitado. El giro pudo haber sido: frecuentes escapadas, o repetitivas inasistencias, o bochornosos incumplimientos.
13.- «Un hombre pasó el Año Nuevo atrapado en un cementerio en Rionegro y lo rescataron los bomberos». Este título del diario El Colombiano contiene una exageración y, al mismo tiempo, una imprecisión. El hombre no pasó en un cementerio el Año Nuevo, sino el fin del año 2024; pasar el nuevo año significaría vivir 365 días en el camposanto. Segundo, el Año Nuevo (2025) recién acaba de comenzar, no ha pasado. La segunda oración es independiente de la primera, no lleva conjunción ye (y). Corrección: «Un hombre pasó el fin del año atrapado en un cementerio en Rionegro; lo rescataron los bomberos».
14.- «Desmantelan red que defraudó al Sistema de Seguridad Social por más de 5.000 millones». Cinco mil millones de qué: cocos, mamoncillos, peras… ¿Qué? Para despejar la duda que sembró quien redactó este título en la revista Alternativa es necesario acudir al signo pesos ($), que por «encanto» se omitió: «Desmantelan red que defraudó al Sistema de Seguridad Social por más de $5000 millones». Además, sobra el punto entre el número cinco y los ceros; hace más de diez años que la regla cambió: se usa espacio, no punto, cuando se trata de tres dígitos; en cuatro dígitos que definen una cantidad no se usa espacio.
Dejar una contestacion